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«Eres distinta porque al ser de allá y de acá, las cosas te llegan distinto»Patrizia Apollonio ·
Hay un roble en Saini, un roble de 500 años. En Saini, Croacia. Allí hablan en istriano venetoSus hijas, suyas y de Carlois Lizarriturri, escultor, ceramista, dibujante, que trabajaba en Croacia con barro preparado en Eibar, lo tienen casi más claro que ella cuando hablan del mejunge de culturas que fluye por sus venas. Ainhoa y Ane nacieron en Donostia. Vivieron un tiempo en Asteasu, fueron a colegios italianos en Eslovenia, pasaron parte de su infancia en Croacia, su madre es profesora de inglés y su padre solía llegar de estar con Atxaga, Oteiza o Chillida en su Honda CB, la aparcaba frente al Ciaboga y se tomaba un platillo de patatas y un txakoli. Con Arantza, propietaria de una boutique que dejó huella en la ciudad, Chiquita. Patrizia acaba de estar en Donostia pero ayer, después de pasar por dos sidrerías, Egiluze y Calonge, cogió, en compañía de varios amigos igeldotarras un vuelo para Córdoba.
– Perdona, tú eres...
– Eslovena.
– Pero tu hotel, famoso entre austriacos, húngaros y vascos, ese L´Abbraccio della querca' ('El abrazo del roble'), está en una aldea llamada Saini de la que hasta que llega el verano, eres la única habitante. Y Saini es Croacia...
– Así es aunque yo no lo diría muy alto según quién estuviera escuchando. Terrible enredo de fronteras trazadas sobre mapas después de la disolución de aquel país que fue Yugoslavia. Sería más fácil, cómodo y bello decir que estamos en Istria, la mayor península del mar Adriático; entre el golfo de Trieste y la costa de Kvarner, en Croacia y Eslovenia. Mejor decir que Trieste, la ciudad que fue parte del imperio austrohúngaro, la de James Joyce o Italo Svavo está a 40 minutos en coche. Y tampoco queda lejos Fiume. ¿Recuerdas al poeta D´Annunzio invadiéndola en medio de una disputa entre Italia y Croacia? Cerca también Pula, que en tiempos de Estrabón (el historiador, muerto el año 24 dC) marcaba el límite oriental de Italia....
– Bello amasijo de Historia, historias y fronteras mal pintadas.
– Lo bueno de ese pandemonium es que todos manejamos varios idiomas, cocinamos diferentes gastronómicas y nos orgullecemos de que a Istria ya la llaman 'la nueva Toscana', de que sus vinos son reconocidos en el mundo. Ah, entre nosotros hablamos 'istroveneto' o 'istriano veneto'.
– ¿¡'Istroveneto'!?
– Hace cientos de años era una lengua neolatina más pero durante un milenio la República Serenissima de Venecia dominó Istria así que el también llamado 'istrotio' se impregnó de la lengua veneciana. Y mucho más tarde, de la que después de Dante y Petrarca podríamos denominar ya 'italiano'. El istroveneto lo hablamos en el día a día, en la tienda, en el mercado, en los bares. Pero hay más dialectos de esa zona de tantos cruces, de tantas mezclas, de tantas fronteras en las que todos hablamos todo y todos hemos ejercido alguna vez de 'mugalaris' entre los puestos fronterizos. ¿Sabes? Siempre me he sentido fascinada por las palabras. Quizás por eso soy admiradora declarada de Jeanette Winterson.
– ¿La autora de 'Fruta prohibida' y 'La mujer de púrpura'?
– Sí, la primera vez que cogí un libro suyo volví a empezarlo nada más acabarlo. Es increíble cómo cuida las palabras. Yo quise estudiar Literatura Comparada pero me licencié en inglés. Leo, leo mucho. A mujeres como Doris Lessing, a la fabulosa Elif Shafak, esa divina escritora turca capaz de mezclar Occidente con el sufismo. Me interesan las autoras latinoamericanas. Estamos viviendo un nuevo boom de la literatura de Argentina, México, Guatemala. Esa colombiana magnífica Lorena Salazar de 'Maldeniña'.
– Estamos en el Tánger, están subiendo los pintxos de la cocina, es mediodía. Tengo hambre hablemos de la gastronomía de Istria, del restaurante de tu amiga Marinka. ¿Cómo se llama?
– 'Stari Podrum', 'La vieja bodega'. Es nuestra zona de vinos de malvasía. Los compras a granel en casa de los amigos. Los nuestros se llaman Prelas. No cocino mal pero el secreto de una buena parmesana es hacerla con tomate lleno de sol. Y el de la minestrone, echar a la olla todas las verduras que tengas. Claro que aquí os faltará nuestro maíz, el 'barcheta'. Podría darte a probar un poco de nuestra trufa blanca..
– Vuestro hotel de Istria (nuevo socio, Arnaldo, un enamorado de las flores) se llama 'El abrazo del roble' porque un ejemplar maravilloso, cinco veces centenario, se alza, cuidado por una dama casi tan eterna como él, a la entrada de la aldea.
– Todos lo veneramos. Hasta los austriacos que aman este lugar porque desde su país llegan al mar en dos horas. Y el Adriático aquí es bellísimo, limpio, sin fondos de arena. Las playas, en Italia. Nuestra costa, rocosa, afilada.
– Viniste a visitar amigos con quienes ya estarás en Córdoba cuando se publique esta charla. ¿Te sentirás allá cordobesa como te sientes un poco (casi bastante) de aquí cuando aquí estás?
– Puede que sí, en cuanto me tome unas berenjenas con miel. Mira, la mezcla de culturas te hace distinta porque al ser de tantos sitios muy distintas cosas te llegan de muy distintas maneras. Los aromas, las gentes, el sonido de las palabras en euskara...
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