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El proyecto urbanístico que los vecinos llaman Lardi-Alde y desde el Ayuntamiento han denominado como Jolastokieta ha terminado de enfadar a los vecinos de Larratxo representados en la asociación Osteguna. «Nosotros tenemos una idea clara de lo que se está haciendo en la zona», ... afirma Juan Luis Apalategi, presidente de la asociación. «El Ayuntamiento ha hecho innumerables estudios sobre la zona de Altza y la conclusión siempre ha sido la misma: todas las zonas entre Larratxo y Altza estaban sobreedificadas, saturadas de viviendas y tenían muy pocos espacios libres y de ocio».
El diagnóstico estaba siempre muy claro. «Por eso, lo que no entendemos es que en cada espacio que encuentra aquí este Ayuntamiento siga construyendo. Esta es la base principal de nuestra queja y el rechazo que nos produce cualquier tipo de construcción en Altza».
Se ha anunciado falta de demanda de VPO en el proyecto que el Ayuntamiento denomina Jolastokieta. «Mucha gente apuntada en tiempos de crisis a VPO lo dejaba por no haber llegado a acuerdos financieros con el banco, es decir, por temas económicos. Del tema actual no sabemos las razones».
En la promoción de Lardi-Alde se habla de cuatro edificios. «Pero es algo que se han sacado de la manga», dice el presidente de Osteguna. «Sobre el proyecto inicial esas viviendas no existían. Pensamos que la empresa Zardoya Otis pudo ver una treta del Ayuntamiento para construir en una zona donde se preveían nuevos accesos para viviendas ya construidas en la zona de Nerecan. Por eso pediría más dinero por su cesión de suelo. Y dijo que si no, no había acuerdo».
A la asociación de vecinos se les anuncia que van a hacer más edificaciones para pagar el incremento que pide Zardoya Otis. «Es curioso, porque ya había un acuerdo previo entre ambas partes», dice el presidente de la asociación.
Actualmente esta empresa está prácticamente en desuso en la zona. «En la parte construida de Nerecan se proyectaban accesos rodados e incluso un parking de caravanas. Pero no se hablaba de hacer viviendas. Es algo que ha salido después».
Hasta el momento siempre había habido un acuerdo entre el Ayuntamiento y los vecinos en el diagnóstico de la situación de Altza. «Hemos escuchado mil veces que en los años 60 y 70 en Altza se hizo una edificación masiva, mal proporcionada y desestructurada, porque fueron años de ganar mucho dinero tras la posguerra. Y ahora resulta que van a seguir edificando sobre una zona ya masificada. No es algo comprensible. Es contradictorio lo que el Ayuntamiento ha hecho durante estos años y lo que propone ahora».
El abuso es total, dicen. «Y el Ayuntamiento lo consiente. Normalmente al lado de un camino, como en Ermita bidea, no construye a pie del mismo. Tienes que guardar unas distancias. Pero aquí se ha permitido todo. Y se ha hecho tan encima del camino la edificación que, por peligro de que caigan cascotes, se ha construido una protección a modo de túnel».
De hecho la primera idea del Ayuntamiento fue eliminar ese camino. «Y nosotros, como asociación de vecinos, nos opusimos, por supuesto. Esos son los abusos a los que nos tienen acostumbrados».
Las quejas se acumulan en un barrio como Larratxo, de 10.000 vecinos, del conjunto de 23.000 que tiene Altza. «Y en Larratxo esos 10.000 vecinos están en un espacio súper pequeño. Es donde más masificado está Altza. Es donde están todas las torres y todos los edificios grandes, en un puñado de metros cuadrados escalonados. Así estamos como estamos, totalmente olvidados».
Proyectos como los que maneja el Ayuntamiento para la zona, «no se permitirían en ninguna parte de San Sebastián, pero aquí no pasa nada».
En la revista que edita la asociación de vecinos Osteguna se vienen quejando de la situación. «El proyecto que se quiere llevara cabo en Lardi-Alde es un insulto a la ciudadanía», dicen. «Sobresaturación de viviendas, edificios altos, pocos espacios de esparcimiento, falta de acondicionamiento previo y no desalojo de talleres», dicen.
Detrás de toda esta situación está la sobresaturación que sufre Altza y zonas específicas como Larratxo. «Hay tantísima población en esta zona que la intentamos separar con distintos nombres para que se entienda», dice Juan Luis Apalategi. «Cuando hablas de Larratxo, que tiene 10.000 habitantes, hay que pensar que hay muy pocos pueblos en Gipuzkoa que tengan esa población. Y no estamos hablando de los 23.000 de Altza, que no los tiene ni Beasain».
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