
El bidegorri que conecta Bidebieta con la red de carriles-bici de la ciudad ya está abierto. Esta nueva vía ciclista enlaza el polideportivo ... del barrio con el bidegorri existente en la parte donostiarra de Trintxerpe. Desde allí, y a través de Herrera y Arrobitxulo, el bidegorri ofrece la opción de poder llegar hasta Intxaurrondo y Gros. «Se trata de una actuación muy esperada, ya que este nuevo tramo remata la conexión de bidegorris hacia la frontera urbana con Pasaia, dando continuidad al recorrido proveniente de Herrera», señala Olatz Yarza, concejala de Movilidad.
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El bidegorri de Bidebieta comienza en la calle Azkuene y su trayecto discurre por la avenida Pasai San Pedro hasta llegar a la calle Colombine. En ese punto discurre por una zona de coexistencia, hasta conectar con la avenida Juan XXIII. Calcula la edil jeltzale que dará servicio a cerca de 5.000 vecinos del barrio «que tendrán la oportunidad de realizar sus desplazamientos de manera activa y sostenible».
La longitud total del trazado es de 455 metros y en sus primeros 300 metros, los situados en la muga con Pasaia, es una vía exclusiva para los ciclistas. Después, la sección es de coexistencia entre peatones y ciclistas, y en los 50 metros finales, existe también una coexistencia con vehículos motorizados que acceden a los garajes de la zona de Colombine.
Es esta área la que más preocupa a los vecinos del barrio, tal y como ha podido comprobar in situ DV. Coinciden en que «en muy poco espacio» conviven todo tipo de vehículos motorizados, bicicletas, patinetes y peatones «sin apenas señalizaciones. Cualquier día va a haber un susto importante». En esta zona estrecha, habitualmente con vehículos mal estacionados, convergen talleres de coches y de fontanería, el supermercado BM y su garaje y los aparcamientos privados de los vecinos con el paso peatonal y el nuevo bidegorri.
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Pedro trabaja en el taller Bideauto, situado en ese cruce que define como «muy delicado». No tiene dudas en afirmar que «viendo el movimiento que hay aquí lo más probable es que algún día haya un accidente. De hecho en cuatro días que lleva abierto el bidegorri ya he visto algún susto. Hay poca señalización y el paso es bastante peligroso. Hay que estar mirando cada paso con mil ojos». Tanto Pedro como el matrimonio formado por Antonia y Juan, él paseando en su silla de ruedas por el bidegorri, hablan de zona de «peligro, sobre todo por la velocidad a la que bajan los patinetes dirección a Pasaia».
Jon, comercial que cada semana pasa por esta calle, reconoce que «el bidegorri está muy bien, pero creo que la convivencia va a ser complicada. Está todo muy concentrado en muy poco sitio». Pilar, vecina de la calle Pescadería de Trintxerpe, augura «problemas. Seguro que algún día pasa algo, lo he pensado más de una vez. Creo que faltan señalizaciones y medidas de seguridad». Nacho, vecino de Colombine y txirrindulari aficionado, está «muy contento, el bidegorri me viene muy bien». Sobre los posibles problemas de seguridad, dice que «para convivir entre todos hace falta educación. Yo veo más problemas en el tramo que transcurre por la carretera después de dejar Juan Carlos Guerra. Han puesto unos pivotes de separación pero no me parece la mejor idea ir en bici entre carriles de circulación, por ahí con mis hijas no paso».
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Que el bidegorri esté abierto no significa que la obra haya acabado. Ane Oyarbide, concejala de Proyectos Urbanos, indica que «falta por colocar el pretil urbano situado en el anillo interior de la rotonda, además de plantar un árbol de gran porte, rematar la jardinería y colocar un contador de Iberdrola».
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