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Se supone que estará descansando. O tomando sopas de ajo. O chocolate con churros. Resumiendo: Idoia González Navas se estará recuperando del santo día de ... ayer. Y del de antesdeayer. Y del otro. Porque no es solo que como presidenta de la Asociación de Padres y Madres del colegio de Jesuitas haya gestionado a los 200 tamborreros/as y aguadoras adolescentes y no tan adolescentes de la Gazte Danborrada del lugar (incluye alumnos en activo, padres, madres y 'alumni') sino que ella por sí misma ha tocado en la compañía de Lurgorri. Se estará reconstruyendo de la emoción (confesada) de tocar delante mismo del Santo Patrón. Porque ayer pararon, como siempre, en Santa María. Ah, en compañía de otros (Antxon Larzabal, Etor Bolibar), gestiona dos gastros, dos bares, dos bistros, dos tascas, los Kobak de Antiguo Berri y Riberas.
– Así que te reconoces barera. Sin ambages. Por definición, devoción y vocación.
– Total y absolutamente. Me gustan los bares, ¡qué lugares! No sé si más o menos que los tambores, el Gaztelu Eguna o el salir con Ulialde el 31 de julio, San Ignacio. Me gustan los bares como clienta. Me gustan los bares como negocio. Me gusta gestionarlos. Mismamente, el martes pasado fui más que feliz en una reunión que tuvimos los tres socios con el cocinero de Kobak Riberas de Loiola (Joserra Álvarez, unido a la aventura en agosto).
– ¿Y cuál fue el orden del día de aquel 16 de enero?
– Mayormente, marcar a fuego la identidad gastronómica de nuestro local de avenida de Barcelona, justamente el de Riberas.
– Ah, entonces, ¡el que está entre el Antiguo de toda la vida y el Antiguo Berri que ya no lo es tanto, no necesita definición identitaria, según tú?
– Me explico, el de la calle Simona Lajust, que por lo visto fue una de las fundadoras del convento de Carmelitas Descalzas de esta ciudad allá por el siglo XVII, ya está muy asentado y más conectado en su entorno. Entre otras cosas porque el Antiguo Berri (lindamos con Benta Berri) ya va haciendo cuajo, ya es barrio barrio. E incluso, fíjate, la gente ya viene de otras partes de la ciudad a potear, a comer, a cenar, a alternar. Algo que hoy por hoy, es impensable en Riberas. Allá o vas a hacer gestiones al Instituto Nacional de la Seguridad Social o vas porque hay sitio para aparcar y bajas corriendo a Amara o al fútbol. Pero eso va a cambiar. Lo juro.
– A ver, cuenta.
– No es dato estadístico pero yo te diría que tenemos la mayor aglomeración de supermercados e hipermercados per cápita de Donostia. Tenemos iglesia y farmacia. Campos de fútbol. Cierto que se han cerrado varios comercios. Habrá que abrir otros. Para que los vecinos no tengan que irse de aquí. ¿Te has dado cuenta?
– ¿De qué?
– Riberas es un barrio súper bien comunicado, el Topo no queda lejos, las líneas 26 y 41 de Dbus pasan por la avenida de Barcelona al igual que la nocturna B4.
– Pues no parece, no, que estéis tan tan aislados.
– Tienes razón pero no deja de ser verdad igualmente que nuestra salida natural a pie sigue siendo por el río, por el puente de Astiñene o a través del parque de Cristina Enea o vía ascensor.
– Conozco puntos de salida y fuga peores.
– Yo también. Y para ser un barrio tan joven, ya tenemos asociación de vecinos, fiestas y en la tamborrada de Erriberatarrak ayer formaron 59 mujeres y 51 hombres. Es una dicotomía entre bonita y esquizofrénica, bien comunicados y aislados. Somos relativamente nuevos y hasta pocos, así que hacemos piña y hacemos 'pueblo'. Y el terraceo en las tardes-noche de verano, o de este invierno tropical, es una maravilla. De fuera deberían venir para disfrutarlo.
– Oyéndote puedo creerme que, como dices, tengas en tu móvil el teléfono de la mayoría de vuestros clientes. Por cierto, es famoso vuestro menú del día con su lubina o dorada a la brasa...
– Y tanto. Han venido muchos obreros de los que han levantado ese Social Hub, llamado a ser el hotel más grande de la ciudad con sus zonas de coworking y sus apartamentos para estudiantes. Viene también gente que, lo dicho, aparca aquí, se junta para comer con sus compañeros de trabajo y se van juntos a la oficina. Está muy bien haber recuperado ese menú del día pero queremos retomar eso, el tardeo, el que la gente sienta este barrio como el lugar para reunirse y tomar unas raciones. Fijate, si tenemos hasta platos para dipear.
– ¿Cómo que para 'dipear'?
– Una de esas palabras llegadas del inglés. 'Dip' de mojar. Como hacíamos antes con las fondues.
– Ah, ya. Parecido a eso de los fingers y nuggets de pollo.
– Ya ves. Será por eso que en las redes nos llaman 'Kobak Art&Cook'... Pero tonterías, pocas. Aquí Joserra sacramenta las alubias cada viernes y la hamburguesa es de chuleta y no se dipea.
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