![Cierra el bar A Fuego Negro, de la Parte Vieja de Donostia](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202011/02/media/cortadas/fuegonegro-U30953738318LDD-RDqN0h2QyIrcc9JSVADtnYK-1248x770@Diario%20Vasco-DiarioVasco.jpg)
![Cierra el bar A Fuego Negro, de la Parte Vieja de Donostia](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202011/02/media/cortadas/fuegonegro-U30953738318LDD-RDqN0h2QyIrcc9JSVADtnYK-1248x770@Diario%20Vasco-DiarioVasco.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
El próximo junio cumplía quince años. Era joven por estilo y por trayectoria, pero se había convertido en uno de los clásicos de la Parte Vieja donostiarra. A Fuego Negro cerró el domingo la persiana. Se acaba. Es víctima de una tormenta perfecta: la caída de clientes de la Parte Vieja, alquileres altos y unas medidas sanitarias anti-Covid, con la barra cerrada, que «hacen inviable un proyecto como el nuestro», según explica con pena Edorta Lamo, alma, creador e inspirador junto a su hermana Amaia de este lugar diferente en el panorama de la hostelería donostiarra.
«El confinamiento de primavera nos dejó ya tocados», dice Lamo. «No nos han bajado el alquiler, y las nuevas medidas, que limitan la presencia de clientes en el bar, impedían que las cuentas cuadraran». «Estamos preocupados por el conjunto del sector y especialmente por la Parte Vieja. Las instituciones, que nos piden apoyo para divulgar la imagen de Donostia o Gipuzkoa, no dan señales de vida. No pido ya medidas drásticas con los alquileres, como han hecho en Barcelona, pero sí al menos una palabra de apoyo. A gente como Dani López, del Kokotxa, única estrella Michelin de la Parte Vieja, o a Pablo Loureiro, que mantiene esa institución que es el Urola«.
Edorta Lamo tiene otro proyecto en marcha, su restaurante Arrea, en su pueblo alavés de Kanpezo, aunque ahora está cerrado a la espera de lo que pueda ocurrir con los confinamientos. «Eso va bien y nos salva, aunque estamos cargados de deudas». En poco tiempo el Arrea se ha afianzado como un lugar con mucha personalidad y gastronomía «de verdad» pegada al territorio.
Lamo no descarta resucitar en el futuro el proyecto de A Fuego Negro, «en otro sitio y en otro momento», pero ahora no esconde su tristeza al recoger los enseres del local en la calle 31 de Agosto. Fue un establecimiento pionero en su cocina moderna, en la reinvención del pintxo, en la apuesta por la música y su implicación en artes como el comic, con varios libros publicados. En su espacio se mezclaban los clientes locales con los turistas deseosos de conocer una propuesta distinta. En su barra reinaba Oscar, uno de los mejores 'barman' de lo Viejo a juicio de quienes fuimos sus clientes. «Espero que siga con nosotros de algún modo», remata Lamo cuando se le pregunta.
«Nos tenemos que despedir... Con una penika inmensa cerramos las puertas de nuestro garito», dicen Edorta y Amaia en su nota de cierre. «La mezcla de un mundo loco y el desamparo del sector hacen imposible sostener nuestra barra. Nos sentimos orgullosos del camino recorrido y convencidos de que nuevos bonitos caminos hay y habrá porque la ilusión y la pasión siguen con nosotros allá donde vayamos. Hemos sido de lo viejo desde el primer día y así hemos querido cuidarlo y apoyarlo«, añaden.
Se apaga la llama de A Fuego Negro. No solo es el cierre de un bar: es señal de un tiempo difícil.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.