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Por aquello de subirme a la ola de lo eco y ahorrarme tiempo en atascos y disgustos por perder un autobús, he estado tentada de comprarme un patinete eléctrico. Pero lo cierto es que me han entrado dudas.
Si en un día normal, como peatón, ... me cuesta esquivar a otros viandantes, mirar bien en los cruces que no pase ningún corredor, bicicleta, 'roller' o 'segway', no me quiero imaginar subida en un patinete eléctrico. Tampoco ahorraría mucho tiempo. Ya sé que no podría circular por las aceras, pero sí por algunas zonas peatonales y calles con velocidad limitada a 30 km/h.
Hoy en día, por el carril bici y las aceras pasa de todo. Y a distintas velocidades. Tampoco es que las carreteras vayan vacías y si encima quitamos espacio... Habría que sentarse a hablar de una nueva configuración urbana porque mucho nos invitan a dejar el coche y utilizar el transporte público, pero no sé si piensan en la saturación de las aceras y bidegorris.
Que razón no les falta en cuanto a fomentar el transporte público porque intentar aparcar en algunos barrios solo es apto para valientes. Entre los carga y descarga, las motos que ocupan plazas, los residentes... y cuando hay un hueco, no te cabe el coche. Eso no pasa con el patinete.
Mientras me aclaro seguiré metiendo el pie en los adoquines rotos y organizando mejor mi tiempo para llegar puntual a la parada. Lo malo es que no podré presumir en el Instagram que no tengo de lo moderna que soy con mi patinete.
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