
Ciudadanos
«Me picó el bicho y quise entender por qué esa picadura sería eterna»Secciones
Servicios
Destacamos
Ciudadanos
«Me picó el bicho y quise entender por qué esa picadura sería eterna»Hace mucho, casi en otra vida, Valentina era la directora de diseño y desarrollo de productos de la empresa Las cosas de Valen, complementos y ... accesorios de moda hechos, mayormente, con redes de la mar. También fue gerente de gestión del taller de costura Retok's Konponketak. Hoy, miembro del Consejo Internacional de la Danza, enseña, comparte y aprende flamenco en un lugar que, aunque desacralizado, sigue siendo un templo, un templo para el cante y el baile, la capilla de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento. Siempre han pasado cosas excelsas ahí, pues es territorio del laboratorio teatral de Marga Altolaguirre.
– ¿Todavía no lo has entendido?
– No. No sé qué pasó. Empecé a ir a clases de flamenco. En una academia. Hay muchas, porque la pasión que existe en esta ciudad por el baile y el cante es inmensa. Aprendí los pasos, bailé algunas coreografías y sí, me picó el bicho. Con picadura eterna. Empecé a querer saberlo todo sobre el flamenco. A querer entender el porqué de todo. De cada palo, de cada gesto, de cada punto de 'jondura'. Y respondiéndote más exactamente a la pregunta, no, no lo he entendido aún. Y puede que nunca lo haga. Ni que me importe no entenderlo todo. El flamenco es inmenso, inabarcable. Sigo aprendiendo.
– ¿Con quién, quiénes, dónde?
– Aquí mismo. En La Capilla. Sí, ya lo has puesto, está desacralizada pero sigue teniendo ese pálpito de lugar sagrado. Ahora, para el flamenco. Arquitectónicamente es increíble, con su bóveda maravillosa. En cuestión de sonoridad, tiene una acústica maravillosa para el cante y la guitarra, pero hay que hacer ajustes cuando entra la percusión porque entonces el eco no es tan agradable. Pero cuando Marga Altolaguirre me dijo que viniese a verla y entré, supe que este era el sitio.
– Deberías echarle un vistazo, más de uno, a un corto titulado 'Bailaora', de Rubin Stein. Es eso, una bailaora en blanco y negro bailando, desafiante, ante un soldado en una guerra sin nombre. Dime, ¿quiénes te acompañan en La Capilla?
– Empecé hace tiempo dando clases, yo, a seis alumnas y alumnos en una asociación de Errenteria, Jarafe. En La Capilla somos unos 20. No son solo clases de sevillanas. Se trata de aprender el compás, de llegar a que el flamenco te permee la piel. Se trata de intentar... entenderlo. Tengo a un grande de la guitarra a mi lado, Rafael Giménez, yo diría el mejor guitarrista para acompañar al baile, heredero de muchas glorias flamencas, hermano de José de la Bahía, que también suele aparecer por nuestro templo de la calle San Antonio, transversal de Alcalde Elósegui. El autor de la foto de esta página, Rafael Viera, es la percusión pura. Suele venir por aquí mi maestro...
– ¿Quién es él?
– Cristian Almodóvar, uno de los bailaores más tremendos, más solicitados. Ha actuado en Japón, en Estados Unidos. Le gusta el fútbol, la repostería y es uno de los buques insignia de la escuela madrileña que yo frecuento.
– ¿Cuál?
– Amor de Dios, en la calle Santa Isabel. Es un centro referencial, más de 30 años haciendo, como se dice, crujir los suelos a base de taconeos. Pero sigo respondiendo a tu pregunta, muchas tardes en La Capilla somos más de 20, y muchos más que los dos Rafael y Cristian. Hemos solido organizar, y seguiremos organizándolos en la temporada/curso 24/25, unos Encuentros Flamencos donde todo apasionado, todo aquel/la que haya recibido el picotazo es acogido con los brazos abiertos. Trae la gente una guitarra, llegan con ganas de bailar y sí, se toca y se baila, Y se estudia. Y se intenta entender el flamenco.
– Cuéntame eso de que aun estando de pie, quieta, parada sobre el suelo, una bailaora, un bailaor, ha de dar la impresión de estar bailando.
– No es solo que deba dar la impresión, sino que si lo que hace es de verdad, estará bailando y significará que el flamenco...
–... Le ha impregnado el alma.
– Exacto. La música es la que manda, Cierto, en el momento del baile quizás se eche un poco al lado, pero no deja de ser el hilo conductor. Un hilo que no solo has de escuchar, oír, sino sentir.
– Intenso, ¿eh?
– Muchísimo. Pero también hay mucho de estudio, de análisis. El sentimiento es crucial, pero no lo es menos la técnica.
– Lo supongo, pero ¿por qué?
– Porque si no la dominas, si no la tienes, estarás demasiado preocupado por cómo hacer el movimiento y no podrás... sentir. Uno de nuestros cursos es, directamente de recursos de tablao.
– Significando eso...
– Aprehender el lenguaje del flamenco. Entender el compás, la técnica, el sentido, la estructura y poder ensamblar el baile con el cante, la guitarra y la percusión.
– Perdón. ¿Queda tiempo en La Capilla para la fiesta, la juerga?
– ¡Claro! Quiero poner a esta Donostia tan flamenca a bailar por bulerías. Por sevillanas, tan hermosas, ya lo hace. Mucho. Y bien.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.