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«El mar te ayuda a conectar con la naturaleza, te despeja la cabeza»Iñigo Goñi Davó
Jueves, 22 de agosto 2024, 07:17
Psicoterapeuta familiar, Amagoia Alemán es pionera en hacer y enseñar paddle yoga, una práctica que fusiona varias de sus pasiones, el yoga, el mar, la ... naturaleza y el deporte. Además, le gusta la comunicación. Así que anima a probar, subirse a una tabla y despejarse la cabeza.
– La psicología, ¿es vocacional?
– Sí. Yo tengo la teoría de que la gente que entramos a hacer psicología llegamos por dos líneas. Quienes se meten porque les gusta cuidar a la gente, que tienen ese don para las personas, y luego los que estamos un poco rayados y estamos buscando cómo curarnos a nosotros mismos. Yo entré por ese lado.
– Y ahora que te dedicas a ello, es una profesión que te llena.
– Desde luego. Lo que más me llena es que, de alguna manera, la gente se mete un montón de complicaciones en la cabeza sobre los problemas que tiene y me gusta ver cómo puedes ayudarle sin meterte en el problemón, ya que ves las cosas mucho más claras desde fuera.
– ¿Es el deporte una manera eficaz de desbloquear la mente?
– Pues sí. Cabeza y cuerpo están unidísimos. Hay veces que nos rayamos con cosas que se nos meten en la cabeza, y el deporte es una de las mejores maneras de sacar la tensión de la cabeza y ponerla en el cuerpo. Eso ayuda a que cambies la perspectiva y salgas de ti.
– ¿De ahí parte también su dedicación al yoga?
– En cierta modo, sí. La psicología y el yoga son supercomplementarios. La psicología es trabajar mucho en algo interior, en un contexto muy controlado. Y el yoga es trabajar el cuerpo. Al final, se complementan perfectamente.
– ¿Cómo dio el salto del yoga al paddle yoga?
– Como pensaba que iba a ser una zurda con el yoga porque lo veía supercomplicado, me metí en el yoga aéreo, que se sirve de un columpio que cuelgas en el techo, con asas y demás. Reinventas las posturas del yoga, pensadas para el suelo, y las haces colgada. Aquello se me dio bien y me metí al suelo, que es donde aprendes humildad. Finalmente, di el paso al paddle yoga, en el mar.
– ¿Y por qué sobre una tabla?
– ¡Porque es una maravilla! Tal vez me gusta tanto porque he nacido en el norte y he tenido siempre cerca el mar. Y poder meter el yoga en el agua me pareció una pedazo de idea. Al final, el mar te ayuda a conectar con la naturaleza, te despeja la cabeza y caes en la cuenta de que no eres tú solo con tus problemas.
– ¿Hay diferencia entre practicar yoga en el suelo y en el mar?
– Tú piensa que, cuanta más diversión, más conexión. Cuando haces yoga en el suelo necesitas ciertos estímulos, si no se te termina haciendo aburrido. Pero en la naturaleza todo es nuevo, todos los días son distintos. Y en el mar ya no es realmente que puedas tocar un árbol, que puedas tener el suelo de la arena, es que el mar se está moviendo, te entra el aire, ves peces... Es una conexión mucho mayor.
– ¿Y las posturas?
– Las posturas tienes que reinterpretarlas, porque el yoga es básicamente palancas. Si tienes el suelo fijo, ahí puedes hacer palanca sin problema, pero cuando el suelo se mueve tienes que reinterpretar, la palanca tienes que hacerla con tu cuerpo, tienes que dividir la tabla en cuatro trozos para que seas estable y tener palanca en los cuatro. Lo importante es reinterpretar bien las posturas.
– Suena complicado...
– ¡No! Hay gente que lo ve y piensa que es supercomplicado, pero no es verdad. Las tablas de paddle yoga no son iguales que las de surf, porque para hacer yoga tienen que ser hinchables, son el doble de gordas y el doble de anchas. Son más grandes, más estables. Es verdad que, igual en el mar, lo que son las olas y demás pueden complicarte el equilibrio, pero creo que lo hacen más divertido. Con todo, últimamente lo estamos practicando en el Muelle, donde no hay olas y no tienes que estar constantemente pendiente de ellas.
– ¿Qué extra aporta el paddle yoga?
– Ayuda a romper la rutina, a romperse a sí mismo. Es un reto controlado. Tiene ese punto de reto, de ver en ti mismo, de ver cómo te manejas en la coordinación, en mantenerte encima de algo inestable.
– Así que la personalidad de cada uno se refleja sobre la tabla.
– 100%. Ves gente más lanzada, que ya el primer día les tienes que frenar: oye, para, porque vas a chupar agua cosa fina. Por otro lado, hay personas que han sufrido lesiones físicas y que tienen miedo a volver a hacer deporte, miedo a volverse a lesionar. El yoga les ayuda a recuperar la confianza en sí mismos, en su cuerpo y, si a eso le añades que en vez de caer en el suelo caes en el agua, les ayuda un montón.
– ¿Se lo recomiendas a todo el mundo?
– Por supuesto, aunque especialmente a los que les gusta el mar. Al final, los que crecemos en la orilla, solemos tener más facilidad para conectar en el agua, disfrutamos con su movimiento.
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