Ciudadanos | Jone Larragain Velasquez

«La miro y veo un lienzo en blanco para atraversarlo de luz y oro»

– Perdón, ¿eso que tienes en la mano es una oreja?

– Sí. De goma. Te puedo dar nombres de sus partes: Daith, Rock, Helix, Antihelix, Cresta... Alguno lo he inventado yo. A cada una de las partes le corresponde un pendiente, un anillo. No vas a poner un 'barbel' donde solo puedes poner un 'bananas'. ¿Lo entiendes?

– Francamente, no. No importa. Me gustan las orejas. Desde que un estudiante universitario encontró una cercenada en Lumberton, Carolina y empezó el misterio de 'Terciopelo azul'. Desde 'Ábrete de orejas' de Frears. Desde la de Vincent, Van Gogh. Así que tú perforas orejas.

– Si pero no exactamente. Según dice la web de MUSA seríamos el 'primer estudio especializado en el diseño y decoración de orejas, combinando diferentes piercings y decorándolos con joyería especializada para crear estilos personalizados'. ¿Entiendes ahora?

– Comprenderás que necesite unas líneas para asumir que una mexicana sobrina de un alto curador de la Casa Azul de frida Khalo y nieta del mejor amigo de quien inventó en Acapulco el padel (Enrique Corcuera, 1962) sea la primera 'diseñadora de orejas' que conozco. Ahora esto parece una película de Cronenberg.

– Primera y única. La idea es mía.

– Paténtala,no vaya a ser que empiecen a abrir más estudios de Luxury Piercing. Cuenta por qué te hiciste perforadora de lujo de pabellones auriculares.

– Yo quería ponerme piercing. y hacerme tatuajes.Pero en casa mis padres pensaban que eso era cosa de canallas. De punkies. De...

–... Piratas.

– Exacto. ¿Sabes por qué los filibusteros llevaban un diamante incrustado en la oreja?

– No. Sé, a cambio, que un aro en la oreja izquierda significaba haber pasado el cabo de Hornos y en la derecha el de Buena Esperanza; dos aros en la oreja izquierda y uno en la oreja derecha indicaba vuelta al mundo.

– El diamante era para en caso de ajusticiamiento, naufragio o motín a bordo quien encontrara su cuerpo lo enterrara y no lo dejara a merced de los animales salvajes . El brillante sería el pago.

– Interesante. Mirándote a las orejas sin discreción alguna, está claro que convenciste a tus padres de que se podía ser diseñadora gráfica, hija, esposa, madre y estar tatuada y perforada.

– Los convencí y están orgullosos pero detrás de este gabinete pintado con el color grosella que es también el de nuestra casa, la Casa Rosa de Lomas Anahuac, hay otra razón. Cuando visitaba estudios de piercing me daba la impresión de que no había demasiado sitio para las chicas, para quienes queríamos tener un punto de luz, de brillo, de joyería, de color en las orejas. Me daba entre rabia y dolor. Y ya sabes que el impulso de muchos emprendedores es, precisamente, ese.

– ¡¿El dolor?!

– Poniéndote trágica, sí. No encuentras aquello que deseas, nadie te ofrece realizar tu sueño y por tanto, te lo montas por tu cuenta y riesgo. Soy diseñadora. He trabajado en Madrid, en Londres y en Irun. Perdí clientes en la pandemia. Decidí que quería hacer dos cosas: surfear y tener un negocio de piercing lujoso con joyas diseñadas por creadoras de aquí cerca. Aunque 'tablonera', muy tablonera, aunque mis olas serían las de Honolulú, hoy ya me defiendo bien en La Zurriola y 'El revolcadero de Acapulco'. Además, hace poco celebramos aquí, en Alfonso VIII, el desfile del I Aniversario de mi estudio. ¡Lo logré!

– Espera, he ententido ya que seas 'diseñadora de orejas' pero ¡¡¡desfilaron orejas???

– No. Las orejas no se desprendieron y caminaron. Esto no es un estudio de cine gore. Las modelos estaban quietas y los invitados eran quienes pasaban entre ellas y admiraban sus 'looks'.

– Aaaah. ¿Es cierto que como pasa con los tatuajes cuando son de los de verdad de la buena, la gente se hace un piercing, uno de los tuyos, por motivos muy serios o para recordar fechas cruciales en su vida?

– Afirmativo. En plan gozoso, una mujer vino a ponerse una joya chiquita en la oreja para celebrar su divorcio. En plan de ejercicio de memoria, yo nunca olvido. A otra muchacha que me pidió un punto de luz en su oreja porque había soñado que su padre y su hermano, ya muertos los dos, estaban juntos en un faro y quería una joya que pudiera semejar ese resplandor de la torre vigia.

– Sutilmente tatuada y con tu Helix y Rock pesunteados, entre plaza Bilbao y Buen Pastor, ¿cuánto de mexicana te sientes aún?

– 100%. Apellidándome Larragain Velasquez y con 5 años de euskaltegi (¡malditos verbos!). Tengo katrinas, altares y ofrendas en casa y me concedo el placer de comer chapulines con chile y mantener mi acento y esencia.