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Edificios con historia en San Sebastián
De Baroja a Sorolla. ¿Quién vivió aquí?Iñigo Goñi Davó
Lunes, 19 de agosto 2024, 06:47
La San Sebastián que conocemos hoy, con sus tradiciones, fiestas y su música, ha sido construida por hombres y mujeres que encontraron en la ciudad su hogar. «De todo cuanto conozco, lo único que me gusta mucho es San Sebastián», afirmaba Francisco Grandmontagne, expresando su amor por la capital guipuzcoana. Ese mismo afecto se puede hallar en la labor que cada uno de estos hombres y mujeres desempeñaron con un profundo apego y admiración hacia una Donostia que vivieron, contemplaron y disfrutaron.
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Un 28 de diciembre de 1872 nacía en este edificio Pío Baroja y Nessi. Uno de los grandes representantes de la Generación del 98, su literatura es reflejo de las inquietudes tanto sociales como existenciales que fueron recurrentes en su vida. Entre sus obras significativas se sitúan 'Las inquietudes de Shanti Andía', caracterizada por continuas evocaciones de su infancia en San Sebastián, 'Zalacaín el Aventurero', radiografía precisa sobre las guerras carlistas en el País Vasco y 'Las memorias de un hombre de acción', un relato sobre una España sacudida por las guerras carlistas y la guerra de independencia.
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Licenciado en Derecho Civil, Administrativo y Canónico, Fermín Calbetón y Manchón (1853-1919) no ejerció nunca como jurista. Comenzó su andadura profesional como docente, lo que le conduciría a La Habana. Una vez allí, fue elegido diputado del distrito cubano de Matanzas en el Congreso español, puesto al que renunció para ser nombrado director general de Gracia y Justicia del Ministerio de Ultramar. Pasados los años, abandonó Cuba para instalarse en su ciudad natal, lugar por el que fue nombrado diputado para, más adelante, aceptar el cargo de senador por Gipuzkoa. De su posterior andadura ministerial es destacable su etapa como ministro de Fomento, bajo la presidencia de Canalejas, y el periodo como ministro de Hacienda junto al conde de Romanones.
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Padre de la ópera vasca, José María Usandizaga nació en este edificio en el año 1887. Con una facilidad innata para la música, heredada de su madre, comenzó sus estudios musicales en la Academia Municipal de San Sebastián. Con 14 años se desplazó hasta París, donde completó sus estudios y compuso sus principales obras orquestales como, por ejemplo, 'Cuarteto de cuerda en Sol, Op. 31'. Tras el retorno a su ciudad natal, dirigió sus creaciones hacia la temática vasca, componiendo, entre otras, la rapsodia 'Irurak bat', que aúna tres cantos populares vascos, y su primera composición lírica, la ópera 'Mendi-Mendiyan'.
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Considerado como uno de los mejores ingenieros de Caminos de su época, José Orbegozo Goróstegui nació en este edificio en el año 1870. Enseguida se interesó por la ingeniería y, tras licenciarse, fue inspector general del Cuerpo de Caminos y vocal de la Junta de gobierno de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. No tardó en trasladarse hacia una actividad profesional basada en proyectos privados, donde aprendió sobre el uso de la electricidad en la construcción. Tras mudarse a Bilbao, comenzó a conjugar empresa e ingeniería en todas sus creaciones, entre la que destaca la presa el Salto del Esla, en su día la más grande de Europa.
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El compositor por excelencia de la música popular donostiarra, Raimundo Sarriegui (1838-1913), puso melodía no solo a los Carnavales y la Tamborrada sino también a un sinfín de fiestas como es el caso de los Caldereros de la Hungría o el Entierro de la Sardina. Creador y director de la txaranga La Cítara, el mayor mérito que se le atribuye al discípulo de José Juan Santesteban es que compuso la 'Marcha de San Sebastián', obra que cada 20 de enero pone a bailar y cantar a toda la ciudad.
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Nacida en 1913, María Dolores Goya Mendiola emprendió precozmente su carrera como educadora al conseguir el título de Magisterio escasos años antes del comienzo de la Guerra Civil. Durante el transcurso de la misma, ejerció de maestra en la escuela de Plentzia hasta su cierre, causado por el bombardeo de Gernika. Tras practicar la docencia en la isla de Wight, en el Reino Unido, y en París, trabajando con el Gobierno Vasco en el exilio, volvió a San Sebastián en 1941, una vez acabado el conflicto armado. Conocida como 'Andereño', dedicó el resto de su vida a la docencia en escuelas clandestinas, primero en Ergobia y más adelante en su casa de la calle Karkizano de Gros.
