

Secciones
Servicios
Destacamos
Lola Horcajo y J. J. Fdez. Beobide
Viernes, 16 de agosto 2024, 00:04
Cuando se cumple un siglo de la apertura de la Casa Balenciaga en la Avenida, realizamos un recorrido por los escenarios donde vivió el maestro, ... desde su Getaria natal, siguiendo por Donostia, donde empezó y consolidó su carrera profesional, para terminar, tras su etapa parisina, en su retiro de Igeldo. Para ello nos ayudamos de la documentación aportada por Miren Arzallus en su libro «Cristóbal Balenciaga. La forja del maestro (1895-1936)' y en la recogida por Mariu Emilas en su libro 'Balenciaga: mi jefe', cuyos abuelo y padre fueron estrechos colaboradores del maestro.
Getaria, cuna de Balenciaga. Cristóbal vino al mundo en 1895 en la población marinera de Getaria, en una sencilla casa (actual calle Aldamar 12) que aún se conserva, aunque bastante transformada. Bien orientada al este, en primera línea, desde sus ventanas se contempla el puerto y el mar, un mar que siempre le cautivó hasta el final de sus días.
A pesar de que se ha dicho que nació en una humilde familia de pescadores, lo cierto es que su padre, José Balenciaga, era alcalde de Getaria el año de su nacimiento, cargo que repetiría 1897. Además, era empleado del Estado, tripulando y llegando a ser patrón de la 'Escampavía Guipuzcoana', una embarcación de remos utilizada para la vigilancia de la costa y el control aduanero que, durante la estancia de la familia real en San Sebastián, quedaba asignada a su servicio personal en la bahía o para las excursiones fluviales por el Urumea. José murió en 1906, cuando Cristóbal tenía solo 11 años.
La copia prodigiosa. Su madre, Martina Eizaguirre, era costurera con taller propio, donde también enseñaba a coser a jóvenes de la localidad y con la cual aprendería también Cristóbal siendo aún un niño. Los marqueses de Casa Torres tenían su casa de veraneo en Getaria, en el palacete Villa Ona, actual sede del museo Balenciaga. Martina realizaba labores de costura y arreglo de la ropa para esta familia y su hijo Cristóbal, que le solía acompañar, quedó fascinado por los magníficos vestidos de la marquesa, realizados por los mejores modistos de París y Londres.
Según se cuenta, en 1907, Cristóbal fue a entregar un encargo de su madre que estaba enferma a la marquesa, quien le preguntó cómo iba a hacer para ayudar a su madre viuda, respondiéndole que haciendo vestidos tan bonitos como el que ella llevaba puesto. Sorprendida, le facilitó tela para realizarlo y Cristóbal, que solo tenía 12 años, demostró sus tempranas dotes, entregándole días después una excelente copia de aquel vestido que la marquesa lució en la misa mayor del domingo siguiente. Este éxito le reafirmó a Cristóbal en su decisión de convertirse en sastre y, ese mismo año, Martina Eizaguirre se trasladó a San Sebastián con su hijo para que pudiera empezar su formación con otros sastres de la ciudad.
De aprendiz a jefe de confección. Comenzó como aprendiz en Casa Gómez, en la esquina del Boulevard con la calle Elkano, taller de gran fama que contaba con una importante clientela entre la que se encontraban los marqueses. Al poco tiempo, pasó a trabajar en la sastrería New England y en 1911, cuando tenía 16 años, fue contratado como sastre en la sección de confección de señoras de los almacenes Au Louvre, que acababan de inaugurar una gran tienda en la calle Hernani 3 y 5.
La moda parisina. Almacenes Au Louvre era la sucursal donostiarra de uno de los más famosos grandes almacenes de París, lo que le proporcionó nuevas perspectivas a Cristóbal, ya que en su sección de moda trabajaban con un gran muestrario de telas y poseían los modelos y patrones más modernos de cada temporada. Como comprador de Au Louvre, empezó a viajar a París, conociendo de primera mano las casas de moda de la capital francesa. En tan solo dos años, Balenciaga fue nombrado jefe de taller de confección de señoras del establecimiento donostiarra.
Tras este periodo y durante la I Guerra Mundial, la marquesa de Casa Torres le ayudó a proseguir su formación, primero en Burdeos y luego en París, con Jacques Doucet, uno de los más famosos modistos, conocido por sus lujosos vestidos de fiesta y donde Cristóbal pudo aprender el funcionamiento de una casa de alta costura.
De París a Miramar. La carrera meteórica de Balenciaga no pasó desapercibida. De vuelta a Donostia, fue llamado por la reina María Cristina para encargarle la confección de ciertas prendas, siendo ella su primera gran clienta. Al carecer todavía de taller propio, sería en el propio palacio Miramar donde le reservarían una habitación para realizar su trabajo.
Cristóbal Balenciaga, modisto. Con este reconocimiento, en 1917, con 22 años, abrió su primer taller en la calle Bergara 2. A falta de capital para proveerse de telas y personal, se asoció por seis años con las hermanas Lizaso, que regentaban una mercería. Aquel año, Coco Chanel, que estaba revolucionando la moda femenina y tenía tienda en Biarritz, presentaba su colección en San Sebastián. Cuentan que el joven Balenciaga consiguió que le dejaran entrar en las restringidas salas de juego del Casino, donde pudo conocer a la ya afamada Chanel, con la que entabló una amistad que duraría toda su vida.
