
Ciudadanos | Sebastián Martín Guerrero
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Ciudadanos | Sebastián Martín Guerrero
«Para un bastón de monte todo palo que esté derecho sirve. Para el de mando, no»María del Carmen Cuadrado Martín es la alcaldesa de Sanchón de la Ribera, localidad salmantina de la comarca de Vitigudino. María del Carmen pidió a ... Sebastián Martín Guerrero, nacido allá, a un paso de las Arribes y del Duero, residente en Donostia desde 1962 y vecino de Larratxo, le hiciera un bastón de mando. Sebastián, hijo de Matías y Lauriana, molineros, no había hecho uno en su vida. De paseo y de monte, por decenas. Investigó, estudió, trabajó y ahí lo tiene casi terminado en la balda de su antiguo taller de tapicería.
– Así que para hacer un buen bastón de monte, cualquier palo que esté tieso sirve.
– Mujer, cualquiera cualquiera, tampoco pero no hace falta que sea de buen haya ni de la mejor encina. Eso sí, el puño, la cabeza por donde lo cojas, que sea fuerte, resistente. Y luego, a cada cual su gusto. A un amigo cazador le hice uno rematado en cornamenta de ciervo. Lo clava en la tierra, apoya la escopeta entre las dos puntas y dispara. Para los de mando o los de paseo, otras maderas. Me gusta la de encina. Es muy dura y difícil de trabajar pero el acabado final es perfecto.
– Hay en este bajo del número 16 de Paseo de Larratxo decenas de maravillas. Con empuñadoras que son cabezas de toro o caballo, con vides talladas o simplemente de puro hueso estriado. Con trabajos de marquetería en su cuerpo. Con incrustaciones de hueso. Con serpientes enrolladas en su eje. Y sin embargo, no están a la venta.
– A decir verdad, creo haber vendido un par de ellos. Uno como parte del pago que tuve que realizar por un trabajo bien hecho. Por el otro creo que me pagaron mucho más de lo que pedi. Los demás no los vendo. Hay unos cuantos amigos que tienen alguno y puede que en el barrio vieras unos veinte pero no, no están en venta. Por el contrario, sí quiero sacar al mercado una impresionante colección de cuadros taurinos que pintó para mí José Antonio Ugarte.
– Este del encierro de San Fermín, en la curva de Mercaderes, pintado con un trazo añejo subyugante es una maravilla.
– Pues mira este de la antigua plaza de toros del Chofre pintado, yo creo, desde el alto de Jai Alai. Todavía existía el hospital. Y casa Louit. Invertí un dineral encargándolos pero estoy muy orgulloso de ellos. Bodegones vendí muchos en el barrio. Me instalé aquí recién construida la zona y claro, la gente necesitaba muebles, dormitorios, armarios.
– Pero usted era molinero, trabajó montando tocadiscos, luego se fue a la mili. Allá, en León, en El Ferral, tapizaba. ¿Cuándo empezamos con los muebles?
– Nieto e hijo de molineros y molineras soy, sí. Teníamos un molino de ribera que funcionaba también con carbón y gas pobre. Con 18 años me vine para aquí. Con contrato de trabajo. Mi hermano Matías ya estaba en Donostia. Montábamos tocadiscos en lo que hoy es el albergue de La Sirenita. Yo, por ejemplo, troquelaba las baquelitas, montaba los motores y practicaba controles de calidad. Nos quisieron contratar los de Marconi pero seguimos aquí. En la mili fui tapicero. Con un soldado carpintero restauramos toda la sillería del cuartel. El sargento se quejaba, '¡cuánto tardáis!' y nosotros respondíamos que otro gallo cantaría si cobrásemos por silla tapizada. Volví y estuve tapizando coches en Daniel Barcos. Pero vi la oportunidad en este barrio recién construido y abrí Muebles Margu, un juego con mi apellido y el de mi esposa, Mari Luz Gutiérrez, de Irun. Nuestra hija se llama Ana. Tenemos una nieta.
– ¿Y lo del diseño de paragüeros?
– Ahora puede parecer un objeto corriente y habitual, pero no lo era para nada en aquel entonces. Hice dos modelos. Uno se vendió hasta en Canarias.
– Esas maravillosas flautas de ahí son charras, ¿verdad?
– Si y muy difíciles de hacer. Me puse a ello y mis amigos de allí se reían porque las primeras no servían. Ahora mas de uno y de dos tamborileros de la plaza Mayor de Salamanca usan las mías. De esas que ves solo fallan dos, porque no les entra bien el aire. También hago las porras para los tambores. Y carracas. Que suenan. Como sonaban cuando, antiguamente, se usaban, dicen, para enmudecer a la gente en los días de la Pasión o para despertarlos en maitines.
– Talla anillos, pendientes, buchitos , cuernas de pastor, llaveros en asta y hueso pero no sabía que también pintase.
– Soy pintor... aficionado. Me gusta pintar mi tierra. ¿Ves ese cuadro? Ahí están la casa de mis abuelos, la de mis padres, la de mi hermana. Aficionado, si.
– Durante largas temporadas no se le ve demasiado por el barrio.
– Paso mucho tiempo en Castilla. Este año me fui en junio y he vuelto ahora. Amo el monte, el Duero. Voy por los pueblos, Lumbrales, Pereña de la Ribera... Voy a los toros. Yo seguía al Viti, a Diego Puerta, a Camino. Me gustan las ganaderías charras. Ahora me interesa el futuro de un torerillo nuestro, Ekaitz Moreno Leal. Pero siempre vuelvo. A Larratxo.
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