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En el terreno que ocupaba la estación de tren de San Sebastián solo queda en pie la 'Puerta de Brandemburgo'.

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En el terreno que ocupaba la estación de tren de San Sebastián solo queda en pie la 'Puerta de Brandemburgo'. Gorka Estrada

Una histórica estación reducida a cascotes

La demolición de la terminal de San Sebastián por las obras del TAV deja en el recuerdo un edificio y unos elementos arquitectónicos a la espera de su reconstrucción

Antton Iparraguirre

San Sebastián

Viernes, 28 de abril 2023, 20:13

La Estación del Norte, conocida también de Atotxa, de San Sebastián era pequeña, de provincias, pero con un gran encanto. Desde 1864 su tamaño y arquitectura sorprendieron a los miles de usuarios que lo atravesaron para llegar o salir de la ciudad en tren. La terminal, obra del ingeniero Alexandre Casimir Letourneur, fue inaugurada el 15 de agosto de ese año, en la época de máximo esplendor del ferrocarril. Ahora ha sido demolida por las obras de la llegada del TAV y el solar ha quedado reducido a cascotes. Solo queda en pie el emblemático pórtico, conocido como como 'Puerta de Brandemburgo', que será reconstruido en su actual emplazamiento. Atrás queda su sencillez constructiva, su atractiva combinación polícroma de ladrillo rojo con recercados blancos de estilo clasicista, y sus elementos singulares. Permitió que la capital guipuzcoana se convirtiera en una ciudad balnearia de fama europea y desarrollara su potencial económico. Al tratarse de un edificio protegido con grado C en el Peppuc, cuando finalicen las obras de la futura estación el edificio de la estación del Norte deberá ser reconstruido con su estética anterior, aunque se le añadirá un levante de dos pisos.

En el recuerdo quedará una estación que ha permanecido prácticamente intacta desde la última importante remodelación llevada a cabo en 1880 por el ingeniero francés Jean Biarez. Construyó la estructura de la cubierta, el edificio de viajeros, la cubierta de andenes y el hotel Terminus, además de la columnata que se enfrenta al puente de María Cristina, obra promovida por el Ayuntamiento en 1906. La terminal donostiarra ha sido considerada desde entonces uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura ferroviaria del Estado, con una línea y el estilo afrancesado, también en las formas y dimensiones de las fachadas, popular en la época.

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Plano original inédito de las fachadas de la estación.

Plano original de la fachada lateral.

AUX STEP FOR JS

Desde finales del siglo XIX, la fisonomía exterior de la estación del Norte de Donostia ha experimentado pocos cambios, salvó en su interior, con el objetivo de poder ofrecer un mejor serivicio a los usuarios conforme avanzaban con los años los adelantos tecnológicos y los cambios a la hora de viajar en tren. Su pequeño vestíbulo ha sido testigo de los sueños y temores de unos usuarios ávidos de una vida sobre railes.

Uno de sus elementos más llamativos era la icónica marquesina de hierro que ha cubierto los andenes hasta este mes de abril. Cuando uno bajaba del tren o esperaba su llegada quedada prendido por su fragilidad y belleza. Instalada en 1881, era una estructura de hierro de la factoría del prestigioso ingeniero francés Gustave Eiffel. Era la única facturada por su firma que todavía permanecía en uso en España.

Imagen histórica de la Estación del Norte de San Sebastián.

Jean Biarez fue quien contrató la marquesina en los talleres de G. Eiffel et Compagnie. Era un kit de construcción que se construía como un mecano. Con un peso de 288 toneladas, una anchura de veinte metros por 77 de longitud, se levantaba sobre un conjunto de cuchillos articulados, sistema Polonceau, que se apoyaba por una parte en el propio edificio y, por la otra, sobre columnas de fundición de 10,5 metros de altura. La cubierta estaba rematada por una linterna longitudinal que permitía cierta iluminación natural y, sobre todo, la evacuación de los humos de las locomotoras, así como con tres pequeños lucernarios.

