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El año que viene se cumplen cien años de la inauguración del Gran Kursaal, un monumental edificio que estuvo en pie medio siglo y que funcionó únicamente dos años como casino, la finalidad para la que se materializó. Su construcción permitió la ejecución del puente de Zurriola y el encauzamiento de la parte final del río. Su azarosa historia ha sido recopilada por Carlos Blasco y Javier Sada en el nuevo libro de la colección 'Cuadernos Donostiarras' que ya se puede comprar en las librerías.
Derribadas las murallas en 1863, perdida la condición de plaza fuerte y finalizada la tercera guerra carlista en 1876, San Sebastián se apresuró a recuperar la temporada de baños en la Concha que la reina Isabel II había popularizado a partir de 1845. La ciudad comenzó a despegar y a planificar su expansión urbanística, primero por el Ensanche Cortázar y luego por Gros. En 1879 se crea la Semana Grande y las regatas de traineras, la ciudad abre sus puertas a los visitantes, sobre todo de Madrid, que llegan atraídos por los veraneos de la familia real. La Belle Epoque, que en París se truncó con la I Guerra Mundial, se prolongó en San Sebastián hasta 1924. En un cuarto de siglo la población se duplicó y el presupuesto municipal se cuadriplicó. No solo proliferaban hoteles, cafés y restaurantes, sino que abría el parque de atracciones de Igueldo (tras los de Ulia y Martutene).
La burguesía donostiarra estuvo atenta para aprovechar este maná. El primer casino (hotel Cursaal) se abrió en lo que hoy es el hotel Londres en 1869 y el segundo (Indo) en la calle Oquendo. El Ayuntamiento de San Sebastián promovió en terrenos municipales de Alderdi Eder la construcción de un Gran Casino (actual edificio del Ayuntamiento) que fue construido y explotado a partir de 1887 por 300 accionistas locales. A los 60 años (1947) revertiría al consistorio, momento en el que la administración municipal lo constituyó en su sede
La historia del Gran Kursaal comenzó en 1909 «en terrenos que aún no existían al estar ocupados por el Cantábrico». El inversor A.L. Vogel, residente en Londres, presenta en el Ayuntamiento una propuesta para construir un casino y un puente para unir la ciudad (Parte Vieja) con el proyectado ensanche de Gros. Este proyecto encalló al año siguiente, pero en 1911 se constituye ante notario la «Sociedad Inmobiliaria y del Gran Casino Kursaal Marítimo de San Sebastián» con el objetivo de construir un muro de encauzamiento del río Urumea desde el puente de Santa Catalina, un nuevo puente junto a la desembocadura, y un casino. En 1916 se decidió el ganador del concurso de arquitectura (M. Auguste Bluysen) y el proyecto definitivo lo redactó el arquitecto Lucas Alday. El 14 de agosto de 1921 se inauguró el puente Zurriola y el 29 de julio de 1922 se cortó la cinta del flamante casino en presencia de la reina Maria Cristina.
Autores: Carlos blasco y javier sada
Estilo: Histórico.
Editorial: Carlos Blasco Olaetxea.
Páginas: 128.
Precio: 20 euros
El gran casino Kursaal tenía forma rectangular y ocupaba una superficie de 8.010 m2 con pequeños salientes en tres de sus lados y dos torres. El edificio estaba dividido en tres cuerpos: el central al que se accedía por una gran escalinata que daba acceso a un gran vestíbulo desde el que se llegaba a un gran salón que comunicaba con el Gran Hall, el Teatro y el Círculo. El gran hall central tenía el doble de altura que las estancias que lo rodeaban, estaba iluminado cenitalmente por un espectacular vidriera de Maumejean y sostenido por una columnata de mármol rojo. «Las escalinatas, las magníficas lámparas y apliques, y las pinturas del canario Néstor Fernández de la Torre ratificaban que «se trataba de uno de los más destacados casinos que en la época existía en toda Europa».
La dictadura de Primo de Rivera prohibió definitivamente el juego el 31 de octubre de 1924. El Gran Kursaal solamente había operado como casino 2 años. A partir de entonces funcionó con galas, teatro y cine, pero su declive fue inevitable. Sin recursos y maltratado por los temporales de 1951 y 1965, el 30 de septiembre de 1972 cerró definitivamente sus puertas con la proyección de la película 'Hiroshima, mom amour'. Al año siguiente el casino Gran Kursaal fue demolido.
La Sociedad propietaria del Gran Kursaal mantuvo la titularidad del edificio durante el medio siglo que permaneció en pie, explotado por diversos gestores que, sin posibilidad de rentabilizarlo como casino, no pudieron mantenerlo en condiciones, sobre todo tras los daños causados por los temporales de 1951 y 1965. La propiedad barajó en los 60 convertirlo en un hotel y en viviendas. Pero fue tras el derribo de 1973 cuando la familia Gaiztarro se hizo con la mayoría de las acciones de la sociedad e impulsó este proyecto inmobiliario, que se truncó por la quiebra a que se vio abocada durante la construcción de Bidebieta II. Los bancos se quedaron con el solar, que finalmente adquirió el Ayuntamiento. El 23 de agosto de 1999 se inauguró el palacio de Congresos Kursaal diseñado por Rafael Moneo.
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Mikel Madinabeitia | San Sebastián y Oihana Huércanos Pizarro (Gráficos)
Josu Zabala Barandiaran
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