Tras un año de obras, el campo de rugby y el nuevo edificio de 2.000 metros cuadrados que se ha construido en la zona norte de la parcela del Atlético San Sebastián, en Bera Bera, ya están prácticamente terminados y estarán en funcionamiento este verano. Al menos, esas son las fechas que manejan desde el club. «A finales de abril termina la primera parte de la obra, la que ha llevado a cabo la constructora que ha hecho el hotel, que se ha levantado al lado de las casas inglesas. El contrato incluía el traslado del campo de rugby unos cuarenta metros hacia el norte y la ampliación de las instalaciones del club con nuevos vestuarios. En cuanto esa parte esté terminada, previsiblemente y si no se producen retrasos en un mes, solo nos quedará a nosotros como club acondicionar el interior», explica Gabriel Zapiain, de la directiva deportiva del Atlético.
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En las inmediaciones, las grúas no se detienen. Desde la calle, ya se ve que las redes para que los balones no se vayan fuera, los palos y los postes de luz están colocados sobre el nuevo terreno de rugby, ubicado cuarenta metros más al norte. El campo está, pero la hierba no. Todavía hay que quitar la que hay, a la que le han salido algunas flores, y preparar el nuevo césped para que los jugadores vuelvan correr y placarse. Y esto llevará todavía tiempo. Los trabajos en el campo de rugby está previsto que finalicen en abril, pero no será hasta julio cuando el terreno esté en condiciones de albergar entrenamientos y partidos. «Después de que terminen las obras hay que sembrarlo y abonarlo. Calculamos que estará otros tres meses inutilizable y no será hasta julio cuando se pueda usar».
Eso sí, este nuevo campo poco tiene que ver con el anterior. Hasta ahora jugadores y árbitros tenían que conformarse con unos viejos e incómodos barracones que no reunían las condiciones adecuadas. El nuevo campo «cumplirá toda la normativa para partidos nacionales e internacionales. Esperamos que la sección de rugby pueda empezar ya la temporada estrenando terreno, porque están muy ilusionados. Es un cambio importante en comparación con lo que tenían antes», valora Zapiain.
El ir y venir de operarios es constante. Revisan, rematan y se afanan en alicatar el nuevo edificio que albergará no solo los vestuarios, como estaba previsto, sino un club social, una cafetería y un gimnasio, entre otros servicios. Este nuevo edificio de dos alturas y de unos mil metros cuadrados por planta está en el lado norte de la parcela.
En la planta superior, en uno de los laterales habrá una sala de actividades de 250 metros cuadrados y vestuario propio, en la esquina opuesta una terraza exterior de un tamaño similar y, en medio, una zona exclusiva de 450 metros cuadrados para los socios del club que dispondrá de una cocina, mesas y un espacio lúdico. «Estamos muy contentos de poder recuperar el club social perdido hace años, un lugar donde puedan interactuar y relacionarse los deportistas de las diferentes secciones y los socios. Antiguamente ya existía un espacio así en lo que hoy es el Café de La Concha, pero desde entonces la gente ni se conoce. Aquí podremos volver a crear una comunidad. Nos va a ayudar a promocionar las actividades sociales, que la gente pueda venir a ver la televisión y ver los partidos de rugby a través del nuevo ventanal», detalla.
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En la planta baja se ubicarán cuatro vestuarios «modernos y funcionales» para los jugadores de rugby, un gimnasio de 100 metros cuadrados, un almacén para que todas las secciones puedan guardar su equipamiento, otro pequeño cuarto para los cuidadores del campo, un botiquín, una lavandería, dos salas para los árbitros y dos aseos. «Es importante renovar las equipaciones y promocionar las diferentes escuelas deportivas, mimando las categorías inferiores para que sigan saliendo deportistas de élite. Los deportistas son el activo más importante del club», asegura Zapiain.
Además del nuevo campo de rugby de hierba natural y la renovación de las instalaciones del Atlético en esta parte del barrio, la cadena Bed4U está construyendo un hotel que abrirá este año. Para poder construir este edificio en forma de L, con 5.000 metros cuadrados edificados, el club aceptó mover su terreno cuarenta metros al norte para que tuvieran más espacio. «El terreno es nuestro, pero hemos llegado a un acuerdo por el que permitimos la construcción del hotel a cambio de que nos hicieran el nuevo edificio para los vestuarios, que es lo que teníamos antes. Tendrán la explotación durante 80 años y después pasará a ser del club», detalla. Con esta operación urbanística, en la que lleva trabajando más de una década, el club cubre un objetivo prioritario: salir de la 'economía de guerra' y números rojos que sufre desde hace años y lograr el equilibrio en las cuentas necesario para toda entidad deportiva sin ánimo de lucro. «La supervivencia, en definitiva», apunta.
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Fundado en 1958 y declarado de utilidad pública en 1992, el Atlético San Sebastián cuenta con 2.600 socios, 900 deportistas federados y 400 niños en las escuelas. A lo largo de su historia ha recibido distintos galardones como la Copa Estadium al mejor club del estado (1976), el reconocimiento del Gobierno Vasco al mejor club de Euskadi (1997), mejor club de Gipuzkoa (1999) y la Medalla de Oro de la ciudad (2008).
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