
Ciudadanos | Asier Olaizola Bermejo
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Ciudadanos | Asier Olaizola Bermejo
«De Chumy aprendí a ser algo más que actor. Necesitas puntos de fuga»Reunión en el Tánger pocas horas antes de que parta a Madrid desde Loiu para seguir rodando alguna de las series que tiene firmadas. Luce ... patillas ochenteras porque así lo exige el personaje que interpreta en una de ellas. Nos pasa algo de información sobre dos. Lo demás tiene trato de confidencialidad: 'Una vida menos en Canarias'. A3. Acompañado en el reparto por Natalia Verbeque y Ginés García. 'Ángela' dirigida por Norberto López Amado (realizador de 'El tiempo entre costuras'). Para Atresplayer. De lo que sí puede hablar es de su libro, 'Un instante', editado por Cordel d' prata', con sede en Carnaxide, Lisboa.
– Perdona pero cuando dices 'Chumy' ¿te refieres a Chumy Chúmez, el escritor, el director de cine, el humorista de agrio humor descreído, el pintor?
– Sí. José María González Castrillo nacido en Donostia en 1927, con casa familiar en Duque de Mandas, era mi tío abuelo pero nunca quiso que nuestra relación fuera la de un sobrino nieto con su tío abuelo así que siempre le llamé (y lo sigo haciendo cuando hablo de él como ahora mismo) 'tío'. Hablábamos mucho. De todo, Nunca me trataba como a un niño. Me acuerdo que cuando pintaba me preguntaba mi opinión y la tomaba en consideración.
– ¿Fue él quien te enseñó a ser algo más que actor, a tener otros puntos de fuga, otras vías de escape, otros agarres?
– No fue precisamente algo que saliera en nuestras charlas. No. Más bien lo aprendí viendo cuánto sufrió cuando dejaron de llamarle pidiéndole artículos, colaboraciones en revistas gráficas. Su hijo. Marcel Wong-González, donó los archivos de Chumy a la Biblioteca Nacional y ahí están, custodiados y cuidados pero sus últimos años fueron tristes porque sólo tenía una identidad, la de artista. Y cuando los otros dejan de apreciarla no solo hay un vacío económico, también identitario. Dejas de ser lo que fuiste. Viendo eso, yo estudié Geografía. Para tener lo dicho, vías de escape. El actor puede pasar mucho tiempo sin que le llamen para un casting, para una serie. Yo era geógrafo, Salía los montes, exploraba. Escribía...
– No tienes malos genes, ¿eh? Tu padre, Artemis Olaizola. Tu madre, profesora de literatura, de esas que dejan huella; aún la paran sus alumnos por la calle...
– Imagínate con qué susto le di a leer el manuscrito de mi libro, de este 'Un instante' que presentaré en San Sebastián el 23 de este mes y ya se vende más que bien en Librería Donostia y en Haritz.
– Esperarías su respuesta temblando, imagino.. ¿Qué te dijo?
– Que no podía ser del todo imparcial pero que en fin, que no le chirriaba, que yo siempre había sabido contar historias... que buscara editorial. Oye, hablando de mi árbol genealógico, aparte de mis hermanos, Javier, Pablo y Lucía, hemos de citar a mi abuelo y a mi bisabuela.
– Adelante.
– Manolo Bermejo entrenó al Juvenil de La Real desde que se formó en 1951/2. El primer partido, contra el CD Txistu, lo ganaron. En Atotxa. Llegarían a la final de la Copa del Rey ante el Atlético. La perdieron. Pero en el 55 fueron Campeones de España. En cuanto a mi bisabuela, Manoli...
– ¿Sí?
– Era bertsolari. Iba por los pueblos y las plazas con sus bertsos, sus coplas y sus 'bertso-paperak'.
– ¿Quieres que hablemos de Javier? ¿Podemos?
– Sí. Estoy convencido de que del suicidio hay que hablar. Javier no pudo más. A los dos nos machacaron en nuestros colegios pero yo tuve la suerte de escaparme a Manteo y luego de que a mi madre, viendo cuanto me gustaba eso de ser otro, otros sobre un escenario, me apuntase al Peñeflorida porque había allí un grupo de teatro amateur. Todos queríamos a Javier pero no pudo más. Supongo que a los 16 la muerte no parece tan tan definitiva y se siente como una forma de escaparse de lo que te duele, te aterra. Yo a quien tuviera pensamientos suicidas le diría simplemente no lo de 'no estás solo' (que también) sino 'resiste un segundo más. La vida cambia'.
– ¿Cuándo lo hizo la tuya?
– Tantas veces. Y sigue haciéndolo. Cambió en Manteo, en Peñaflorida, cuando me sentí apreciado por mis compañeros de teatro. Cuando fui un marciano en un corto. Cuando me fui a Madrid a estudiar interpretación, dejando atrás unos cuantos años de trabajar bien a gusto en el Aquarium. Y me fui porque antes me apunté a un taller interpretativo de Blanca Zaragüeta. Cuando me di cuenta de que por muy bueno que fuera como profesor, la piel de William Layton y la mía nunca se llevarían bien y me fui de su escuela. Cuando me encontré con Macarena Pombo y me dijo que ser actor era un oficio como otro cualquiera, que no me pusiera demasiado místico. Cuando...
–... Trabajaste en el Jazzaldia, en el Zinemaldia...
– Cuando monté una escuela de actores y cuando ya tenía 300 alumnos, la pandemia la destruyó. Hoy, con 'Un instante'. Sucede en Cannes y es tan real como el cine mismo. Sí, me lo publican buenos editores portugueses.
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