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«La casa de mi madre en Duala se quemó. Estamos cocinando por ella»Ciudadanos
«La casa de mi madre en Duala se quemó. Estamos cocinando por ella»Dos teléfonos para un plan, para comer rico el sábado. En compañía o cada uno en su casa. Uno es el 658551045 y el otro, el 632518499. Es la manera más directa de contactar con la gente que intenta recaudar fondos para reconstruir la casa de Colette en Duala, Camerún. Gente como Nekane, Mikel, Fran, que en estos momentos están cocinando, pelando patatas, cortando plátanos o repartiendo folletos informativos. Colette es la madre de Bosco, un buen carnicero que vive en la calle Azkuene, sueña con traer un día a Gipuzkoa a su esposa e hijos y trabaja en Cárnicas Bidea de Errenteria ('artesanos de elaborados de cerdo') porque oficio, tiene (lo tenía ya en su país). Y amigos, muchos.
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– Se quemó.
– Sí.
– La casa de tu madre.
– Y la de los vecinos.
– ¿Hubo un fuego?
– Accidente eléctrico. Era casa fuerte, de cemento pero no ha quedado nada. Habrá que volverla a hacer entera. Desde los cimientos, que ya cuestan unos 2.000 euros. Las paredes algo menos. El tejado algo más. Utilizaremos los ahorros pero necesitamos ayuda.
– No a cambio de nada.
– Claro que no. Dinero a cambio de comida. Buena comida. Estos días me los he pasado pelando patatas y cortando plátanos. Para la fritada que os vamos a proponer. Llevará costilla y carne de cerdo, plátano, aguacate, marisco, tomate, cebolla. La estamos preparando en mi ccasa. Y en la de mis amigos. Acabo de encargar los pollos. En Ventas. A un buen mayorista. Como he comprado muchos me ha hecho precio.
– ¿Bueno?
– Bastante. A la mitad de lo que puede valer en el súper y a la mitad y algo menos de lo que cuesta en una carnicería de barrio.
– De carnes sabrás mucho, llevas años en el oficio y mucho tiempo en Cárnicas Bidea.
– Carnicero es lo que he sido siempre. Llegué aquí con el oficio pero en Errenteria me enseñaron nuevas maneras de deshuesado, por ejemplo. Y sí, conozco bien el mundo de la carne de cerdo. Los mataderos, los precios, las calidades. Por eso creo que hemos conseguido una buena costilla. En cuanto al pollo...
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– Cuenta. Porque el menú del sábado, aparte de las bebidas consiste en dos platos, la fritada y el pollo asado. ¿Cómo lo haces?
– En mi país, como en tantos, hay mucha costumbre de comer pollo. Tan es así que guisado en olla y con verduras es la comida tradicional del Día de la Fiesta Nacional. Yo os lo ofrezco asado. Condimentado con perejil, pimientos, ajo, cebolla y pimienta.
– El francés es la otra del Camerún, ¿pero en qué idioma le contarás a tu madre que el sábado saldrá todo bien?
– Dicen que los cameruneses hablamos en más de 250 lenguas distintas. La mía es el bamileke.
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– Los lingüistas la consideran una de las 'lenguas de los pastizales', de la meseta occidental.
– Se parece a la que hablan también en zonas de la República Democrática del Congo y Níger.
– Dinos más cosas de tu madre, ¿vive sola en Duala, ciudad atlántica, llena de vida que fue portuguesa y alemana?
– No, no vive sola. También se han quedado sin casa mi hermana Doudou, mi hermano Romain, mi hija Merveille, mi hijo Parker y mis sobrinos Brian y Mael.
– Tienes papeles. Tienes trabajo. Lograste que te alquilaran un piso, tienes amigos pero ¿fue duro llegar aquí?
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– En patera. Desde Marruecos a Algeciras. Luego vine aquí. Me gustó. Gente solidaria. Estudié en la EPA, la escuela para la educación de adultos. Con el tiempo me integré en la Pastoral de Emigrantes. En esta parroquia. Hoy la siento muy mía y es por eso que quien quiera comer la fritada y el pollo en compañía lo puede hacer aquí, con nosotros, en la cripta aunque el encuentro tendrá lugar por la puerta trasera de la iglesia, la que da a calle Zabaleta.
– No tengo muy claro que sepa qué es esa 'Pastoral con los emigrantes'. ¿Nos lo cuentas?
– Se llama realmente 'Pastoral de personas migradas' y su lema es 'acoger, ayudar, orientar' pero Francisco habló también de 'proteger', 'promover' e 'integrar'. Yo lo tomo como el testimonio del compromiso de la iglesia para con quienes hemos venido y seguimos viniendo de tan lejos.
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– ¿Os juntáis? ¿Habláis?
– Sí. El primer y el tercer sábado del mes se celebra la 'Eucaristía del Migrante'. Hay una comisión de liturgia encargada de esa y otras celebraciones. Hay un coro. Hay muchos momentos de compartir cosas, historias, alegrías. Tristezas también. Comemos juntos y después cada uno emprende su camino; a casa, al trabajo. Y quien fue acogido al llegar, acoge hoy al recién llegado.
– No me extraña que sientas San Ignacio como tu parroquia. Última pregunta, ¿y si no puedo quedarme a comer el sábado?
– Vienes, nos saludas, recoges tu menú y te lo llevas a casa. Pero llámanos porque ya hay muchos platos reservados (un amigo ha convencido a 20 compañeros de trabajo...). Ven. Comerás bien.
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