Adiós a los helados de Los Italianos

Van a parar dos semanas «desde este domingo» y reabrirán el 15 de noviembre para despedirse de toda su clientela definitivamente, puesto que el cierre está programado para el 30 de noviembre. Los Italianos es un establecimiento de gran solera en San Sebastián, ciudad en la que abrieron el negocio Giuseppe Moncalvo y Matilde Priamo en un lejanísimo 1939, después de que la Guerra Civil se terminara. «Vendían pasta fresca en sus inicios», contaba a este periódico Ornella Moncalvo, la hija de Giuseppe y Matilde, en 2020. En aquellos años llegaron a San Sebastián más familias italianas para elaborar y popularizar el consumo de helados. El éxito fue total.

Ocho décadas después, una tormenta perfecta formada por «el alza de los precios, la luz, la falta de relevo generacional, ticket bai, la pandemia...» se va a llevar por delante a uno de los establecimientos más icónicos de la Parte Vieja donostiarra. El cierre de este local es otro golpe más para el paisaje gastronómico de la capital guipuzcoana, que en el último año ya ha perdido a varios de sus establecimientos más emblemáticos.

«Me da muchísima pena y me duele tomar esta decisión, pero es que ya no puedo más. No me compensa meter tantísimas horas trabajando porque los precios se han disparado tanto que ya no hay manera de sacar beneficios», lamenta Arín, que se hizo cargo del negocio en el año 2003 junto a su mujer, Fátima Marichalar.

En 1941 Los Italianos pasó a ser una heladería. Por este local de la Parte Vieja han pasado distintas generaciones de guipuzcoanos y turistas para degustar sus helados elaborados de forma artesana, un plus de calidad por el que siempre se diferenciaron de muchas otras heladerías. Ornella Moncalvo recogió el dulce testigo de sus padres en 1982. Lo hizo junto a su marido, Gianni Gemme. Ambos regentaron el negocio hasta 2003, cuando se hicieron cargo Jose Mari Arín y Fátima Marichalar. Hasta ahora, cuando ha llegado la hora de decir adiós. Ci vediamo per sempre. Hasta siempre.

La noticia, cada vez más extendida en el barrio, ha caído como una losa entre los vecinos de la zona, que son quienes más frecuentaban el local. «Me da pena y muchísima rabia que sitios como Los Italianos tengan que cerrar. He crecido con esos helados y ni sé cuántos cafés me habré tomado allí... Eran parte del barrio, de su identidad. Ahora estaba empezando a ir con mi hija pequeña», contaba con resignación una vecina de la zona al salir de Los Italianos esta misma mañana.