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Distinguido no solo por su intensa actividad empresarial, si no también por su talento para la fotografía, José Brunet Bermin-gham (1836-1891), hijo y nieto de alcaldes de San Sebastián, vivió su propia carrera política al ocupar el puesto de concejal de la ciudad en varias ocasiones. Como promotor empresarial, fue propietario de diferentes empresas, entre las que se integran la Compañía del Tranvía de Donostia o la papelería La Esperanza. Con sus fotografías, logró transmitir un retrato fiel sobre la expansión de la ciudad tras el derribo de las murallas y buena parte de las tradiciones donostiarras.
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Más conocido como el duque de Mandas, Fermín de Lasala y Collado (1832-1918) fue un empresario de éxito, inquieto humanista y político de renombre. Amplió los negocios familiares al añadir a ellos su participación en la construcción de ferrocarriles, cuya actividad más destacada fue la construcción de la línea de Madrid a Irun. En el panorama político, representó a San Sebastián en las Juntas Generales durante doce años y, bajo el gobierno de Antonio Cánovas del Castillo, fue ministro de Fomento. Tras su muerte sin descendencia en Madrid, estableció como heredera universal a la Diputación de Gipuzkoa.
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Misionera protestante y una muy importante pedagoga estadounidense, Alice Gordon Gulick nació el año 1847 en Boston. Con 24 años viajó a España animada por su hermano, que había recibido el encargo de fundar una misión protestante en el país. Tras una estancia en Santander, ambos hermanos se trasladaron a San Sebastián, donde la pedagoga abrió un internado en la avenida de la Libertad. Con su apertura, buscaba preparar a sus alumnas para la maestranza en escuelas protestantes. La enseñanza de Gordon Gulick, con su carácter práctico y su método inusual, no tardó en brindarle éxito en el instituto y una gran fama por todo el país.
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Tras un corto periodo de tiempo como teniente de Alcalde, Mauricio Echániz (1898-1975) fue nombrado presidente de Euskal Billera, cargo desde el que pudo brindar a la ciudad un sinfín de iniciativas que, con el tiempo, se han consolidado como tradiciones donostiarras. Empezando desde las becerradas benéficas con las que ayudó a asociaciones como el Comité Local Antituberculoso, al hospital San Antonio Abad o a la Beneficencia, también impulsó celebraciones como la Cabalgata de Reyes, las comparsas de Carnaval y las de Caldereros. Su contribución más importante es la organización de la primera Tamborrada Infantil en 1927. Echániz buscó a los niños, preparó los uniformes y dirigió los ensayos.
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Periodista vocacional y de ascendencia vasca, Francisco Grandmontagne vivió su niñez en Barbadillo de los Herreros, en Burgos. Con la muerte de su padre, su tío lo acogió en la casa que tenía en Hondarribia y allí permaneció hasta que, aún joven, decidió viajar a Argentina en busca de éxito profesional. En Buenos Aires escribió para 'La Nación', 'Caras y Caretas' y 'El tiempo', entre otros medios, y logró el puesto de redactor jefe en 'La Prensa'. Más adelante fundó, junto al bilbaíno José Ramón Uriarte, 'La Vasconia: revista ilustrada'. Su gusto por la literatura se convirtió entonces en acicate para su propia creación literaria. Volvió a España como corresponsal de 'La Prensa' y, tras instalarse en San Sebastián, fue presidente de la Asociación de Prensa. Vivió sus últimos años escribiendo obras como 'Paisajes de España, Galicia y Navarra' o 'Los inmigrantes'.
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Huérfano desde los dos años, Joaquín Sorolla (1863-1923) es considerado uno de los principales pintores del impresionismo español. Tras descubrir su vocación, visitó Madrid, donde estudió a Velázquez, Roma, lugar en el que entró en contacto con el arte renacentista, y París, ciudad cuyo impresionismo le dejó prendado. Más adelante volvió a la capital española, alcanzando un gran prestigio como pintor con un estilo popular y admirado, llegando incluso a retratar al rey Alfonso XIII. San Sebastián, con su estilo de vida, sus costumbres y su clima, fue uno de los destinos veraniegos predilectos para el 'pintor del mediterráneo'. Los paisajes locales no fueron excepción para Sorolla, que plasmó en sus pinturas parajes como el rompeolas, el monte Ulia o la playa de La Concha.
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Miguel Ángel Mata | San Sebastián y Amaia Oficialdegui
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