Pajes con traje de bombero

Este año, en el que se ha tenido que suspender la cabalgata para evitar que se generen aglomeraciones y se propague el Covid-19, el parque de bomberos de San Sebastián ha querido tener un detalle con los niños de la ciudad y miembros de las brigadas del parque han fabricado dos réplicas de sus camiones y las han convertido en buzones mágicos. No son pequeños ni grandes. Tienen el tamaño justo y no les falta detalle. Tienen focos, limpiaparabrisas, escudos y escala. Pero lo que les diferencia es que cuando se introduce una carta, se encienden las luces y sale una voz advirtiendo de que el mensaje ha sido recibido. A partir de ahí, estos pajes harán su trabajo. La carta será leída.

Esta iniciativa, que han puesto en marcha de forma voluntaria, surge de una idea que tuvo Raúl, uno de los bomberos, al saber que estas Navidades se cancelaba la cabalgata. Cabalgata que esperaban con ganas, como todos los años, porque «es una sensación muy buena. Ves que te reciben con tanta ilusión. Es muy bonito», rememora Unai. «Como este año no íbamos a poder salir, pensé en hacer unos buzones», cuenta Raúl. Dicho y hecho. Con el permiso de su supervisor y la ayuda de otros de sus compañeros como Unai, Sergio, Óscar, Javier, Iñigo y Fernando la idea se ha hecho realidad. Desde ayer dos buzones, uno ubicado en Garbera y otro en La Bretxa, esperan las peticiones «tanto para Olentzero como para los Reyes Magos. Entregaremos sus cartas», se comprometen.

Construirlo les ha llevado su tiempo. «Desde mediados de noviembre que nos pusimos a ello hemos estado haciéndolo en huecos libres o viniendo en días de fiesta», relata Unai. Y es que los protocolos por el Covid-19 han impedido que se juntaran profesionales de diferentes brigadas y han tenido que ir haciéndolo por turnos. Estos buzones son también una forma de seguir en contacto con los ciudadanos. «Desde que no estamos en el parque de Easo, a pie de calle, hemos perdido ese trato», se lamenta Óscar.

Apenas llevan un día instalados, pero la acogida ha sido buena. «Hay cartas dentro», se alegra Raúl. «Es que los hemos hecho con garantía. Si algo se rompe o se estropea, vamos a arreglarlo», bromea. Por ahora, no tendrán que volver a usar sus herramientas, pero confían en que el año que viene les vuelvan a dar luz verde y tengan que ponerlo a punto. «La idea es que esté todos los años», espera Óscar. Mientras tanto responden a la petición de un parque de Bizkaia que ya se ha puesto en contacto con ellos para pedirles los planos para fabricar los suyos.