
Ciudadanos | Juan Carlos Cano Carretero
«Mi padre, a caballo por la sierra, sacaba fotos para el carnet de los emigrantes»Secciones
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Ciudadanos | Juan Carlos Cano Carretero
«Mi padre, a caballo por la sierra, sacaba fotos para el carnet de los emigrantes»Paseo de Larratxo 47. Nada lejos del señero bar Valverde y del también más que interesante Haran Tivoli donde tienen para el 31 un menú ... Halloween que levantará a los muertos. Fotos Cano. Se hacen fotos de estudio, fotos de bebés, fotos de carnet con tantos disparos como sean necesarios. Se hacen fotocopias. En un armario acristalado viejas cámaras historiadas, una Yashica Mat 124, baterías, botes que contuvieron líquidos de revelado. Al mando, alguien a quien conoce todo el barrio, Juan Carlos.
– ¡Tengo el cómic!
– ¿El de 'Mujeres extremeñas ilustradas'?
– El mismo, 'un homenaje en cómic a nueve mujeres extremeñas ilustres'. Sale tu tía...
– Junto a seres tan maravillosos como Dulce Chacón o Florinda Chico. Mi tía, sí Asunción Cano, fotógrafa. Su padre vendía carbón. Su madre, caramelos. Ella fundó una dinastía de fotógrafos que se extiende casi hasta mi sobrina Itxaso, fascinada también por la fotografía y su extensión por las redes sociales. A mi tía la han homenajeado las instituciones y ha salido en el programa de Calleja. Con ella empezó todo. Con ella, con mi tío Máximo, mi padre Ángel.
– Hablan en el magnífico cómic (en un blanco y negro poderoso) editado por el Instituto Extremeño de la Mujer del 'retratismo rural ambulante'. Me imagino que algo tendrá que ver con lo que cuentas en el titular...
– Sí. Hay pocos libros sobre el tema pero fue algo muy importante en los pueblos, en las fiestas en las ferias. Sí, mi padre iba a caballo por la sierra a sacarles fotos para el carnet a quienes estaban a punto de emigrar hacia Alemania y necesitaban todos sus documentos en regla. Le pagaban con gallinas y conejos...
– Asunción, homenajeada, recordada, vive en un pueblo bien hermoso, San Martín de Trevejo, tan cerca de Portugal y Salamanca. Los Cano os vinisteis a Gipuzkoa y habéis abierto tienda hasta en Roses.
– Vinieron mi tío y mi padre. Máximo puso negocio en Arrizar y luego abrió aquí, aquí mismo. En 1972, con el barrio prácticamente recién construido. De hecho, ni números había. Nosotros hemos estado siempre 'frente al 24'. Hasta que nos numeraron y nos convertimos en el 47 del paseo de Larratxo. El otro local de toda la vida de esta acera es el bar Valverde. Yo estudié EGB y cuando acabé, como no me atraía ni ser electricista ni encofrador, empecé a trabajar con mi tío. En su local de Arrizar. Yo ya tenía el veneno de la fotografía muy dentro. La primera cámara, ya lo he contado, me la robaron. Seguimos la pista de los ladrones pero no la encontramos. Empecé a ganar premios. Hasta uno en un concurso convocado por DV.
– ¿En serio? Cuenta.
– Sería en febrero de 1996. Nevó durante tres días. Saqué a mi hermano Ismael en La Concha, leyendo El Diario Vasco protegiéndose de la ventisca con un paraguas. De más crío había ganado otro con una foto del Buen Pastor. El premio fue bien majo. A los ganadores de todas las disciplinas (literatura, dibujo...) nos llevaron a Londres. Gané en convocatorias de la Caja de Ahorros Provincial. Con el tiempo, le alquilé este local a mi tío.
– No parabas de ganar premios. Hasta con fotos de bodas.
– Premios, menciones. O simplemente, quedar finalista en convocatorias como 'Fotoventas'. Era muy joven y de repente me encontraba cenando en la gala de entrega de trofeos junto a grandes fotógrafos. Increíble...
– ¿Cuáles eran tus cámaras?
– Recuerdo una Maniya de formato medio con la que saqué, bajo un diluvio, unas fotos de boda. Recuerdo aquella Pentax que me costó 50.000 pesetas.
– Tu tío te lo enseña todo. Pero no solo a ti. Orgullosa estará Asunción de todos vosotros...
– Ella prendió la mecha, ella, disparó el flash y mi tío siguió el camino. Y sí, me enseñó a mí. A mi primo Rubén, que tiene el Fotos Cano de Pasai Antxo. A mi prima Nelly Carretero Cano, que controla Fotos Cano de Arrizar. Y a Pili, mi hermana que se fue a Cataluña y abrió estudio en Roses.
– Y así resultó que los Cano transitaron del 'retratismo rural ambulante' a la era de lo digital.
– Justo. No olvido los tiempos cuando mi tío y yo revelábamos y revelábamos y revelábamos en lo que hoy es la trasera del estudio. Y vendíamos carretes y más carretes. Hoy creo que solo tengo uno. Espero que no se me caduque en la estantería... Ya sabes, yo estaba de arrendatario. Luego le compré el local a Máximo. Fui a decenas de cursos sobre fotografía digital. Aprendí con los mejores. Y aunque es lección que sirve igual en fotografía analógica que en la digital, los ingleses me enseñaron que el fotógrafo debe tener una chispa de showman. Esa enseñanza me funciona en el estudio cuando fotografío bebés, niños que hacen su primera comunión. Cuando hago fotos para álbumes familiares.
– ¿Cómo anda el barrio?
– Bien... Han llegado nuevas gentes. Y a bastantes les gusta tener buenas fotos (impresas) de sus fiestas de quinceañeras, de las comuniones de sus hijos...
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