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Los donostiarras van a empezar a recuperar este otoño la imagen que tenían en su retina de la emblemática esquina de Prim con Urbieta, en ... el límite del Ensanche Cortázar. Las obras de rehabilitación interior del edificio Bellas Artes avanzan y en las próximas semanas permitirán ver repuesta la singular cúpula que remataba el chaflán de este edificio construido hace más de un siglo. El grupo Sade, propietario de la parcela, señaló que está previsto que el conjunto de la obra y la apertura del futuro hotel, con la marca Hilton, se inaugure a lo largo del año que viene.
Este edificio se hallaba inmerso hace una década en un embrollo jurídico sin solución, en trámites de ser declarado por el Gobierno Vasco como bien de interés cultural con categoría de monumento, protegido con categoría C en el Peppuc municipal y en tan mal estado de conservación que el Tribunal Supremo lo declaró en ruina. Todo ello se vio envuelto en una crónica falta de acuerdo entre propiedad y Ayuntamiento sobre un futuro viable para el inmueble que permitiese combinar protección y uso.
A finales de julio de 2015 la Sade presentó en el Ayuntamiento un informe técnico que hablaba de un fallo estructural en una de las losas de la cúpula. Una inspección municipal corroboró esta valoración y lo calificó de «ruina inminente». En las semanas posteriores, tanto Diputación como Gobierno Vasco asumieron este diagnóstico y autorizaron el derribo y posterior reposición de la cúpula.
El derribo se produjo pero la reposición se demoró. El Gobierno Vasco paralizó la inclusión del inmueble en el Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco. Ayuntamiento y Sade acercaron posiciones en 2020 y 2021, con la aprobación del nuevo Peppuc que mantenía una protección para las fachadas de Prim y Urbieta y el chaflán de esquina, pero permitía una reconstrucción interior del edificio compatible con los nuevos usos pretendidos por la Sade. Una vez obtenida la licencia para actuar en el edificio, la Sade señaló en un comunicado que «el inicio de los trabajos de rehabilitación cierra un periodo nefasto que amenazaba la propia supervivencia del inmueble, declarado en ruina por los tribunales» y mostraba su convicción de que el Bellas Artes «volverá a ser el edificio singular y emblemático que fue y lucirá, perfectamente rehabilitado en la confluencia de las calles Urbieta y Prim». «La construcción de un alojamiento turístico permitirá combinar uso y conservación del inmueble, una reclamación que siempre se ha realizado desde la Sade». La propiedad expresaba su convicción que las obras darían lugar a «un edificio del que los donostiarras puedan enorgullecerse y que además genere empleo y actividad económica».
Unos meses después de iniciarse las obras, en mayo de 2022, llegaba la confirmación del tipo de hotel que albergaría el Bellas Artes. La Sade anunció un acuerdo con la cadena Hilton para gestionar, «mediante el modelo de franquicia», el nuevo establecimiento. Será un hotel de 82 «espectaculares» habitaciones, incluyendo ocho suites, además de un espacio para reuniones, un gimnasio, un bar y restaurante, según señaló la cadena de alojamientos estadounidense.
El sello Curio de esta cadena internacional aprovecha edificios históricos de muchas localidades para desarrollar proyectos hoteleros singulares. En España solo hay establecimientos de este tipo en Madrid, Barcelona, Ibiza, Alicante y Málaga.
La transformación del Bellas Artes en un hotel está ya en su fase final. Aunque inicialmente se estimó en 30 meses la duración de las obras, finalmente estas se extenderán hasta bien entrado 2025. Antes de iniciarse los trabajos se procedió a arriostrar las dos fachadas protegidas del edificio y su chaflán en la esquina de Prim y Urbieta para poder realizar el vaciamiento interior con seguridad.
La fase más complicada y que más tiempo ha exigido ha sido la demolición de la vieja estructura y, sobre todo, la excavación bajo rasante. Hay que tener en cuenta que el viejo Bellas Artes no tenía plantas sótano y el nuevo edificio tendrá cuatro plantas subterráneas, tres para albergar plazas de aparcamiento y una destinada a instalaciones auxiliares del hotel.
Sobre el nivel de calle el nuevo edificio tendrá cinco plantas y dos niveles de levante que no superarán la altura de su cúpula. Este nuevo elemento ha comenzado a hacerse realidad desde hace unos días al colocarse los cinco nervios de acero que darán forma a la renovada cúpula de planta pentagonal. La que se construye no es la cúpula que figuraba en los planos originales del Bellas Artes, firmados por Ramón Cortázar en 1914, sino la del edificio que finalmente se construyó por Vicente Mendizabal hace 110 años y que incluyó varias modificaciones respecto al diseño inicial. La cúpula «sufrió un aumento de volumen en forma casi piramidal», dice la memoria del proyecto, y es la imagen que han visto desde siempre los donostiarras y la que volverán a ver una vez que acabe la obra.
La construcción de este elemento se realizará in situ salvo en los elementos ornamentales que se fabricarán fuera y posteriormente se colocarán sobre la cúpula. Un panel publicitario ubicado en el chaflán del edificio muestra una imagen del aspecto que tendrá el edificio y su cúpula una vez rehabilitado.
El grupo Sade aún no tiene definida la fecha de apertura del hotel aunque será con seguridad «en 2025». Quedan por adjudicar varias fases hasta completar su equipamiento y puesta en funcionamiento, pero la aspiración es que la inauguración se produzca antes del verano.
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