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Ategorrieta 22. Entre villas, autobuses, ikastolas, magnolios. En uno de los apartamentos del lugar te recibe un felpudo que reproduce una Vespa. No hay aldaba ... pero encima de donde podría estar, descubres algo mejor, una pequeña réplica de La Bounty, el carguero armado que transportaba árboles de pan y carga humana para ser vendida como esclava, el barco del gran motín de abril de 1789. Cuando Jesús, nacido en Lezo, te franquea la entrada, hasta el mismísimo Joseph Conrad, a quien honramos en el centenario de su muerte, se maravillaría.
- Todos estos barcos, estos planos, esta maquinaria, estos kits, estas fundas marineras para el sofá, los cojines y la mesa camilla... ¿Cómo, dónde empezó?
- En la Basílica del Santo Cristo de Lezo. Yo oía misa bajo el barco votivo que cuelga del techo. Lo miraba y soñaba con que algún día haría uno parecido.
- Sueño cumplido. Más que cumplido. Debido entre otras cosas a que a los 14 años entró de aprendiz ayudante con el herrero de Trintxerpe, en la calle Pescadería... Hasta barcos de 1.000 kilos ayudó a reparar.
- De mil kilos, sí. Recuerdo haber reparado también los barcos de los grandes navieros griegos. De Aristóteles Onassis por ejemplo. ¿Sabes que la chapa de sus yates era tres milímetros más gruesa que la del 'Titanic' a pesar de la grandísima diferencia de envergadura, de eslora, de maquinaria? Y luego se preguntan por qué se hundió aquel 14 de abril de 1912. Bien que lo sé yo.
- Sáquenos de dudas, capitán.
- Primero por la ligereza de la chapa, 27 milímetros. Ya hemos dicho que tres menos que, incluso, los yates de Onassis y Niarchos. Segundo, porque en vez de decidir chocar contra el iceberg con la proa y al mismo tiempo echar hacia atrás toda marcha prefirió torcer, lo que hizo que le rasgara el casco de manera brutal. Tecero, porque los compartimientos estancos no eran tales (les faltaba altura a las mamparas) y el único que sí lo era tenía los remaches reblandecidos por un fuego iniciado cuando se hicieron a la mar en Southampton, fuego al que nadie dio mayor importancia. Cuarto, porque el ingeniero que se quedó en tierra firme guardó los prismáticos bajo llave así que el vigía detectó la mole de hielo demasiado tarde. Quinto, porque los telegrafistas estaban jugando a la Bolsa (juro que fue así) con lo cual tampoco se dieron prisa en pedir ayuda. Sexto, porque no sabía nadie que se había cambiado el SOS por '¡Mayday, Mayday!'. Séptimo, porque no hicieron caso a los mensajes de otros buques que avisaban de la existencia de hielos...
- Entendido. Por cierto, no es usted el único modelista de categoría en la familia...
- Pues no. Mi hermano Jose Mari fundó con otros en 1987, en Errenteria, el club Albatros, dedicado al montaje y vuelo de aeromodelos de radiocontrol. Llegaron a construir aviones de tres metros y a hacerlos volar, con riesgo de buenas multas, por Txoritokieta. Hace tiempo que tienen su pista aérea totalmente legal allá por San Marcos. Serán unos 100 socios. O más. Pero ya que nombramos a Jose Mari déjeme citar a mi amigo el tornero.
- ¿El que le ayuda a ajustar los motores de 6, 7,5 o 12 voltios que hacen girar las hélices y ayudan a navegar a sus maquetas? ¿Ese amigo que le regaló una sierra eléctrica y resultó que en el tiempo en que antes, a mano, hacía una costilla, una cuaderna, llegó a poder hacer 20?
- Sí. Él. Juan Mari. Fue mecánico de mantenimiento en La Palmera de Irun. Le suelo volver bastante loco con mis peticiones y mis invenciones. Tanto que decidió construirme un torno pequeñito y regalarme decenas de cuchillas para que más de una vez me las apañe solo. Le añadí el motor de una máquina de coser y marcha mejor que bien. Por ejemplo, ahora necesito que 'L´Hermione' de Lafayette tenga el motor en horizontal y no vertical porque si no, sobresale mucho.
- Habrá quien le diga que en este apartamento ya no hay sitio ni le cabrá el maravilloso barco romano 'Caesar' que, con planos italianos, piensa hacer en cuanto acabe con La Bounty y arregle algún problema de orzas y estabilidad en la 'Victory' del almirante Nelson. Le dirán si no prefiere trabajar en el garaje.
- Pues no. Para nada. En el garaje no hago más que tragar gases. Aquí abro la ventana, respiro aire y mientras trabajo veo a la gente que pasa, a los niños que salen de la ikastola. Vas a comparar.
- Hey, esto es la barcaza de Bogart y Hepburn, la famosísima 'La reina de África', que se enfrentó, brava, a los alemanes.
- Y ahí están sus figuras, bajo el todo, ahí Humphrey y Kate. Me cogió fuego la chimenea porque la estañé pero lo arreglé. Tiene un farollo de luz led en el pañol. Ah, que no se me olvide sellar con silicona las salidas de los cañones de la 'Victory' de Trafalgar o le entrará agua y se hundirá. Y mis barcos no se hunden, no señora.
- No es extraño que, naviero y armador de réplicas como es, haya tenido usted tantas novias.
- Pero cuando se enfadan amenazan con tirar los (mis) barcos a la basura. Y eso, nunca.
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