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Begoña del Teso
Domingo, 3 de diciembre 2023, 08:51
Les sonará su cara. Su pelo rojo. Sobre todo si frecuentan las salas, los pasillos, los espacios de Tabakalera. Ella, Ainhoa Usandizaga Estarloa, de Hernani, ha sido la imagen del cartel de Labo XL, el Festival de Nuevos Espacios y Lenguajes Escénicos que en su quinta edición ha sucedido hace nada, entre el 16 y el 19 de noviembre. Pero no solo ha sido su imagen. También quien dio la bienvenida a todos los participantes en los talleres, las conferencias, los espectáculos. Y lo hizo con una pieza de creación propia, 'Bihar' se titulaba. Finalizará el año en la Alhóndiga de Bilbao. Y en Berriz, con una de las compañías con las que trabaja y goza, Cielo raso.
&ndash Así que todo empezó en el 11 de Antziola Auzoa, Hernani. Fue tu primera escuela de baile.
&ndash Bailo creo que desde los tres o cuatro años. Y sí, la escuela estaba y está ahí, cerca de la plaza Gabriel Celaya. Y como es la academia de Ainara, se llama así: Ainara Dantza Eskola.
&ndash Muy lógico. Tiene una imagen en Tik Tok súper maja: se ve un medio cuerpo de bailarina con tutú y una (única) zapatilla de puntas sobre un ¡monopatín! ¿Y qué es eso de que luego en vez de lanzarte hacia, yo qué sé, la Real Escuela de Danza de Madrid, te fueras a ¡Burgos!?
&ndash Yo era súper feliz en la escuela de Ainara. Le daba a todo, al funky, a la danza del vientre. Ni se me pasaba por la imaginación que aquello que me gustaba tanto pudiera estudiarse como un grado, una carrera. Nunca había oído la palabra 'Conservatorio'...
&ndash Pero acabaste por enterarte.
&ndash Aluciné. Me presenté a las pruebas del Conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela de Vitoria pero supe que acababan de abrir la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León en Burgos. Fue en 2006. Resultó que además de clásica en el 'campus' Ana Laguna también iban a enseñar danza contemporánea, cosa que en Vitoria no. Me apunté rápido a las pruebas de acceso. Fue todo maravilloso. Fuimos los primeros alumnos, puede que fuéramos conejillos de indias pero fuimos conejillos felices.
&ndash Además, tu buen nivel te aupó directamente al tercer curso.
&ndash Así fue. Mi encuentro con la danza contemporánea fue un regalo. En la clásica, tan divina, todo está pautado: 4,56: 7,8,9. Demi plié, pas a deux... Aquí descubrí otra clase de corporeidad, de fisicidad; la libertad para el juego y la improvisación. Además, a la escuela acudían coreógrafos y directores de compañías. Te veían actuar. Era un buen escaparate. Así surgió mi primer contrato. Que a su vez forzó que, al tener trabajo, la escuela me titulase ya.
&ndash ¡Bien!
&ndash No del todo. Aún me quedaba mucho por aprender. Más que nada en cuestión laboral, de mis, nuestros, derechos como artistas trabajadores. De contratos. Tampoco sabía mucho de eso al principio y los responsables de aquella compañía te repetían eso del 'amor al arte' y te soltaban 'te hemos sacado de la escuela y puesto en un escenario'...
&ndash Aprendiste. A tiempo.
&ndash Lo hice. Mientras seguía formándome, ya en Madrid, en la escuela Danza 180. Tiene un área dedicada a la continua formación en danza moderna y contemporánea para bailarines profesionales. Te juro que la palabra correcta para hablar de muchas de aquellas clases es la de 'entrenamiento'. En la danza moderna, contemporánea, entrenas el cuerpo, vaya que sí lo entrenas. Por supuesto, también había sesiones de repertorio pero el resto era técnica y cuerpo. Y también, de nuevo, un escaparate ideal. Así, trabajé con grandes de la coreografía.
&ndash Y las piezas en las que interviniste son de las que marcaron momentos en los escenarios: 'Punto de fractura' de Ana Erdozain, 'Bolero' de Jesús Rubio...
&ndash ...'Materia' de Itxaso Cano, 'Las cosas se mueven pero no dicen nada' de Poliana Lima. Poco a poco aquella niña que nunca pensó que el baile pudiera ser un oficio empezó a vivir de él. La contrataban para y por bailar. Fue otra sensación mágica.
&ndash Quienes danzan acostumbran a decirte todo lo contrario; se malvive, tienes que marcharte al extranjero (si eres buena...).
&ndash No es mi caso ni, creo, el de muchos bailarines del País Vasco. Yo volví a casa a participar en compañías muy bien calibradas como Cielo raso, dirigida por Igor Calonge, o en Proyecto Larrua, de Gasteiz. Creo que entre todos se ha tejido una red muy tupida, con lugares de encuentro como Dantzagunea donde se pone en contacto a los distintos colectivos del mundo de la danza, coreógrafos, bailarines, programadores, salas. Aquí, cuando estás creando un solo, tus compañeros te ofrecen esa mirada 'exterior' que es tan necesaria cuando estás inmersa en tu propia creación. Aquí hay contratos, horarios. En otros sitios, no. Si, yo vivo de la danza. Feliz.
&ndash Tu primer trabajo de creación, 'Bihar', recién estrenado.
&ndash Un solo. Con una base firme y pautas sobre las que improvisar. Partir de un texto escrito por mí ('Esa voluntad suicida a generar oportunidades...') para convertirlo el cuerpo y desde él, transformarlo de nuevo en palabras.
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