![Dos puentes de San Sebastián entre los 100 más singulares: «Elementos elegantes y sencillos»](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2025/02/07/puentes-sansebastian-ki6C-U230777984281G8-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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M. S.
San Sebastián
Lunes, 10 de febrero 2025, 09:40
Carlos Polimón, ingeniero de caminos madrileño de 50 años, ha recogido en su último libro 'De puentes por España', la historia de un centenar de pasarelas «imprescindibles», entre las que figuran dos puentes ubicados en San Sebastián, los puentes de María Cristina y el Kursaal. Polimón, que lleva más de dos décadas trabajando en la construcción y reparación de puentes y divulga sus conocimientos en sus redes sociales, revela en su libro curiosidades técnicas e históricas, para poder entender la singularidad de cada una de estas pasarelas.
Entre los cien puentes elegidos por este ingeniero de caminos se encuentran los puentes de María Cristina, construido en 1905 y el puente Kursaal, construido en el año 1921. Ubicados en el mismo paseo por el río Urumea y separados por apenas 850 metros de distancia, fueron construidos por el mismo autor, José Eugenio Ribera, uno de los primeros investigadores del hormigón armado en España.
Con ambos se puede observar cómo evolucionó la estética de puentes urbanos a principios del siglo XX en pocos años en San Sebastián. Y, aunque podría pensarse que el puente de María Cristina (1905) es de piedra, el ingeniero explica que es de hormigón camuflado. Además de detallar que en su rica decoración, el adorno «se ha llevado al extremo» y se ha recargado mediante distintos elementos, entre ellos las barandillas y farolas con elementos mitológicos.
Inspirado en un puente parisino, para muchos el puente de María Cristina, llamado así en honor a la madre del rey Alfonso XIII, que siempre mostró su cariño y admiración por San Sebastián, es el más llamativo de la ciudad. En un principio se planteó llamarlo de «Guipúzcoa», en honor a todas las personas que desde la provincia llegarían a Donostia por ferrocarril. Su origen se sitúa en 1893, cuando se construyó una pasarela provisional de madera para crear un acceso directo desde el Centro a la Estación del Norte, la plaza de toros o el velódromo. Finalmente, el puente definitivo fue inaugurado el 20 de enero de 1905, el día de San Sebastián, y al acto acudió la propia María Cristina.
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Mientras que, 16 años más tarde, el puente del Kursaal respondió a la evolución de la forma de utilizar el hormigón en entornos urbanos. En 1921 desaparece la estructura en arco y se utiliza la viga recta y la decoración se concentra en las seis farolas modernistas rematadas con esferas de vidrio, «un elemento elegante y sencillo que le confiere un aire moderno». Todavía hoy, en días de fuerte oleaje es todo un espectáculo ver cómo los embates del mar pasan por encima de este puente donostiarra.
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