La escuela de ciclismo Donostialdea espera cuadruplicar su plantilla femenina en los próximos años

«Desde pequeños tenemos el sueño de ser ciclista profesional y seguimos persiguiendo ese sueño», relata Aner. Es uno de los 64 jóvenes que actualmente se forman en el club Donostialdea, antes conocido como Donosti Berri, y que ha contado su experiencia durante la presentación de la temporada.

Actualmente, Donostialdea es la única escuela que trabaja con menores de 10 a 18 años en San Sebastián y donde se enseña ciclismo de competición en modalidades de carretera y pista. «Hemos cambiado de nombre porque el equipo estaba centrado en Donosti y muchos de nuestros corredores eran de pueblos colinantes. Donostialdea engloba a más personas y confiamos en que también atraiga a más aficionado. Han desaparecido el club de Usurbil y el de Hernani y nos toca trabajar para captar ikastolas. Hemos conseguido pasar de 32 a 64 ciclista y en este sentido Iruki, es un patrociandor que nos ayuda a ir ganando presencia», explican desde el club.

Tras conseguir el primer triunfo de la temporada que acaba de comenzar, Aner reconoce que «estamos más enchufados y que, gracias a la ayuda de los patrocinadores y lo que traen, tienen un aliciente más para dar resultados en carreras. La victoria de Eibar de este año fue un momento emocionante. Fue la primera carrera y dominamos, estuvimos donde teníamos que estar y fue increíble». Espera que solo sea la primera y que queden más por venir.

La presencia de chicas es cada vez mayor aunque todavía es escasa. «En Donosti Berri no había chicas y ahora, poco a poco, estamos intentando que haya más. Actualmente hay tres chicas que compiten con los chicos de un año menos y el objetivo es que dentro de unos dos o tres años ya sean 10 o 12», confían desde el club.

Maialen es una de esas ciclistas. «Las chicas tenemos bastantes opciones en el ciclismo. Podemos correr con los chicos de una categoría menos y hay opciones de hacer algo. Por eso, animo a las chicas que a que se apunten. Es duro y sacrificado, pero la recompensa merece la pena. Que vengan y nos conozcan», pide.