
Ciudadanos | Paula Franco Hernani
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Ciudadanos | Paula Franco Hernani
«No encontraba materiales para reproducir la piel; decidí crearlos»De Usurbil. Estudió Bellas Artes. Máster en Biodiseño en el Basque BioDesign Center de Bilbao donde ahora es profesora. Conoce bien el Centro de Investigación ... Cooperativa en Biomateriales CIC BiomaGune. El 26 de julio abrió en Egia 1 su Organic Studio. En las redes se cuenta que es un espacio que aprovecha los residuos orgánicos que genera la hostelería de Donostia para convertirlos en materia prima para la creación. Se imparten talleres de biodiseño, arte, fermentación, cultivos y mucho más. Rodeadas de cáscaras, pieles, celulosa bacteriana, conchas, máquinas de cocción y trituración, charlamos el primer sábado de noviembre.
– ¿Por qué te interesaba tanto poder reproducir la piel humana en su verdad más auténtica?
–He tenido problemas de piel. Muchos. Ha sido un dolor. La piel es lo primero que ve la gente de ti, el primer contacto que se establece en una caricia. Sabemos también cuánto se nos ha exigido (¿se nos exige aún?) a las mujeres; tantas cremas, tantos serum, tantas ampollas para tenerla luminosa y tersa. He sufrido mucho por mi piel pero también me ha hecho fuerte. Así que yo quería que fuera mi tema, mi materia y mi objeto como artista.
– Pero los materiales que se usan normalmente en la creación artística o en las clases en Bellas Artes no parecían servirte.
– No. Hierro, piedra, metal, incluso la madera eran demasiado sólidos. También las resinas, la silicona. Necesitaba otra textura, otra flexibilidad, otra 'organicidad'. Empecé a investigar. Entre los biomateriales. Necesitaba 'crear' piel. Yo, tantas veces observada, dañada, por la mía, la iba a convertir, la estaba convirtiendo en mi inspiración.
– Poderosa decisión. Tu investigación te llevó a descubrir la 'celulosa bacteriana' ¿qué es?
– ¡Un biopolímero! La 'madre' que da origen a la kombucha. Se obtiene por fermentación con microorganismos de los géneros Acetobacter, Rhizobium, Agrobacterium y Sarcina, de las cuales la especie más eficiente es la Acetobacter Xylinum. De buenas a primeras tiene un aspecto asquerosillo, como de piel de pollo, pero cuando se solidifica alcanza una textura muy interesante para la artista/investigadora y buscadora de nuevos materiales que soy yo. No, no me llames bióloga.
– No creo que fuera a hacerlo.
– No lo soy. Eso sí, trabajo en contacto con artistas. Y con científicos. Y con diseñadores. Yo te diría que entre todos 'creamos nuevos materiales'. Y lo hacemos a partir de restos orgánicos. Es casi un intento de ciencia aplicada al arte. Creamos lo que no existe mediante un proceso de reciclado.
– Proceso que, intuyo, acabará cuando el producto diseñado con esa celulosa bacteriana o ese tejido de piel de naranja sea ¿enterrado? ¿Tirado al mar?
– Efectivamente. Las piezas serán 100% biodegradables por lo que una vez desechadas no deberían ser tiradas al contenedor de orgánico sino directamente enterradas en la tierra como compost o tiradas al mar donde representarán gran cantidad de nutrientes para los seres marinos.
– Supongo que al ser tan absolutamente orgánicas se degradarán con los cambios de temperatura, con el agua o el sol. ¡¿Un bolso que se hace pedazos si lo llevas a tu viaje a Tánger?!
– Estamos todavía en procesos de investigación, de prueba y error. De crear materiales más cerámicos (con el calcio extraído de conchas y caparazones). Se muestran más resistentes que los elásticos (piel de naranja). No queremos tratarlos con ninguna resina porque eso disminuiría su calidad de 'compostables' aunque fuera un 10%. Sí, creo que tendremos que seguir replanteando nuestra relación con la moda.
– ¿En cuál de tantos sentidos?
– Hace tiempo que no compramos prendas para que nos duren 'toda la vida'; abducidos por la 'fast fashion' adquirimos ropa que deja de ser tendencia en un par de semanas. La desechamos. Pues habrá que darle la vuelta a eso; comprarás algo que no te durará años, que sí, se degradará, que acaso no resista un gran aguacero. Pero ya estamos acostumbrados a cosas que no duren eternamente. La diferencia es que, ahora, no dejarán huella de carbono como ese plástico inmortal.
– ¿Tienes ya alguna colección?
– He testado algún objeto pero en estos momentos sigo investigando. No creas, hay que hacer muchas pruebas para que el polvo de la cáscara de huevo solidifique como queremos. Las primeras veces salía demasiado rígido. Ahora estoy esperando el resultado de algunos gelificantes a los que añado ácido cítrico, vinagre o aceites como la glicerina. Vuelvo a la idea de materiales más cerámicos. Quiero descubrir cómo se comportan las algas, trabajo con crustáceos para lo dicho, la extracción de calcio.
– ¿Marisqueas tú? ¿Recoges conchas y algas? ¿Rompes huevos?
– Muchos bares son mis proveedores de desechos. Me gustaría cerrar el ciclo y a cambio de lo que me traen entregarles algo hecho con el biomaterial obtenido, tazas, lámparas, hasta el menú impreso en celulosa bacteriana.
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