
La neoclásica 'Plaza Nueva' del Ensanche
Plaza Gipuzkoa ·
De composición equilibrada y serena y con escasa ornamentación, se basa en un orden simple con dominio de la proporción y el módulo que se repite para dar unidad y uniformidad al conjuntoSecciones
Servicios
Destacamos
Plaza Gipuzkoa ·
De composición equilibrada y serena y con escasa ornamentación, se basa en un orden simple con dominio de la proporción y el módulo que se repite para dar unidad y uniformidad al conjuntoJon Chávarri Sarasua
Doctor Arquitecto. Director del Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento
Domingo, 27 de agosto 2023, 06:42
Derribadas las murallas que encerraron la villa fundacional por espacio de casi siete siglos, San Sebastián inició su expansión extramuros conforme al Plan de Ensanche ... previamente diseñado por el arquitecto Antonio Cortázar en 1862. Este proyecto, siguiendo el ejemplo de los modelos propuestos en el Plan Cerdá de Barcelona y el Plan Castro de Madrid, ambos de 1860, contempla el Ensanche de la ciudad en base a un trazado hipodámico, con manzanas rectangulares y calles en ángulo recto, extendiéndose desde la Parte Vieja hacia los antiguos arrabales de San Martín y Santa Catalina y confinado por el río Urumea, el cerro de San Bartolomé y la bahía.
La retícula de manzanas residenciales hacía en realidad pocas concesiones al espacio público. Probablemente, la más significativa –ya que el plano de Cortázar no contemplaba siquiera la pieza urbana del Boulevard–, es la que corresponde a la plaza Gipuzkoa: un gran vacío en la trama urbana, situado en la primera fase del Ensanche, comprendido entre la Parte Vieja y la Avenida de la Libertad. La plaza Gipuzkoa se erige así en el principal espacio público representativo del Ensanche, símbolo de la nueva y moderna ciudad burguesa, dejando constancia de su preponderancia en relación a la plaza de la Constitución meramente en razón de la propia relación dimensional entre ambas, ya que, por su superficie, próxima a los 10.000 metros cuadrados, resulta cinco veces mayor que la plaza de la Parte Vieja.
La plaza nueva del Ensanche se refleja en el plano de Cortázar como plaza porticada con jardines geométricos en su espacio central, presidiendo el conjunto un edificio destinado a «juzgados y casa de ayuntamiento». Por su traza y configuración, no resulta difícil conjeturar el imaginario clasicista que impregnaría la propuesta de un Cortázar que viene de construir la plaza de los Fueros de Oñati (1854-1857) y no ajeno por tanto a la influencia de Ugartemendia en la reconstrucción de la plaza de la Constitución, ni a los precedentes ejemplos de las plazas neoclásicas de las otras capitales vascas, como la Plaza Nueva de Vitoria (1781-1791) de Olagibel o la Plaza Nueva de Bilbao de Silvestre Pérez, de 1821.
Planta de la plaza central: José Eleuterio de Escoriaza,arquitecto (1866).
Jardines de la plaza: Pierre Ducasse (1877).
Palacio de la Diputación: José de Goicoa, arquitecto (1879).
Si bien las ordenanzas municipales de la época dejaban un amplio margen de libertad al arquitecto en el diseño de las fachadas, en el caso de la plaza central del Ensanche, afortunadamente, estaba sujeta a la ordenanza que estableciera el Ayuntamiento. Así, en 1866, el arquitecto municipal José Eleuterio de Escoriaza, de formación clásica, definió el trazo regulador en planta del conjunto de la plaza y los alzados de la edificación, proyectando él mismo uno de los solares que servirían de modelo al resto, dando continuidad estilística a la idea de Cortázar. El planteamiento académico de Escoriaza en la ordenación de este espacio, siguiendo la tradición neoclasicista de los ejemplos antes mencionados, será por lo demás una continuidad de su propio ideario reflejado en la plaza de la Justicia de Tolosa y en su proyecto inconcluso de plaza y casa consistorial de Villabona de 1850.
En el espacio de la nueva plaza, proyectado con soportales de doble altura que continuaban sobre la vía pública cerrando el conjunto, los edificios residenciales responden estilísticamente a los rasgos del neoclásico isabelino empleado en el modelo de Escoriaza. El resultado es una composición equilibrada y serena, con escasa ornamentación, basada en un orden simple con dominio de la proporción y el módulo y cuya repetición confiere unidad y uniformidad al conjunto. Contrasta estilísticamente y sobresale en el conjunto el edificio de la Diputación, obra de José de Goicoa de 1879, que preside la plaza con su orden monumental, y cuya única relación de unidad formal con la edificación residencial la constituye la arquería de planta baja.
La plaza se completa con la inserción en su espacio central de los jardines proyectados por Pierre Ducasse en 1877, cuyo diseño y tratamiento como jardín romántico, despreocupándose del entorno, desvirtúan el proyecto originario de 'Plaza Mayor' porticada, con el área central libre, del plano de Escoriaza. No cabe duda de que una plaza libre hubiera puesto en valor en mayor medida el rotundo y magnífico conjunto arquitectónico del proyecto de Escoriaza, aunque probablemente también lo hubiera convertido en un lugar menos 'amable'.
Aceptada la herencia como parte integrante del paisaje urbano de la ciudad, ya asimilado por la memoria colectiva tras siglo y medio de convivencia, siempre podremos sin embargo liberar nuestra imaginación: sobrevolar el espacio y discurrir la mirada por el conjunto, desprovisto del espacio central ajardinado, recreándonos sólo en la arquitectura envolvente y el supuesto espacio confinado por los arcos previstos en las esquinas de los edificios, cuyos arranques de piedra son vestigio de lo que pretendía ser, pero finalmente no fue, la plaza Gipuzkoa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.