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Imágenes de la prueba de volcado de coches y de arrastre de camiones, celebradas en San Sebastián. Youtube
El día en el que el hombre más fuerte del mundo se coronó en San Sebastián: «Las pruebas vascas, las más difíciles»
35 años de la competicón The World's Strongest Man

El día en el que el hombre más fuerte del mundo se coronó en San Sebastián: «Las pruebas vascas, las más difíciles»

Se cumplen 35 años desde que Donostia acogiera una espectacular prueba con los más forzudos levantando coches y cargando troncos por el centro de la ciudad

Jesús Falcón

San Sebastián

Martes, 20 de agosto 2024

En 1989 la Semana Grande de San Sebastián finalizaba con una prueba internacional, y no era el tradicional concurso de fuegos artificiales, sino una competición entre los hombres más fuertes del mundo, de cuya celebración se cumplen 35 años. «Los fuegos ponen el color, pero estos ocho gigantes han puesto el músculo, la fuerza de la Aste Nagusia», explicaba en su primera página El Diario Vasco del 19 de agosto. Justo al lado, otros titulares hablaban de la Real Sociedad ('Boronat ojeará hoy en Inglaterra', el objetivo era observar a varios jugadores extranjeros que interesaban al club aquella pretemporada) y de remo ('Donostia-Valdemar, clasificada para La Concha', en la habitual eliminatoria donostiarra). Eran otros tiempos pero no tan diferentes.

El caso es que ocho forzudos llegados de todo el mundo competían durante tres días por coronarse como el más fuerte del año y el premio de un millón de pesetas (6.000 euros de la época) en diversos puntos de San Sebastián con pruebas como el vuelco de coches, arrastre de camiones, levantamiento de troncos o una carrera con marmitas. La competición 'The World's Strongest Man', llegaba en agosto del 89 a una Donostia expectante ante una novedad que alegraba el habitual ritmo predecible de los actos del programa de la Semana Grande.

Con pesos superiores en todos los participantes a los 120 kilos, partía como gran favorito Bill Kazmaier, estadounidense de 35 años y tres veces ganador de este campeonato. Luchaban por superarle Dusko Markovic (Canadá), de 33 años y policía de estupefacientes, Ilkka Nummisto, finlandés de 45 años, el mayor de todos y expiragüista olímpico, así como Laszlo Piketty, húngaro de 31 años, Rudy Cousteau, alemán (de Alemania Occidental, recordaba la organización) de 34 y el holandés AB Wolders, de 38 años. Completaban la competición el islandés de 29 Jon-Pall Sigmarsson, que creció cazando focas en su localidad de nacimiento, y finalmente estaba el más joven de todos, el británico Jamie Reeves, exjugador de rugby de 27 años y 1,90 m de altura, y que se impuso como el gran vencedor en San Sebastián.

El vídeo que resumía la competición para la BBC y que puede verse en Youtube (y bajo estas líneas), presenta a la capital guipuzcoana como «una zona rica en herencia cultural y marítima» y asegura que «los vascos aman a sus propios deportes y al deporte de fuerza en particular», mientras aparecen rincones de la ciudad como la bahía de La Concha, las calles de la Parte Vieja, el viejo mercado de La Bretxa o el Palacio de Miramar.

Prueba de arrastre de camiones

La estrella de la competición, que se celebró un día más tarde de lo previsto.

Carga en el puerto

Los participantes debían llevar objetos pesados relacionados con la pesca.

Cobertura en El Diario Vasco

La expectación era tal, que este periódico se volcó con varios reportajes.

Harrijasotzailes en Ondarreta

Los participantes aprendieron en tiempo récord la técnica.

Sujetar quesos

Exigente prueba para sujetar un queso de 12 kilos en cada brazo junto al Victoria Eugenia.

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La primera de las pruebas comenzaba el sábado 19 de agosto a las diez de la mañana en el puente María Cristina, cerrado al tráfico y con cientos de personas observando cómo los fortachones procedían a recorrer un trayecto de 40 metros en el que tenían que volcar tres coches, cada uno de 700 kilos de peso. El primer participante, Kazmaier, lo lograba en solo 25 segundos pero sería posteriormente superado por Wolders, que lo hacía en 20. «Lo gracioso del asunto es que al terminar hacían falta cuatro o cinco hombres para colocar los coches que un solo forzudo había volcado», escribía en El Diario Vasco al día siguiente Coro Aycart.

