«Teníamos el oficio y la pasión, pero la exigencia nos hizo mejores»
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Josefina, Mari Carmen, Rosa, Kontxi, Margari (más Josefina) Organdí suizo y vainica dobleCiudadanos ·
Josefina, Mari Carmen, Rosa, Kontxi, Margari (más Josefina) Organdí suizo y vainica dobleTodo el planeta sabe que Irulea, la tienda de la calle Mayor de exquisita ropa infantil, vestidos, faldones, vestuario de cuna, lencería femenina, mantelerías, hogar, bordados, punto bebé, camisones, ceremonia, comunión, cumple 90 años. Lo celebran las redes sociales, las monarquías de Europa, los reyes del rock y unos escaparates cargados de leyenda. Pero las damas que cosen, bordan, diseñan, confeccionan esas joyas de batista, seda o algodones nunca habían estado juntos en ese su territorio. Un día tomaron café. Y solo faltó Josefina Miranda, la reina de los camisones. Está en Galicia.
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– Mucho se ha reverenciado ya a las damas fundadoras, Manuela Barandiarán y María Luisa Pagola. Mucho a sus herederas, Susana. Ayago. Más Ana y Marta (que solía desempatar a la brava en las discusiones sobre diseños, organzas y remates) Villar. Pero ustedes, mis señoras, son...
– Margari y Josefina Cordero; Kontxi Bocanegra, Rosa María Álvarez, Mari Carmen Camino. Pero no te olvides, sus retratos están en los escaparates, de las dependientas de un antaño reciente, Roberta y Maritxu, cuyo relevo tomaron Nekane, Liliana y Mertxe.
– Nombradas todas (creo) hagamos hilo. Usted Kontxi, habitante de Errenteria pero con bonitas raíces sevillanas entró por esa puerta hace 21 años...
– Buscaba trabajo. Una amiga me recomendó esta casa. Tuve gran suerte porque quienes me recibieron y vieron mis labores dijeron que yo de Irulea iba a salir con trabajo. A mí siempre me gustó el oficio. Mi madre era buena costurera. Yo aprendí con ella. Y en el convento cercano a nuestra casa. Tenía yo un muñequito. Muy feo. De barro. Una peseta valía. Los brazos tenía en cruz. Y yo le hacía sus vestiditos...
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– Una obra suya es pieza icónica de esta casa, el vestido 'Ibiza'.
– 100% algodón. Cuello cuadrado. Confeccionado en tiras bordadas y encajes valencien. Tiene muchísimo trabajo pero es un trabajo hermosísimo de hacer. Como otros tantos. De distintas medidas, con sus bodoques, sus 'vivos' (tira de tela cortada al bies con un cordón en su interior), jaretón blanco y puntillas. ¿Sabes lo que es un jaretón?
– No, ya me perdonarán ustedes.
– Un dobladillo. Ancho, para que te sea más fácil introducir una cuerda o cordón que pueda ajustar la prenda. Suele usarse en los extremos de las mangas o del faldón.
– Siento preguntárselo, señoras de la realeza de la aguja, los hilos y el organdí suizo, pero oigo poco 'coser' y mucho 'confeccionar'.
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– Es que coser puede ser, simplemente, coser un botón. Y 'confeccionar' implica el trabajo completo. Corte, diseño, bordado... todo.
– Margari, hermana de Josefina, he oído que usted inventa letras y recupera técnicas antiguas de bordado... Ya me dirá.
– Yo entré en Irulea en 1989. Mis dos hijas eran ya mayores. Yo tenía mi trabajo pero me encontré más libre en cuestión de horas y dije, ¿por qué no? Cuando conocí a María Luisa el impacto fue total. ¿Qué quieres? Yo estaba acostumbrada a hacer las cosas a mi manera. Y con ella eso era imposible. Podías opinar, ofrecer una idea pero se hacía a la suya. La exigencia era máxima. Y creo que, ya lo habrás puesto en el titular, esa exigencia nos llevó a la excelencia. Yo no diría que 'invento' letras pero a veces las clientas no traen el boceto de las 28 del abecedario así que me tengo que 'imaginar' una 'f' por ejemplo, para las iniciales de mantelería. En otras ocasiones, a causa de la anchura que tendrá esa letra, el bordado, hermoso pero habitual, en relieve no funciona y recurres, sí, a maneras antiguas ya no tan usadas como la arenilla ribeteada y con cordón. ¿Podemos hablar de hilos un rato?
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– Claro, es su página de ustedes.
– Es nuestro gran problema. Suben los precios y baja la calidad. Un mal hilo desvirtúa un buen trabajo. Existe la obligación de comprar casi al por mayor. Pero acaso tú necesitas una tintada especial solo para un trazo de un trabajo especial. El buen hilo tiene que ser fino, fuerte y con brillo.
– Fuerte para...
– Que no se rompa.
– Fino para...
– Que no se note en la prenda.
– Con brillo...
– Para que luzca. Las casas de las bordadoras, costureras, confeccionadoras son verdaderos almacenes. Nos proveemos las unas a las otras. De buenos y viejos hilos.
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– Rosa, usted, nacida en Errenteria, criada en Oiartzun, nieta de sastre, hija de buena modista, ve una tela y sabe qué hará con ella. Hay muchachas japonesas en TikTok con diseños suyos... Y alguien comulgó en Gasteiz con un vestido que usted tardó tres meses en confeccionar.
– Recuerdo que tenía punto París y puntillas en los puños. Vuelo y volantes. Pero aquella comulgada acaso durmió de bebé en una cuna vestida por Mari Carmen...
– Trabajó en Moro, en Ridel y jugaba bien a pala en La Concha.
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– No olvidaré los primeros moisés que me llevaba desde la calle Mayor a casa para vestirlos allá.
– Josefina, gran cinéfila, remate la página y pasemos al café sobre mantel lagarterano.
– Cada pieza, un reto. Que te hace mejor. Hoy hay toallas que no terminan en cuadrado sino en redondo. Eso es otro desafío. Nuevo.
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