Las diez noticias de la jornada
Para la inauguración se decoró el puente con banderolas y guirnaldas. En el acto se congregaron cientos de personas. KUTXTEKA

El Puente de Zurriola cumple un siglo

ANIVERSARIO ·

El 14 de agosto de 1921 se inauguró la estructura a la que popularmente se conoció como 'el seis de bastos' por sus farolas o del 'Kursaal' por su proximidad al antiguo casino, hoy auditorio proyectado por Moneo

JAVIER SADA Y CARLOS BLASCO

Domingo, 8 de agosto 2021, 08:13

A comienzos del siglo pasado la ciudad necesitaba un puente que salvase el río entre la prolongación del Boulevard y el nuevo ensanche que se ... estaba creando en la margen derecha del Urumea. Se creó una estructura que estuviera a la altura de una urbe floreciente y del futuro complejo del Gran Kursaal. Ahora el puente de Zurriola celebra su primer siglo de vida, testigo de cambios urbanísticos, la fuerza del oleaje, el derribo del antiguo casino y el levantamiento de los cubos de Moneo.

Publicidad

Mucho tiempo había pasado desde que en los años 1891 y 1892 el Ayuntamiento decidiera urbanizar los arenales conocidos con el nombre de su comprador: José Gros, aunque sería su hijo, Tomás Gros, quien llevaría adelante la iniciativa, llegando a un acuerdo con el Ayuntamiento para, a través de permutas y concesiones de terrenos, urbanizar todo el barrio. Rápidamente se produjo el crecimiento de la zona, acercándose las construcciones hasta la misma orilla del mar, que cada vez quedaba más alejada de lo que había sido su playa natural: la actual calle de Miracruz.

Antecedentes. Así las cosas, en un momento de la historia de San Sebastián en el que los proyectos, fantasiosos o no, desbordaban cualquier pronóstico que los donostiarras hubieran podido hacer poco tiempos atrás, se puso sobre la mesa la posibilidad de 'robar' al mar 12.000 m² en la orilla derecha de la desembocadura del Urumea. Los terrenos ganados, que en aquellos momentos no existían, puesto que tan solo se trataba de agua, pertenecerían al Ayuntamiento en virtud de la R. O. de 4 de abril de 1907.

La Sociedad Inmobiliaria y del Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián, fundada en 1911, llegó a un acuerdo de cesión de los terrenos con el Ayuntamiento, en el que se planteaban algunos condicionantes como era la construcción, por su cuenta, de un puente en la prolongación del Boulevard y calle de la Reina Regente, enlazando las dos márgenes del Urumea.

Publicidad

Para la construcción del puente tendría que invertir como mínimo 847.010,10 pesetas, cantidad que se había comprometido a gastar ajustándose a los planos remitidos al municipio, motivo por el que los ingenieros y arquitectos municipales controlarían el desarrollo y el presupuesto.

Autoridades y otras personalidades disfrutaron del ágape antes de la apertura del nuevo puente al tránsito. KUTXATEKA

El nuevo ensanche. Obtenido el visto bueno municipal, comenzaron las obras y mientras una parte de los trabajos seguía adelante, aunque fuera a «trancas y barrancas», las obras del nuevo ensanche fueron bendecidas en 1916, siendo dirigidas, en principio, por Edmundo Bartissol, presidente de la Sociedad.

Publicidad

La Sociedad, ya en manos donostiarras, se dispuso a salvar todos los inconvenientes que se había encontrado y los que se le iban a presentar. El 2 de Junio se había firmado con el contratista Miguel Imaz y Cía. la ejecución de las obras de la primera zona, que comprendía el muro de costa, rellenos y cierre, por un montante de 550.000 pesetas. Con Miguel Imaz al frente, la situación tomó otro cariz, quizá por ser un importante accionista de la Sociedad.

Un puente de madera. Miguel Imaz proyectó realizar un puente de madera que permitiera el acceso de personas y material desde la Parte Vieja a las nuevas construcciones de lo que ya estaba empezando a tomar forma como ensanche del Kursaal, si bien en estas fechas ya se conocían los planos de José Eugenio Ribera presentados para su aceptación el 20 de marzo de 1915, autorizados por la Superioridad el 18 de enero de 1916, aprobados por R. O. de 4 de febrero del mismo año, y modificados en 1918, para construir el gran puente que se quería acorde con la magnitud de lo que sería el complejo Gran Kursaal.

Publicidad

Dos de las mujeres que se encargaron de repartir el lunch que se ofreció en medio del puente. KUTXATEKA

En realidad fue el 19 de mayo de 1917 cuando la Sociedad Inmobiliaria y del Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián firmó el contrato con la Sociedad Construcciones Hidráulicas y Civiles para la construcción del nuevo puente con un presupuesto de 900.000 pesetas, con arreglo a los planos redactados por el ingeniero don José Eugenio Ribera, en colaboración con los arquitectos, Zapata y Ripollés. Efectuado el concurso se habían adjudicado las obras al único postor presentado: la Sociedad de Madrid J. Eugenio Ribera y Compañía, por la cantidad de 864.682,04 pesetas, pero problemas de distinta índole hicieron fracasar el intento y las obras fueron adjudicadas a la Sociedad Miguel Imaz y Compañía que fue la que las terminó.

