El solsticio de verano se celebra en Donostia con todo el mundo pendiente de Euskalmet. El impenitente sirimiri que cayó durante la jornada tuvo la consideración de remitir, que no de cesar, en las horas previas al encendido de las hogueras de San Juan y esa ventana de oportunidad permitió cumplir el rito y la ciudad pudo bailar alrededor de los 18 fuegos oficiales que iluminaron la noche más corta. La tradición también se cumplió en la plaza de la Constitución, donde 15 de los 27 concejales de la corporación municipal bailaron la Soka-Dantza alrededor del fresno ante el medio millar de personas que asistieron al acto.
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La incesante lluvia no llegó a chafar la fiesta de bienvenida al verano, pero sí acortó los prolegómenos vespertinos y puso a cubierto meriendas, chocolatadas y otras actividades lúdicas previstas en las inmediaciones de las hogueras. Igeldo, Antiguo, Aiete, Amara Berri, Morlans, Amara Zaharra, San Roque, Parte Vieja, Martutene, Egia, Sagüés, Intxaurrondo Zaharra, Intxaurrondo, Bidebieta, Herrera, Larratxo y Oleta encendieron sus respectivas hogueras y las precipitaciones lo que provocaron fue una reducción de los fuegos no oficiales que en toda noche de San Juan brotan por la geografía donostiarra, particularmente en sus playas.
Un año más, la corporación municipal participó en el rito con una Soka-Dantza o danza de autoridades alrededor de un fresno colocado en la plaza de la Constitución. El acto comenzó a las 20.00 horas y concejales y alcalde bailaron junto a los dantzaris de los grupos Goizaldi, Arkaitz, Eskola y Gero Axular, acompañados por la Banda Municipal de Txistularis. El sirimiri dio una tregua y los primeros 20 minutos se pudo disfrutar del evento sin necesidad de paraguas, aunque hubo que abrirlos antes de la conclusión del acto.
La ceremonia arrancó con la interpretación del Zortziko de San Juan. Con la Soka-Dantza los concejales se agarraron de las manos y entraron en la cuerda el aurresku y el atzesku. Con teas encendidas los dantzaris entraron en la plaza y se colocaron en círculo alrededor del árbol. Tras unas breves palabras de Eneko Goia, los bailarines se acercaron al árbol y le dieron fuego. La ceremonia finalizó con el baile a lo suelto, una kalejira, y una avalancha de gente deseosa de hacerse con un pedazo de corteza del fresno como recuerdo.
Además de este fuego en el corazón de la Parte Vieja, se organizaron otras 17 hogueras a cargo de diferentes entidades en cada barrio. Dos de ellas, la de Sagüés y el paseo Nuevo, de gran visibilidad por estar junto al mar y por la gran cantidad de asistentes que habitualmente reúnen a su alrededor.
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