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ELI KORTA
SAN SEBASTIÁN.
Martes, 29 de mayo 2018, 07:23
Los fuegos artificiales de Semana Grande son un clásico y una pasión para muchos donostiarras. Sin embargo, tienen un efecto contaminante elevado que afecta tanto al medioambiente como a la salud de las personas. De hecho, son uno de los puntos negros señalados por Kalapie, la asociación de ciclistas urbanos de San Sebastián, que ha elaborado un estudio sobre la calidad del aire de la ciudad.
El proyecto se puso en marcha en febrero del año pasado para medir y conseguir en tiempo real resultados sobre la calidad del aire en la red de bidegorris donostiarra. Tal como explica Carlos Pérez Olozaga, que ha desarrollado el estudio desde Kalapie junto con José Antonio Meoqui, se pretende obtener información complementaria a la aportada por las cuatro estaciones fijas que el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco tiene instaladas en la ciudad «y, evidentemente, con una mayor cobertura espacial».
Es «una iniciativa científico-ciudadana» en la que ya se han realizado más de 1.500 mediciones, fundamentalmente al moverse en bici no solo por la ciudad y por Gipuzkoa, sino también por Euskadi y otras zonas del territorio español.
Tras estos dieciséis meses recopilando datos, concluyen que en San Sebastián «el 70% de días tenemos una muy buena calidad del aire, con niveles de contaminación inferiores a los límites recomendados por la OMS», que establece su límite anual de partículas PM2.5 en 10 microgramos por metro cúbico.
Pérez Olozaga asegura que «la polución generada por los vehículos motorizados en la ciudad no parece ser importante, aunque sí que se detectan concentraciones superiores a los 25 microgramos por metro cúbico en momentos puntuales de tráfico intenso, que se diluyen fundamentalmente por efecto de la brisa predominante en la ciudad».
No obstante, apunta que «hay días de inversión térmica o viento sur, con niveles de PM2.5 superiores a los 15-20 microgramos por metro cúbico, que se mantienen día y noche durante el tiempo que dura la situación anticiclónica».
Las mediciones muestran que se han dado «situaciones puntuales de muy elevada y preocupante contaminación» en una extensa área del centro de la ciudad debido a los fuegos artificiales de la Semana Grande donostiarra y los que fueron lanzados en Navidad desde una plataforma flotante del Urumea.
Explican que las estaciones fijas del Gobierno Vasco para el control de la contaminación en la ciudad no detectaron estos elevados niveles de partículas de las noches de fuegos, debido a que los medidores más cercanos a Alderdi Eder no detectan las partículas PM2.5, más dañinas para la salud que las partículas de mayor tamaño, según la OMS.
Y es que, siguiendo la explicación de Kalapie, las partículas PM2.5 «son hoy el mejor indicador de polución urbana por vehículos diésel y calefacción de fueloil, sustituyendo al de PM10». Al ser tan pequeñas, inferiores a 2.5 micras, es decir, 100 veces más delgadas que un cabello humano, penetran hasta los pulmones y por el sistema circulatorio alcanzan el cerebro, con efectos a corto plazo (enfermedades respiratorias agudas, neumonía, bronquitis) y a largo plazo (cáncer del pulmón y enfermedades cardiovasculares).
Para este proyecto, Kalapie ha adquirido cuatro monitores portátiles que miden las partículas PM2.5 y cuatro teléfonos móviles, todo ello costeado al 50% por el Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento y la propia asociación.
Otro de los picos de contaminación detectados en San Sebastián está relacionado con los incendios forestales de Galicia y Portugal del pasado mes de octubre. «Los efectos de sus humos se llegaron a detectar en toda la ciudad con concentraciones superiores a los 55 microgramos por metro cúbico durante varias horas, sobrepasando ampliamente el límite diario establecido en 25 por la OMS», advierten. También se apreció alta contaminación la noche de las hogueras de San Juan.
Kalapie apuesta por dar continuidad a este proyecto midiendo y obteniendo resultados en tiempo real y poniendo el foco en eventos concretos «altamente contaminantes» como las hogueras, los fuegos artificiales o los incendios forestales de otras zonas geográficas.
En consecuencia, propone fomentar la participación ciudadana a través de iniciativas de divulgación. Asimismo, consideran que «el consistorio donostiarra debería alertar e informar a la ciudadanía de estos episodios puntuales de elevada contaminación atmosférica».
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