La siguiente prueba, ya por la tarde, se realizaba en la plaza de la Constitución, aprovechando las pruebas de herri kirolak de la Aste Nagusia, también con troncos, pero en este caso cargando con ellos. Eran 140 kilos de inicio a levantar al modo tradicional de las pesas en una curiosa mezcla de disciplinas deportivas. Aún más extraña sería la siguiente prueba, en el mismo escenario y casi seguida, con los forzudos cargando dos grandes lecheras o marmitas de 75 kilos de peso cada una por un recorrido que incluía subir varias veces unas escaleras y uno de los entrenadores vistiendo una falda escocesa. El ganador sería quien más distancia recorriera, hazaña que logró el británico Reeves con 97 metros. La principal dificultad, según confiesan los participantes en el vídeo, es el estrecho soporte de los envases, que se clavaba en sus manos pese a llevar guantes.

Las pruebas continuaron al día siguiente, domingo, de forma más espectacular aún. Los hercúleos contendientes se fueron hasta la playa de Ondarreta para hacer de harrijasotzailes y levantar varias piedras. «La prueba que más temen», explica el locutor mientras Goenatxo II les muestra su técnica rodeado de bañistas. «Todo lo que tienes que hacer es agarrar 100 kilos de una roca local, sujetarla sobre el pecho y levantarla sobre el hombro, dejarla caer y repetir hasta que hayas tenido suficiente», explicaba el comentarista.

Arrastre de camiones, la prueba estrella

La quinta prueba estaba prevista esa segunda jornada para las tres de la tarde frente al Hotel María Cristina y consistía en el número estrella, arrastrar camiones con las manos durante 20 metros. Sin embargo la lluvia hizo su aparición con fuerza y tuvo que suspenderse. En todo caso, hubo un intento, hasta que después de mover uno de los vehículos, de 6,5 toneladas, Reeves «se soltó de las correas y con un gran enfado gritó en inglés que el suelo estaba demasiado mojado. Marcovic siguió arrastrando su camión hasta que resbaló y cayó en plancha al suelo», recuerdan las páginas de El Diario Vasco. Finalmente la organización decidió posponerlo al día siguiente. El numeroso público al menos pudo ver a otros dos forzudos que no competían pero a los que los organizadores evaluaban esos días, que sí se animaron a mostrar cómo podían mover los vehículos, de seis toneladas y media cada uno.

La que sí se celebró esa misma noche era la prueba en la que los competidores debían sujetar en el aire, el mayor tiempo posible, dos quesos de 12 kilos, uno con cada mano. Comenzaba el policía canadiense reclamando ánimos con un grito en euskera: «Maite zaitut, Euskal Herria», y los consiguientes aplausos.

La tercera y última jornada llevaba el show a Alderdi Eder, donde los deportistas debían arrastar el mayor tiempo posible unos grandes carros de madera. Una mañana de agosto de nuevo soleada en San Sebastián que permitiría al fin celebrar la prueba estrella en el paseo República Argentina, junto al Urumea, el arrastre de camiones que popularizó en aquella época la organización con vistosas imágenes tomadas por tdo el mundo. «Una competición hombre contra hombre», avisaba el presentador, ya que se trataba de una carrera por parejas con el camión literalmente atado al cuerpo.

Todavía habría una prueba más este tercer día, otro guiño a la ciudad, con la rampa del Muelle como escenario en el que los fortachones debían cargar diferentes aparejos, como anclas, boyas, bidones o sacos de hasta 90 kilos de peso y, de nuevo, lo más rápido posible. Serviría prar corroborar la victoria de un exultante Jamie Reeves. «Me siento muy feliz, he entrenado durante diez años para conseguir este título y hoy ha sido mi culminación», explicaba. Añadía que «las pruebas de este año han sido durísimas, sobre todo las vascas porque no estábamos acostumbrados a ellas».

Páginas de El Diario Vasco reflejando la victoria de Jamie Reeves. Archivo

Este periódico se acordaba también aquellos días de nuestro forzudo local, Iñaki Perurena, quien explicaba que «iría encantado con piedras de 250 kilos o del peso que quieran». Ante los rumores de que se había negado a participar, el harrijasotzaile de Leiza señalaba que nadie le había avisado, «pero aunque lo hubieran hecho no hubiera aceptado ya que estoy comprometido a lo largo de estas fechas con distintas exhibiciones y no puedo faltar».

La competición viajaría el año siguiente a Finlandia, con Jon-Pall Sigmarsson quedando en tercera posición. Este atleta fallecería pocos años después, en 1993 a los 32, por un paro cardíaco cuando entrenaba peso muerto en su gimnasio. Por su parte el ganador en San Sebastián, Jamie Reeves a día de hoy, a sus 62 años, aún recuerda aquella hazaña en sus redes sociales:

Esta competición aún se celebra anualmente y es muy popular especialmente en Estados Unidos, que ha acogido las últimas ediciones en ciudades como Sacramento y Myrtle Beach (Carolina del Sur).

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