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El curso que realizaron en el antiguo seminario de Saturraran marcó sus vidas. Unos llegaron a ser sacerdotes e incluso acaban de celebrar sus 50 años de tarea dedicada a la Iglesia. Otros, dejaron el camino eclesial ya de niños, pero todos ellos se reúnen ... desde hace cuatro décadas para celebrar y recordar aquel curso de 1957, el año en que se conocieron en Saturraran. Al principio eran reuniones esporádicas, pero desde 1997 se reúnen cada año, y los últimos, siempre en San Sebastián. En la pasada reunión celebraron los 50 años de vida sacerdotal de Juanjo Lizarza, párroco de Igeldo, y de Imanol Goikoetxea, sacerdote de Alegia ya jubilado.
«Nuestra historia empezó en 1957, cuando iniciamos los estudios en el seminario», explica Juan Antonio Sanz, que se encarga de las convocatorias. «Empezamos con las reuniones hacia el año 1974 ó 1976. Las reuniones eran al principio más esporádicas, pero desde 1997 se hacen de forma anual. Cuando cumplimos los 50 años de ingreso en el seminario, invitamos a los profesores que aún vivían y podían acompañarnos».
Suelen juntarse en una comida 15 días antes de la Semana Santa. La de este años se celebró el 4 de abril en un restaurante de Zuatzu y se reunieron 19 compañeros. «Ya pasamos de los 70 años y alguno falla por problemas de salud», reflexiona Sanz. «El primer año, en Saturraran, estábamos 88. Unos 26 ó 28 han fallecido ya. De los que nos reunimos, cuatro son sacerdotes»
Muchos de aquellos niños que ingresaron en 1957 en lo que se llamó seminario menor de Saturraran, en Mutriku, no siguieron la carrera sacerdotal. Fue el caso de Juan Antonio Sanz. «Yo nací en Ordizia en 1946. En el año 57, con 11 años, ingresé en Saturraran. Había chavales provenientes de casi todos los pueblos de Gipuzkoa: Hondarribia, Tolosa, Zegama, Ataun, Arretxabaleta, Zumaia, Soraluze... Ahí empezó una amistad que todavía dura».
Hoy en día, como mucho hay 6 seminaristas por curso en Gipuzkoa, dice. « De la entonces Villafranca de Ordicia estábamos 20 estudiantes. Estando yo en el 2º curso, había uno que se ordenaba sacerdote , otro al que le quedaban dos cursos...».
Él llegó a Saturraran por haber sido monaguillo. «Te empapas de eso y terminas yendo al seminario. A mí no me mandó nadie. Suele decirse que 'como en casa había que dar de comer...', pero el seminario también se pagaba. No era gratis».
A los 13 años vio que la vía sacerdotal no era lo suyo. «Como entonces con 13 ó 14 años se podía empezar a trabajar, me fui a la Escuela Profesional de CAF, hoy Escuela Profesional del Goierri. Dos años y medio después entré a trabajar en lo que fue Aristrain. Así se me ha pasado la vida hasta que me he jubilado. Ahora tengo 72 años y vivo en Olaberria».
El año del ingreso fue especial. «Se solía entrar en octubre pero con la gripe asiática de ese año no entramos hasta mitad de noviembre». En Saturraran solo se pasaba un año. Tuvo que abrirse «porque el seminario de San Sebastián, con todo lo grande que es, no podía acoger la demanda de seminaristas que había».
Solo tiene buenos recuerdos de la época, lo mismo que Miguel Mari Larburu, que también asistió a la comida y que ha vuelto a Zumaia después de pasar casi 50 años como padre blanco en el Sáhara, en Argelia. «Cuando tenía vacaciones y venía a casa, me juntaba con ellos. Ahora que vivo definitivamente en Zumaia, donde ayudo en la parroquia, puedo sumarme a la comida». Recuerda una, de hace bastantes años en Ulia, a la que acudió Joxe Mari Korta, que estudió con ellos y luego fue asesinado por ETA.
Da su experiencia como religioso de la orden Misioneros de África (padres blancos) guarda muy buenos recuerdos. Fue profesor de enseñanza profesional y destaca la buena acogida de la gente, la hospitalidad de los pueblos nómadas. Recuerda con cariño la ciudad de Adrar, donde en los veranos se llegaba a los 50º. «El clima es difícil y no todos pueden vivir allí, pero si tienes buenas salud es como si las condiciones te reforzaran», dice.
El seminario menor de Saturraran estuvo abierto durante 24 años, entre 1944 y 1968, y por él pasaron miles de alumnos, de los 11 a los 14 años. El edificio que les acogió abrió sus puertas en el siglo XIX como balneario. En la década de los veinte, el negocio declinó y el lugar de veraneo acabaría convirtiéndose en cárcel para mujeres en la dictadura franquista, de 1938-44. El edificio fue demolido en 1987 y una placa conmemorativa en el lugar recuerda a las 170 personas allí fallecidas.
Los organizadores de las comidas desean dejar un número de contacto para otros estudiantes de Saturraran en 1957 que quieran sumarse. El teléfono es 619 764 005 (Sanz).
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