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Tras la anunciada reducción de un tercio de los toldos de La Concha, este jueves era el 'día D' para los usuarios de este ... servicio playero. El Ayuntamiento sorteaba el orden en que se elegirán los 1.193 parasoles distribuidos en las tres playas y que los adjudicatarios disfrutarán durante los próximos tres veranos. Cosa seria para quienes no han interrumpido esta tradición desde que eran niños y que ahora peinan canas. DV ha podido comprobar, hablando con algunos solicitantes, que hecha la ley, hecha la trampa. Nadie que realmente desea un toldo se queda sin él. Solo hay que organizarse, formar grupos de solicitantes para coger varios toldos contiguos y socializar el pago de las fianzas de los toldos que se van a desechar. «Tenemos 22 números para el sorteo, seguro que pillamos varios toldos», comentaba una pareja que ha acudido al Ayuntamiento.
Hasta algún director municipal se ha acercado al Salón de Plenos preguntando qué número había salido en el sorteo. Fue el 329 el que ha dado y quitado suerte para el cupo general y el 16 para el cupo de personas con movilidad reducida. Hasta el concejal de Mantenimiento, responsable de las playas, el socialista Carlos García, estaba más nervioso de lo normal tras la polémica de los últimos días. Después de detallar la mecánica del sorteo, se ha dirigido a los presentes para explicar que la eliminación a última hora de 150 toldos en La Concha «nos ha trastocado los planes iniciales». Ha asumido que el nivel del mar va subiendo como consecuencia del cambio climático y ha dicho comprender «la postura de Costas y la del alcalde. Hemos intentado mantener la situación de temporadas pasadas, pero lo que antes era una recomendación ahora es una exigencia». «Si de mi dependiera, la decisión hubiera sido otra. Los toldos son parte del verano de los donostiarras y hay muchas solicitudes a las que habrá que decir que no», ha concluido.
Había 1.726 solicitantes inscritos al cupo general del sorteo y 21 para el cupo de personas con problemas de movilidad. Los primeros se repartirán 1.165 parasoles distribuidos en las tres playas –240 toldos en Zurriola, 290 en La Concha y 424 toldos, 82 carpas y 157 sombrillas en Ondarreta– y los segundos, otros 28 previstos para quienes tienen problemas de movilidad. Esto quiere decir que todos los solicitantes del segundo cupo tienen asegurado toldo en alguna de las playas. Los inscritos dentro del cupo general lo tendrán más difícil, sobre todo para elegir la playa de La Concha, donde hay más demanda y este año la oferta se ha reducido en un 34% de sopetón, al eliminar Costas 150 parasoles.
Desde el 24 de abril hasta el 4 de mayo, el Ayuntamiento citará cada día a 60 agraciados en el sorteo para que vayan eligiendo dónde quieren el parasol. Los del cupo de movilidad reducida serán citados diez cada día.
Terminado el sorteo, se ha producido el lógico turno de preguntas a los técnicos que dirigían la sesión: «¿Si no me ha tocado puedo optar a toldo?» y «¿si me ha tocado, qué tengo que hacer?». La primera pregunta tenía respuesta positiva porque a partir del 5 de mayo los no agraciados podrán optar entre los toldos que hayan quedado libres. Los de la segunda pregunta tendrán que elegir toldo, por internet o de forma presencial en Udalinfo, el día que les toque con la contraseña que les enviaron por correo electrónico.
María Pilar Solorzano, con el 533 en la mano, confiaba en que le tocara toldo y lo consiguió. «Hubiera sido una tristeza que no nos tocara. Llevo 30 años en La Concha y si no me hubiera tocado seguiría yendo, pero no sería lo mismo».
Con el número 985, María José Ormazabal estaba tranquila. «Soy de Amara, siempre hemos utilizado toldo en grupo. Veremos si podemos elegir en La Concha». Otra mujer explicaba que tener toldo permite mantener «un punto de reunión familiar y con los amigos en la playa. Yo tengo 84 años y desde que éramos niños lo hemos utilizado. Eso sí, ha habido años que he entrado por reenganche y nos ha tocado en la cuarta fila».
Regina Lescot también es una veterana y ha sido agraciada. Sobre la polémica de Costas, «dice que «siempre se ha metido con los toldos de la playa, pero si suben las mareas y hay que hacerlo, pues así será. No me voy a poner en contra de la decisión».
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