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El bar Zumeltzegi, sito en el 15 de la calle Fermín Calbetón, reabrió ayer sus puertas tras más de cinco meses de obras por el ... incendio acaecido en su cocina, que afectó a todo el edificio de viviendas. Ya solo faltan por volver a sus domicilios dos familias afectadas por el fuego, algo que harán en las próximas semanas. Un susto tremendo que ha obligado a blindar el bar y el edificio de cara al futuro. El propietario del establecimiento, Fernando Gorostidi, coge aire tras unos meses en los que solo veía problemas y en los que reconoce haberse sentido «muy solo».
Eran poco antes de las 13 horas del pasado 19 de febrero. La cocina funcionaba a pleno rendimiento cuando una freidora cogió fuego. El incendio se propagó por el conducto de salida de humos, que se desprendió de una de las paredes del patio y terminó afectando a la tubería del gas de la casa, lo que terminó afectando a las cocinas de los pisos tercero y cuarto. La situación en esta zona d ela Parte Vieja donostiarra se complicó tanto que «los bomberos tardaron 6 horas en extinguirlo». Además de a esas dos últimas plantas, el incendio se propagó por la primera donde el bar tiene una oficina.
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Gorostidi explica que el proceso que ha vivido desde el incendio «ha sido duro. Lo primero es el golpe que te da, los problemas complejos que se te vienen encima: Vecinos, trabajadores, seguros... Han sido muchas noches sin dormir, de sentir impotencia, y podía haber sido más grave». Hostelero y vecinos contrataron a un arquitecto para la rehabilitación y luego «la contrata de la obra lo ha organizado todo». «La prioridad era meter a los vecinos en sus casas cuanto antes, pero dos aún están para entrar, lo harán en las próximas semanas», afirma Gorostidi.
El Diario Vasco lo constata con los inquilinos del 4º derecha, que ya tienen rehabilitada la vivienda y solo les falta que funcione el gas y trasladar los muebles que tienen guardados en Usurbil. «Estamos de alquiler en la calle San Bartolomé hasta el 1 de septiembre porque nos dijeron que serían 6 meses de obra. El plazo se va a cumplir y sabemos que antes de esa fecha estaremos en nuestra casa». La mujer de este vecino dice con humor que preferirían «tener una floristería debajo de casa que un bar», pero reconoce que se llevan bien con el hostelero y valoran cómo se ha comportado. «El día del incendio vaciaron tres extintores para intentar apagarlo y cuando vieron que no podían, un empleado subió piso por piso para desalojar a todos los vecinos». Observan ahora el patio y lo comparan con antes del incendio y no tiene nada que ver. «Antes había solo un conducto y ahora cuatro de gran tamaño» en cumplimiento de las normativas de seguridad.
Hoy tras el falso techo del bar hay «un techo ignífugo», los pilares del bar tienen tres capas resistentes al fuego, los tubos de evacuación de humos son de 60 centímetros de diámetro y de doble capa, el revestimiento del patio es de pladur ignífugo, el establecimiento ha renovado todos los electrodomésticos de su cocina y se ha dotado de una «campana extractora autoextinguible» que ayuda a sofocar un eventual fuego. «Estaba claro que en la reparación de los daños no podíamos ir a medias y hemos trabajado para que lo ocurrido no vuelva a pasar», indica Gorostidi.
Mientras se dan los últimos toques de pintura al portal, el bar Zumeltzegi abrió este martes sus puertas. Gorostidi tenía miedo de que algunos trabajadores se le fueran con el ERE, pero se han mantenido todos salvo dos que estaban a media jornada y que han buscado nuevos trabajos. «El núcleo duro se mantiene. Tenemos 15 empleados y 3 más que cogemos para el verano».
El propietario del negocio explica que además de apuntarse a los cursos de formación que los bomberos están dando a los hosteleros de la Parte Vieja se han puesto en contacto con «la empresa de prevención de riesgos laborales para que nos marquen las pautas de lo que tenemos que hacer». Fernando Gorostidi explica, con evidentes síntomas de agotamiento, que se ha sentido «muy solo» en el complejo proceso de rehabilitación del bar y del edificio, pero cree que la reapertura llega en un buen momento, en pleno verano y con la Fermín Calbetón llena de gente. El Zumeltzegi ha cambiado por completo todo lo que no se ve para seguir ofreciendo «la misma oferta gastronómica que antes, comida tradicional para nuestra clientela de San Sebastián, de Gipuzkoa y los visitantes que estén de turismo por la ciudad».
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