Una comisaría portátil a pie de calle
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En verano, los agentes de la Guardia Municipal atienden las consultas de los ciudadanos cerca de las playas y en invierno llevan las dos furgonetas a otros barriosvigilancia ·
En verano, los agentes de la Guardia Municipal atienden las consultas de los ciudadanos cerca de las playas y en invierno llevan las dos furgonetas a otros barriosPatrullan las calles a pie, en bicicleta y en coche. Se desplazan constantemente, de noche y de día, entre los barrios cuando la situación lo requiere y ahora, desde hace unas semanas, también disponen de una comisaría portátil aparcada en las entradas a las playas ... de La Concha y Zurriola. Allí, los agentes encargados atienden las peticiones de residentes y turistas. Estas dos furgonetas que solo se colocan en verano cerca de los arenales al considerarse zonas de máxima afluencia, por primera vez, tras una prueba piloto realizada en mayo del año pasado, llegó entre febrero y mediados de junio a otros barrios de la ciudad. Tras recorrer Altza, Larratxo, Gros, Antiguo e Intxaurrondo y dejando un resultado más que satisfactorio, los vehículos volverán el próximo curso a acercarse a los vecinos para conocer de primera mano y en sus calles sus quejas y sugerencias. «El balance en los barrios ha sido positivo y se va a seguir haciendo siempre y cuando los recursos lo permitan, porque habrá épocas en las que haya que priorizar», anuncia el concejal de Seguridad Ciudadana, Martín Ibabe.
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Tras la experiencia de años anteriores en las playas, el Ayuntamiento decidió dar un uso a las furgonetas que se guardaban durante el invierno– más allá de movilizarlas en grandes aglomeraciones como partidos de fútbol o conciertos– y en mayo del año pasado puso en marcha una prueba piloto. Durante el mes de mayo se identificaron distintos puntos de la ciudad en los que se podría dar servicio. Así fue. Con esa lista en la mano, en febrero cuando los recursos lo permitieron, se desplazaron las furgonetas. «El objetivo es impulsar lo que denominamos la policía de proximidad. Durante la mañana y la tarde, en los tramos de máxima afluencia, damos ahora en los meses de verano un servicio de atención a los ciudadanos en dos puntos concretos. A nosotros nos sirve como vaso comunicante con lo que ocurre en la calle, nos acerca a los vecinos y nos permite movilizar recursos de manera inmediata. Es una atención in situ», explica Ibabe.
De manera aleatoria, en turnos de mañana y de tarde, los vecinos de algunos barrios, normalmente «los más alejado de la comisaría de Morlans o los que son más sensibles», vieron cómo varios agentes se personaban en plazas o calles peatonales y más concurridas dispuestos a recibir quejas, dudas, sugerencias o denuncias. «Se pueden notificar pequeños sucesos o grandes sucesos. En este último caso se activa al resto de servicios que tenemos. Ese acercamiento a los barrios nos permite una mejor adaptación y respuesta. Es otro panel de entrada de información que viene bien tanto a la Guardia Municipal como a otros departamentos del Ayuntamiento. La policía recibe la información y la trasmite a quien corresponde», añade el edil jeltzale.
Dos furgonetas
Duración Los vehículos han estado en funcionamiento desde principios de febrero a mediados de junio.
Barrios Han prestado servicio en Intxaurrondo, Antiguo, Gros, Altza y Larratxo.
Función Recepcionar quejas, sugerencias o denuncias y ser un punto de información.
Ubicación actual Se encuentran en la playa de Zurriola y en la plaza Cervantes, al lado de La Concha.
En total, entre las dos furgonetas han prestado servicio durante 42 días. El barrio en el que más servicios se han realizado es en la plaza Sagastieder de Intxaurrondo con 26 turnos. La siguiente es Altza, en el parque Harria con 18, Larratxo con 16, el Antiguo, en la plaza José María Sert con 15, y uno en plaza Cataluña de Gros. «El balance es positivo. Recogemos lo que nos trasladan los vecinos y a la vez hacemos una labor disuasoria. La mera presencia, que no es cuantificable, ya tiene un efecto disuasorio y esto es muy importante», puntualiza Ibabe.
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Precisamente, de manera coercitiva, una unidad móvil se queda aparcada por las noches los fines de semana en la Parte Vieja. Este es uno de los pocos barrios de la ciudad que cuenta con vigilancia permanente.
Son las once de la mañana, aprieta el sol y los agentes destinados a atender a los ciudadanos desde la furgoneta situada en la plaza Cervantes aguantan el tipo. Salen y entran al vehículo. Vigilan lo que ocurre fuera, pero también atienden las directrices que les llegan desde la central por el walkie-talkie. De pronto, se acerca un padre con sus dos hijos y estos les saludan. Solo quieren ver qué es lo que hacen dentro. Los agentes les explican. Al rato llega una pareja de extranjeros y después otra. «Vienen muchos turistas. Al final nos ven como un punto de información. Casi siempre nos preguntan cómo se va a la isla, al Muelle o dónde está un restaurante. A veces, incluso nos piden recomendaciones», cuentan en tono jocoso. El idioma no es una barrera: «Les respondemos en inglés, en francés a veces en alemán o como podemos. Y si no, en lenguaje de signos que es universal y nos entendemos».
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