En la Avenida desde 1924. Acabada la sociedad con las hermanas Lizaso, Balenciaga, ya en solitario, se trasladó al número 2 de la Avenida, abriendo en octubre de 1924 su nuevo establecimiento. En la primera planta, con seis balcones dando a la calle Santa Catalina, estaba el luminoso taller y el almacén y, dando a la Avenida, se encontraban tres salones consecutivos para los desfiles y las pruebas a las clientas. En la planta superior, comunicado por una escalera interior, Balenciaga tenía su propia vivienda, donde convivía con su madre y con su compañero y colaborador Wladzio D'Attainville.
Posteriormente abriría otros dos establecimientos más en Donostia para atender a una clientela más variada, en Okendo 10 en 1927, tras la prohibición del juego, y en Santa Catalina 3 en 1932, tras la llegada de la República. Solo el taller de la Avenida, bajo la firma EISA, permanecería abierto hasta el final de todas sus casas de moda en 1968.
Retrato del 'hombre invisible'. Es conocida la discreción que caracterizó siempre al modisto y su aversión a aparecer en fotografías. Consciente de su creciente fama, siempre pretendió pasar desapercibido. Nunca daba ruedas de prensa, los desfiles de cada temporada los observaba detrás de unas cortinas y, salvo excepciones, no solía atender personalmente a sus clientas, que no le llegaban a conocer, pese a las grandes sumas que pagaban por sus creaciones. La prensa hablaba de él como el 'hombre invisible'. Por ello cobra importancia la aparición de un retrato a lápiz en la portada del diario 'El Pueblo Vasco' del 2 de octubre de 1927, firmado por el pintor zarauztarra Mauricio Flores Kaperotxipi. La presencia de Balenciaga, «vasco de naturaleza y universal de fama», en la sección de 'Tipos y Figuras del País' era debida a «su verdadera personalidad artística, que justifica el rango estético de lo que hasta ahora se tenía por frivolidad deleznable», elevando así su trabajo como modisto a la categoría de arte.
Balenciaga, modisto en París. Al comenzar la Guerra Civil, Balenciaga salió del país. Suponiendo que sería por poco tiempo, decidió mantener abiertas sus casas de Donostia, Madrid y Barcelona, lo que logró pese a los tres años que duró la contienda, aunque solo la casa donostiarra de la Avenida tuvo cierta actividad. Tras pasar por Londres e intentar sin éxito colaborar en la Casa Word, se estableció en París, donde formó sociedad con el exiliado donostiarra Nicolás Bizcarrondo y con D'Attainville, y consiguió abrir su taller de alta costura en la avenida Georges V, presentando su primera colección con gran éxito en agosto de 1937.
Con vistas al mar. Al finalizar la Guerra Civil, consiguió ir reactivando la actividad de sus casas españolas. En Donostia, pese a mantener la vivienda que tenía sobre el taller de la Avenida, decidió comprar el antiguo caserío Otondo, en el poblado de Igeldo, junto al que ha sido hasta hace poco restaurante Mendizorrotz. Esperaba que este tranquilo lugar abierto al mar Cantábrico, como su casa natal, se convirtiera en el txoko donde poder descansar de los problemas que podía dar una empresa como la suya, que solo en París llegaba a contar con 500 empleados. En 1941 procedió a la reforma del caserío y lo renombró Gurutzalde, haciendo alusión a la cruz de Igeldo de la cima contigua.
Cuentan que una de las razones por las que Balenciaga eligió este lugar fue porque desde allí se alcanzaba a ver Getaria, algo que le ilusionaría a su madre, a la que llevó con él. Martina falleció 3 años después, pero como recuerdo siempre conservó en lugar preferente de esta casa la máquina de coser de su madre, con la que él empezó a aprender el oficio.
Los datos
1895 Cristóbal Balenciaga nace en Getaria.
1917 Su primer establecimiento en calle Bergara 2.
1924 Casa Balenciaga en la Avenida 2.
1933 y 1955 Se establece en Madrid y en Barcelona.
1937 Balenciaga en París, en la avenida Georges V.
1940 Balenciaga compra el caserío Gurutzalde en el pueblo de Igeldo.
1968 Cierre de todas las casas Balenciaga y retiro en Igeldo.
1972 Fallece en Jávea.
Tras retirarse en 1968, Balenciaga se estableció en Gurutzalde. Los paseos contemplando el mar y conversando con alguno de sus amigos eran su principal pasatiempo, sin faltarle nunca alguna prenda que coser o arreglar. No tuvo mucho tiempo para disfrutarlo. En 1972 recibió el encargo del vestido nupcial de Carmen Martínez Bordiú, nieta de Franco, que diseñó y realizó en Madrid. Quince días después de la boda, el 23 de marzo de 1972, falleció en Jávea (Alicante). Sus restos mortales fueron trasladados a Getaria y yacen en su cementerio frente al mar. Apenas un año después, el caserío de Igeldo se incendió.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.