Otra pieza arquitectónica singular y admirada por los viajeros era el pórtico de acceso a la estación, conocida popularmente como 'Puerta de Brandemburgo'. Parecía que saludaba y despedía al viajero. Llamaba la atención su friso y sus cinco arcos, todo ello rematado por un reloj. Se construyó en 1905 como prolongación del puente María Cristina. Diecisiete años después, como consecuencia de la degradación de la pasarela metálica como consecuencia de la corrosión, se tuvo que sustiuir por otra de hormigón. Fue reconstruido en 1992 con otros materiales ante el fuerte deterioro que presentaba, y desmontado en 2013 como consecuencia de las obras de construcción de la nueva estación terminal de autobuses. Volvió a ser colocado aunque parte de los elementos desmontados no fueron reutilizados al no reunir las condiciones de solidez. Ahora, está previsto que sea reconstruido en su actual emplazamiento y cuando finalicen todas las obras volverá a ofrecer una noble imagen a la entrada de la Estación del Norte desde el puente María Cristina. Recobrará su histórico protagonismo, ya que será el acceso a un gran vestíbulo central que distribuirá las tráficos por el interior de la estación y que permitirá comunicar con los diferentes andenes y con la intermodal de autobuses.

Las autoridades aseguran que el nuevo proyecto respetará los principales elementos arquitectónicos singulares del edificio de Atotxa, como la histórica marquesina de hierro o el pórtico de acceso. Está previsto que el edificio principal se reconstruya en cuanto finalicen los trabajos para levantar la infraestructura soterrada de la futura estación que acogerá la llegada del TAV a Donostia. Estará operativa para finales de 2024 o inicios de 2025, aunque la 'Y' vasca por la que circularán los trenes de alta velocidad no estará construida por lo menos hasta 2027.

Como primera fase, en noviembre se inauguró la estación provisional, a la que se accede desde Egia. El traslado ha permitido liberar los terrenos de la antigua terminal y su playa de vías. Se ha llevado a cabo la eliminación de los raíles, las catenarias y la parte del puente sobre las vías que aún quedaba en pie. También se ha desmontado la cubierta con estructura de hierro de la factoría Eiffel para que sea restaurada en un taller y pueda ser instalada de nuevo en la futura terminal. También queda para el recuerdo la conocida como 'puerta de Brandeburgo'. Finalmente se ha demolido el histórico edificio, que está protegido con el grado C en el Plan Especial de Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc). Esto ha provocado reacciones de todo tipo, pero hay que tener en cuenta que la última modificación de 2021 ha permitido que se derribe también la fachada principal que da hacia el río –que hasta entonces debía preservarse– y esto ha permitido a Euskal Trenbide Sarea (ETS) demoler todo el edificio, que cuando se reconstruya ganará un levante de dos plantas.

«Ha sido destruida la Estación del Norte», denuncia Áncora

«Ha sido destruida la Estación del Norte, so pretexto de adecuar sus instalaciones a la llegada de la Alta Velocidad», ha denunciado este viernes la asociación en defensa del patrimonio Áncora. «El escándalo es mayúsculo, porque todas las informaciones garantizaban al menos la preservación de la fachada, por tratarse de un bien protegido», ha subrayado. También ha criticado que «las obras se están acometiendo con una notable falta de transparencia, ya que en ningún momento se ha podido consultar el proyecto del arquitecto Jon Montero, a pesar de las reiteradas peticiones que se han efectuado en el Ayuntamiento. De hecho, las actuaciones sobre el edificio se desarrollan tras un muro pantalla de hormigón sobre el que han instalado una lona, convenientemente diseñada para impedir las miradas de curiosos y transeúntes». Ha considerado que «el legado urbanístico del alcalde Eneko Goia se salda con el derribo de uno de los monumentos más valiosos de nuestra ciudad por su significado urbano».

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