
Mikel Martínez Etxezarreta
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Mikel Martínez Etxezarreta
«El ojo del fotógrafo se entrena mirando imágenes. Sin parar»Le conocen. Desde 1987, de cuando 'A los cuatro vientos', de. Zorrilla. Luego vendría 'Maite'. Y 'Mi querido Klikowski' o 'La noche del ratón'. Y, ... por supuesto, 'Goenkale'. Pero mientras trabajaba ante las cámaras en, también, cortos o en 'Zeru horiek', Mikel estudiaba fotografía. En adStudio de Egia. Y acudía a los rodajes con su cámara. O con la del móvil. Y sacaba fotos a sus compañeros de plató. Hará más de una década que tiene su propio estudio, Dock Photo Studio. En San Pedro. No, claro, el actor que fue sigue ahí dentro. Algún día volverá a salir.
– Impresionante tu biblioteca de fotografía ¡Testino! ¡Steve McCurry! ¡Madoz! ¡Newton! ¡David LaChapelle! O ese 'Ecce Homo' que recorre los desnudos masculinos modernos, los de la era post Robert Mappletorpe.
– Creo que la respuesta la hemos puesto ya en el titular. Tengo que entrenar mi ojo de fotógrafo. No puedo permitir que pierda el tono. Ha de estar siempre en forma. Atento. Ojo avizor. No puede vaguear. Y el ojo de un fotógrafo se entrena y se mantiene no solo con la cámara. No. El ojo de un artista se entrena mirando fotos, mirando imágenes. Sin parar.
– Y cuanto mejores sean las fotos que mira el ojo del fotógrafo más y en mejor forma estará.
– Exacto. De LaChapelle (en libro editado por Taschen) me interesa su descabellado y fastuoso surrealismo atravesado por atroces críticas al mundo de la moda. Mira este retrato de Angelina Jolie y el que fue su marido, Billy Bob Thorton. Mira esta Pamela Anderson. Mira esta modelo atropellada por un cadillac. De su cuerpo se le escapa el alma. McCurry es el autor de aquella icónica foto de Sharbat Gula, la niña afgana, hoy una mujer de 30 años refugiada en Italia. Me impresiona la obra de McCurry porque sus imágenes cuentan historias.
– ¿Y qué me dices de Testino, un grande que llegó a oficial de la Orden del Imperio Británico, avivó mil polémicas con sus fotos para Benetton y hoy está 'cancelado', acusado de abusos?
– Para mí representa la suma exaltación de los cánones de belleza. Masculina. Femenina.
– No me pareces un fotógrafo muy dado a respetar cánones.
– No. Pero me interesa su estudio, su contemplación. Más ahora cuando esos cánones se están derribando, destruyendo. Cuando la belleza es difícil de describir, de definir. Cuando a muchos retratistas no nos importa si ese cuerpo es femenino o masculino sino simplemente que es un cuerpo. Cuuando los de perssonas como Telmo Irureta, (yo hice la foto del cartel de, 'Sexberdinak' la obra de teatro que escribió con Kepa Errasti y protagoniza con Aitziber Garmendia) o Eugeni Alzibar (el youtuber poeta nacido en Moscú) son ya imágenes inspiradoras. Ahora que estamos en una época líquida, fluida donde los contornos de lo bello y lo no bello se diluyen. Cuando buscamos el retrato orgánico.
–Bonito. ¿Y el libro de Madoz?
– ¿Ese editado por La Fábrica, esa extraña colección de bodegones ... extraños? Me atraía, justamente, la manera tan atípica de mirar los objetos. Aquí Madoz le coloca una birrete de licenciado universitario a la tapa de una alcantarilla o juega con dos anzuelos hasta convertirlos en un corazón. Yo no suelo fotografiar objetos ni practico el fotoperiodismo. Yo hago retratos porque creo que también detrás o dentro de un retrato hay una historia.
– Creo que lo insinúas por ahí, negro sobre blanco, pero explica algo más eso de las capas, ¿de cebolla? y tus retratados.
– Verás. He trabajado con muchos actores. Por darte la lista corta: Ane Gabarain, Loreto Mauleon, Jon Olivares, Itziar Atienza... Un actor, una actriz, por trabajo y por devoción, asume muchas personalidades en un mismo cuerpo así que cuando los retratas, si es que quieres llegar a la persona desprendiéndole de sus personajes, tienes que ir retirándolas una a una. Como las capas de la cebolla, sí. O como cuando llegas al cogollo de una lechuga de Tudela. O al corazón de la alcachofa.
– Sin embargo, en el libro 'Face to Face' que no es ni de Salgado ni de Diane Arbus sino tuyo muy tuyo, una muestra de la obra de Mikel Martínez Etxezarreta haces el viaje al revés.
– Fue casi un trabajo de fin de curso de fotografía. Quería trabajar con la luz. No descubro nada al decir que es la herramienta del fotógrafo. Quería partir de lo natural hasta llegar al artificio sumo. Quería dar a dos de mis amigos la oportunidad de ser un personaje máximo, el Joker. Y como tenía la complicidad de dos maquilladoras espléndidas, Sarai y Nagore, lo conseguí.
– Y se prestaron al juego nada más y nada menos que Aintzane Crujeiras y Asier Oruesagasti.
– Partimos de una luz natural, de esas de 45 grados, y un maquillaje limpio para en cuatro fases haciendo la luz más y más cenital y emborronando más y más el maquillaje, convertirlos, mediante su propia capacidad transformista, en eso, en Joker. ¿Sabes? A los actores les cuesta pararse ante la cámara. Su juego es el movimiento. Mueven las palabras, el cuerpo. Les entiendo. He sido uno de ellos.
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