Los cimientos. La obra generaba importantes problemas de ejecución y de hecho hubo que plantear algunas modificaciones. El 12 de Febrero de 1918 se presentaba un proyecto basado en los temores que les creaba el diseño de las pilas centrales del puente. Entre otros aspectos técnicos comentaban lo sucedido con los tanques:

Publicidad

«Y que no son fantásticos esos temores lo demuestra el hecho de la destrucción del cajón de hormigón armado para el cimiento de una pila, que llegamos a transportar hasta el emplazamiento del puente y que bajo el efecto de una sola ola, quedó totalmente deshecho, lo que no hubiese ocurrido, sin la fuerza destructora de golpes de ariete, producidos por el aire comprimido de la ola, en los rincones del cajón».

El clero parroquial de San Ignacio, en un momento del acto. KUTXATEKA

La construcción. La construcción fue dirigida por el ingeniero don Víctor Arana que introdujo algunas variantes, aprobadas con fecha 13 de agosto de 1920, sobre los planos originales: modificó la baranda y sustituyó las columnas ornamentales por obeliscos de gran diámetro y altura que, coronados por farolas esféricas, permitían su iluminación. Se instalaron seis farolas grandes y ocho menores con tres brazos cada una, resultando un total de 24 lámparas y 12.000 bujías en las farolas pequeñas. Las farolas grandes, con una intensidad de luz de 5.000 bujías cada una, tenían por objeto el dar de noche un efecto de visualidad al puente, sobre todo durante las grandes fiestas.

Noticia Patrocinada

El nuevo puente. El puente se inauguró a las once de la mañana del domingo 14 de agosto de 1921 y originó que las autoridades municipales vieran con nueva atención las posibilidades del río Urumea, llegando a pensar en su posible navegabilidad. El nuevo puente tenía 110 metros de longitud y 20 de anchura, y en su construcción se utilizó hormigón armado salvo en los paramentos de los frentes de sus arcos, las pilastras y entrepaños de la barandilla y las columnas decorativas dispuestas sobre éstas, para las que se emplearía sillería caliza procedente de Motrico de la que se esperaba buen resultado en construcciones erigidas cercanas al mar.

Gregorio Odriozola, presidente de la Sociedad Kursaal, y Carmen Eguia, esposa del alcalde, Pedro Zaragüeta, cortando la cinta. KUTXATEKA

Constaba de tres arcos iguales de 30 metros de luz, con dos estribos sobresalientes cinco metros de los muros del encauzamiento y dos pilas de superficies curvas. Por cierto que Ribera volvió a utilizar en este puente el motivo mitológico del grifo que ya incluyó en el de María Cristina.

Publicidad

La inauguración. Justificando la importancia y categoría que se daba a su inauguración, el 14 de agosto de 1921 en 'El Pueblo Vasco' se podía leer que: «Todo estaba profusamente engalanado con banderolas y follaje. En el centro del puente había una tribuna a la que accedieron el Ayuntamiento en corporación, la Diputación Provincial, los gobernadores civil y militar, el presidente de la Audiencia, comandante de Marina y demás autoridades y, al lado, una instalación donde el Ayuntamiento obsequiaría con un 'lunch'».

Poco antes de la hora prevista, llegó el clero parroquial de San Ignacio con Cruz alzada y, tras recorrer el puente, el vicario Rvdo. Uranga procedió a la bendición. El acto fue amenizado por la Banda Municipal de Música que interpretó la 'Marcha de San Sebastián'. Llegados los discursos, Gregorio Odriozola, en nombre de la Inmobiliaria del Gran Kursaal, pronunció unas frases e hizo entrega solemne del puente a la ciudad, contestándole el alcalde, don Pedro Zaragüeta, aceptando la donación y agradeciendo el trabajo hecho.

Publicidad

Correspondió el corte de la cinta, que cerraba el paso al puente, a la esposa del alcalde, doña Carmen Eguia, y la fiesta oficial terminó a la una y media del mediodía con el lunch, quedando oficialmente abierto el tránsito público.

Don Luis Murugarren, en su libro 'San Sebastián – Donostia', recoge la anécdota de que el primer vehículo que cruzó el nuevo puente fue un automóvil matriculado en Barcelona, propiedad de don Ignacio Torres González, con matrícula número 7.

Publicidad

La fiesta de Umore Ona. Durante la tarde-noche se celebró una regata de traineras entre el nuevo puente y el de María Cristina en la que Vaqueriza ganó a Bishko, y la Sociedad Umore Ona se quiso sumar a la fiesta organizando cucañas, suelta de patos y otras fiestas náuticas, además de aurreskus, verbenas con farolillos a la veneciana, pianolas, churrerías, horchatas y refrescos.

En el todavía sin terminar edificio del Gran Kursaal se ofreció un banquete, servido por la casa Shanti, en el que los socios de la Sociedad Umore Ona quisieron homenajear al contratista de la obra, don Miguel Imaz. Publicándose en la prensa local que: «Imaz es un caso del triunfo de la voluntad al servicio de la inteligencia; laborioso, incansable, tenaz, emprendedor, ha llegado por su esfuerzo desde la modestia de su humildad a la posición actual, en que goza de la estimación de todos y tiene un prestigio consolidado con una vida de trabajador ejemplar. Vayan a él nuestros plácemes por la confirmación oficial que a su valía se hizo públicamente en el banquete del domingo».

Publicidad

El seis de bastos. Popularmente citado el puente como 'el seis de bastos' por la forma y distribución de sus farolas, es conocido como 'Puente del Kursaal' por su proximidad al edificio del Gran Kursaal, aunque por acuerdo municipal, oficialmente recibió el de 'Puente de Zurriola', nombre que hasta 1913 correspondía al cercano Paseo de la República Argentina que, a su vez, lo recibió de una zona próxima a San Vicente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad