Desconcierto entre el medio centenar de trabajadores del hotel Nobu por el cierre temporal

Las puertas del hotel Nobu de San Sebastián estaban ayer por la mañana cerradas, solo entraban y salían trabajadores, pero ningún cliente. Ni maletas ni coches aparcados en el vado del hotel. No había ningún precinto pero el establecimiento había paralizado su actividad, tal y como avanzó este periódico en su edición digital.

Empleados en recepción, llegada de paquetería... pero sin actividad de huéspedes ni de comensales en hotel y restaurante. En la calle también se respiraba un ambiente de inquietud y todo aquel que pasaba frente a la fachada incluso podía apreciar desde fuera a una camarera de piso haciendo una de las camas de las 17 habitaciones que componen el lujoso hotel, pese a que este permanecerá cerrado durante, al menos, una semana, según confirmó una empleada a este periódico. La plantilla, compuesta por 55 empleados, se movía entre el desconcierto y la discreción.

Pero la orden del departamento de Urbanismo del ayuntamiento donostiarra al cierre del hotel Nobu «por irregularidades» no pasó desapercibida entre los vecinos de Miraconcha y alrededores. «Me parece bien que lo cierren o al menos que les multen, si el hotel incumple con la normativa debe pagar», expresaba tajante Josean Etxeberria, uno de los vecinos de la zona. «Además de que no creo que la multa suponga mucho para ellos», continuaba, refiriéndose a los propietarios, Millenium Hotels Real Estate (MHRE), una sociedad que tiene como socio principal al actor Robert de Niro y al productor de cine Meir Teper. Otra de las que pasaba por la zona era Mercedes, una donostiarra que conoce la villa «de toda la vida» y que recordaba con nostalgia de cuando solía jugar con la hija de los cuidadores de la antigua villa cuando era niña. La donostiarra trataba de buscar algunas similitudes del nuevo hotel con la villa que recordaba. «Conozco la villa de toda la vida. Al menos han mantenido lo de arriba, la puerta está en donde estaba la anterior, pero abajo ha cambiado mucho», decía.

Jose Antonio, otro vecino de la zona, comentaba que sí que notaba los cambios, «por ejemplo, han cambiado por completo la fachada y han añadido los ventanales de abajo, además de que se han eliminado varios elementos», a pesar de ello, comentaba que «el hotel ha dado más vida a la zona» y que no entendía «el descontento de los vecinos». De hecho, defendía que este tipo de actividades contribuyen a la actividad económica «de toda la ciudad», por lo que pedía al Ayuntamiento más agilidad en los trámites burocráticos y urbanísticos.

Por su parte, una vecina del portal contiguo al hotel cinco estrellas confesaba haberse enterado de la noticia, pero que no había visto movimiento a ningún cliente entrar o salir del hotel. «Yo también he hecho obras en mi fachada y he tenido que cumplir con los permisos, entiendo que ellos también deben cumplir con las mismas normas», finalizaba.

«Me han dicho que el restaurante también estará cerrado», confirmaba una mujer que se había acercado al hotel.