![El barrio de Aranzazu es centenario](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202010/18/media/cortadas/aranzazu-k0KF-U120491746395H9H-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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Se les llamó casas baratas pero hoy son un lujo, con su pequeño huerto o jardín individual, aparcamiento en la puerta y peculiar arquitectura. Se trata de las casas que constituyen el conocido como barrio de Nuestra Señora de Aranzazu, en el Antiguo, ubicado entre ... la calle Escolta Real y el paseo de los Mikeletes. El pasado mes de septiembre cumplieron cien años de historia, un recorrido que se inició con la inauguración por parte del rey Alfonso XIII y las reinas Victoria y María Cristina. Los vecinos de la zona lo celebraron el pasado 19 de septiembre con una diana y alarde de txistularis, en el que no faltó el himno a la virgen de Aranzazu, que da nombre al barrio.
En una nota que dieron a conocer en el barrio, los vecinos recordaban que en el mes de septiembre se cumplía el centenario de la inauguración de lo que se denominaba Grupo de Casas Baratas de Nuestra Señora de Aranzazu. Con ese motivo, un grupo de residentes en las viviendas había organizado un programa de actividades festivas y culturales, «que, dada la situación actual generada por la crisis sanitaria de la pandemia por Covid-19, se tuvo que anular», explican.
Pero no llegó a anularse del todo. El grupo de txistularis del Antiguo no quiso dejar pasar la histórica fecha sin «ofrecer un pequeño homenaje a la Virgen de Aranzazu». Con ese fin, el sábado día 19 de septiembre, a las 10.00 horas, partiendo de la imagen de la virgen que se encuentra a la altura del nº 47 de este grupo de casas, interpretó el himno de la virgen de Aranzazu. A continuación realizaron una diana hasta la plaza Gascuña y recorrieron las tres calles que forman el Grupo Aranzazu.
La virgen, que pasa algo desapercibida -a pesar de su tejadillo- en una de las fachadas laterales de este grupo de casas, tiene su historia. «Cuando estuvimos preparando las actividades para la celebración del centenario recibimos aquí al concejal de Cultura, Jon Insausti, con un grupo de técnicos del Ayuntamiento», relata Juan Antonio Blanco, uno de los organizadores del evento conmemorativo. «La imagen de la virgen que da nombre a las casas se encuentra bastante deteriorada y le planteamos la posibilidad de una restauración. Es una imagen realizada a base de azulejos y baldosas. Nos respondió que desde el Ayuntamiento se iba a investigar en los archivos de San Telmo sobre el origen de esta figura y que nos daría una respuesta».
Juan Antonio Blanco guarda algunos recuerdos del pasado del barrio, contados por una tía suya que había nacido en 1916 y que murió a los 95 años. «Me contaba, a saber si era un dato fiel a la realidad, que en la familia se contaba que la reina María Cristina, quien mandó construir el palacio de Miramar, era muy accesible a la gente y que se la podía ver por aquí».
A este vecino, que realiza tareas de administración en el barrio, repartido en varias calles, no le importa dedicar tiempo a la comunidad porque reconoce que es «un vecindario muy simpático». «Somos un grupo de viviendas en el que nos conocemos todos», explica. «En dos o tres casas han cambiado de propietarios y ha llegado gente nueva, pero nunca tenemos problemas para administrarnos porque nos llevamos muy bien. Somos una pequeña comunidad».
El barrio cuenta con 47 casas. Del 1 al 43 son viviendas adosadas, a modo de pequeñas villas. Los números 45, 46 y 47 son bloques de tres pisos. El número 44 es hoy un nuevo edificio que acoge en su planta baja un bar y da a la plaza del frontón.
Conocidas como las casas baratas y construidas bajo la dirección del arquitecto Luis Elizalde, las viviendas se inauguraron en el verano de 1920 impulsadas por una sociedad constructora de viviendas económicas promovida por donostiarras que colaboraron desinteresadamente, según se recoge en la publicación 'La Construcción Moderna', editada en Madrid, en 1922. «Estas casas vienen a resolver en parte el hondo problema social que supone en la capital de Guipúzcoa, como en otras tantas de España, la falta de casas de alquiler que reúnan las debidas condiciones higiénicas para la vida familiar y sean de renta moderada», añadían.
La citada sociedad buscaba construir viviendas de este tipo por otros barrios de la ciudad, pero había comenzado por la construcción del barrio de Nuestra Señora de Aranzazu, en el Antiguo, «en terrenos próximos a las caballerizas del Real Palacio de Miramar».
El terreno afectado contaba con una superficie de 7.200 metros cuadrados, «habiéndose adquirido al precio de 20 pesetas por metro». La superficie edificada era de 2.416 metros cuadrados. Se contemplaban casas de vecindad y casas para una sola familia. La superficie total de jardines era de 3.280 metros, tal y como se escribía en la revista. Las casas para una sola familia constaban de sótano, en el que podía establecerse un taller, planta baja, compuesta de vestíbulo, sala o comedor, cocina y WC y piso primero con tres dormitorios. «Todos disponen de agua corriente», se añadía en la revista.
Reconoce Juan Antonio Blanco que ahora estas casas se aprecian mucho. «Estamos al lado de la playa, pero antes estas cosas no se tenían en cuenta». «Tenemos un terreno pequeño a modo de jardín o huerta y aparcas delante de casa. Antes, eran circunstancias que no importaban. La gente no tenía coches».
La bodega, que el plan inicial ofrecía como posible taller, es un espacio que venía estando mal en estas casas. «Eran familias de 5, 6, 7 u 8 hijos. No se vivía como ahora. Recuerdo a mis tías que vivían aquí, que eran gente humilde. En el terreno tenían gallinas y conejos. No valoraban esa salida de la casa al aire libre como lo hacemos hoy».
Mari Carmen Furundarena llegó a vivir a este barrio con dos hijos pequeños y en él nacieron sus otros dos. «Soy nacida en el Antiguo, en Lizarriturri, y me acuerdo que de niños veníamos a este barrio. Había una señora, de nombre Cristinatxo, que tenía un puesto de fruta en San Martín. Como eran los años del hambre, nos repartía la merienda». A sus 88 años, recuerda que ha tenido una vida agradable, aunque ha trabajado mucho. «Tuve tienda en la calle Escolta Real y luché para criar a mis 4 hijos porque mi marido murió a los 13 años de haber llegado aquí». Ha sabido sacar lo bueno de la vida. «Aún cocino para hijos y nietos los domingos», afirma.
Las viviendas del Grupo Nª Sª de Aranzazu tienen el grado C de protección dentro del catálogo de patrimonio protegido del Ayuntamiento de San Sebastián. La revisión del Peppuc (Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido), aprobado provisionalmente en enero y que se ratificará a fin de año, las incluirá. En su día, el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (Coavn), dentro de sus propuestas para la revisión del Peppuc, pedía catalogar como conjuntos ocho grupos de casas baratas en la ciudad. En el Antiguo, además de Aranzazu, estarían Lizarriturri y Rezola. Se sumarían las torres de Bidebieta, las viviendas de Santa Bárbara (Altza), el grupo Korea (Egia) o la colonia del Pilar (Martutene) «para evitar actuaciones individuales que desvirtúen el conjunto».
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