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Cuando cae la noche

DESDE EL BULE ·

Beatriz Campuzano

San Sebastián

Miércoles, 11 de marzo 2020, 07:14

Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo. A las diez, a las once, a la una, a las tres o a las seis. El día no importa, solo la hora. De noche todo cambia. Las calles que durante el día son un ir y venir ... de peatones se vuelven inseguras. Los parques, donde juegan los niños bajo la atenta mirada de sus padres, abuelos o cuidadores, se convierten en espacios por los que es mejor no pasar. Parece que hay zonas donde, de repente, la vida se apaga. Hay aparcamientos en los que uno ya no se siente seguro y escaleras por las que es mejor no subir. A veces, las vueltas a casa se hacen a paso ligero y si son pocos metros, incluso corriendo. Pregunta y verás cómo muchas jóvenes utilizan el mismo 'mecanismo de defensa': el móvil. La mayoría comparte su ubicación con algún conocido que esté despierto o finge estar manteniendo una conversación. Todo es por si acaso. Por si acaso a alguien se le cruza el cable y le da por hablarte más de la cuenta o te sigue hasta el portal. Porque llega una hora, cuando cae la noche, cuando ya no pasea casi nadie, cuando la única iluminación es la de las farolas, que volver a casa sola es angustioso. Lo peor de todo es tener interiorizado que en cualquier momento puede pasar algo. Pero afortunadamente no siempre pasa.

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