![Las regatas desaparecidas de El Antiguo](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201906/02/media/cortadas/rios-desaparecidos-kyfH-U80417549107IVB-984x608@Diario%20Vasco.jpg)
![Las regatas desaparecidas de El Antiguo](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201906/02/media/cortadas/rios-desaparecidos-kyfH-U80417549107IVB-984x608@Diario%20Vasco.jpg)
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El Urumea no es el único río de Donostia, al contrario de lo que muchos puedan pensar. Si bien es cierto que es el más caudaloso y el único que puede verse en la superficie, bajo los pies de los donostiarras discurren largas regatas que antes de ser soterradas tuvieron un importante protagonismo en la vida diaria de los ciudadanos. Lo que hoy en día son algunas calles, en su día fueron riachuelos cuyas aguas reforzaron el patrimonio industrial de la ciudad.
El Antiguo, uno de los barrios con más historia de San Sebastián, es un buen ejemplo de cómo decenas de regatas y riachuelos empezaron a desaparecer de la vista de los donostiarras para seguir su curso bajo tierra, a medida que la edificación y el ensanche de la ciudad fueron cobrando protagonismo.
«El Antiguo estaba lleno de ríos, aunque solo hay evidencia de ello en algunos puntos concretos», explica Marko Sierra, ingeniero agrónomo que el pasado fin de semana dirigió una salida en la que dio a conocer dónde se ubican las regatas principales del barrio, en el marco de la iniciativa 'Hidrologikak' de Fundación Cristina Enea. «Junto al campus universitario de Ibaeta, por ejemplo, puede verse el tránsito de Martintxoeneko erreka, y en la calle Escolta Real el comienzo del río Gorgatxo», precisa.
Las regatas de Eihara y Gorga, que confluyen en la plaza de Ibaeta, «conforman el Lohiztaran o el valle del lodazal, que era como antiguamente se llamaba a la zona que vertía todas sus aguas al mar por Ondarreta. Estos ríos, que vienen de la zona de Belartza y Mendizorrotz, son los ramales de este valle», apunta Sierra.
El Eihara, prácticamente visible durante todo su recorrido, es el que entra en la ciudad por Igara y cuya cabecera está en Artikula, «en la zona alta de la A-8 entre Orio y Donostia, paralela a la autopista». Su nombre significa 'molino' y con los años ha derivado en 'Igara', dando nombre al barrio. Por su parte, el río Gorga proviene del ámbito de Belartza, atraviesa Añorga y entra en el Antiguo por la avenida de Tolosa. «El archivo histórico de Añorga se llama 'Gorgako historia mintegia', reflejo de la importancia que tenían los ríos a la hora de dar nombre a los barrios», señala. «Significa 'garganta', debido a que el valle se estrecha a la altura de Añorga Txiki», abriéndose de nuevo a la altura de Errotaburu.
Estos dos ríos se juntan en la actual plaza de Ibaeta «o 'ibaieta', que significa 'lugar de confluencia de ríos'». A medida que Donostialdea fue urbanizándose, las regatas comenzaron a discurrir bajo tierra. Debido a una ejecución errónea de este soterramiento, en la década de los años 90 las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de ambos ríos y hubo importantes inundaciones. «Esto llevó al Gobierno Vasco a realizar una inversión de más de diez millones de euros para dar más espacio al río Gorga, conocido como la regata de Añorga, a lo largo de más de un kilómetro de longitud», precisa el ingeniero agrónomo. Durante la primera década de este siglo, se realizaron varias actuaciones para aumentar la capacidad de desagüe de la regata, construir infraestructuras de saneamiento y aumentar la longitud del cauce a cielo abierto de la regata, procurando una destacable mejora medioambiental.
Tras confluir en la plaza Ibaeta, la regata se dividió en tres ramales que discurren por debajo de los ejes principales que conforman el barrio «y que fueron encauzándose conforme a los intereses», para juntarse nuevamente «donde hoy está el Super Amara». Por la izquierda, paralelo a la avenida de Tolosa, pasa Martintxoeneko erreka, que atraviesa el campus de Ibaeta y es visible en su inicio. Esta regata realiza pequeños zigzags para luego seguir por la avenida de Tolosa, donde recibía al río Olarain, que baja de la gruta de Lourdes Txiki «y hacia el siglo XVI abastecía de agua a la ciudad. Para hacerse una idea de a qué cota estaba el río, basta con acercarse al parque Zubimusu y bajar a la zona en la que todavía hay agua».
La segunda derivación, Konportako erreka, seguía por la avenida de Tolosa y luego giraba para atravesar la Resurrección María de Azkue, la plaza Jose Maria Sert y seguir por la calle Carmelo Etxegarai. Su nombre responde a que en su momento, según explica Sierra, hubo compuertas que regulaban el flujo del río, dependiendo de las mareas.
Y la tercera, Lautximenetako erriyua fluía principalmente bajo la avenida de Zarautz. Estas dos regatas tuvieron especial importancia en el desarrollo industrial de la fábrica de Lizariturry y Rezola, que nació a comienzos del siglo XX, donde también se ubicaban, entre otras, las famosas fábricas de Cervezas el León (Keler) o Chocolates Suchard. Esta zona es la actual Venta Berri.
A partir de la zona del Super Amara, donde confluyen las tres regatas, el río trazaba una diagonal entre las villas para desembocar en la playa, frente al Tenis de Ondarreta, «donde hay unas escaleras que bajan verticalmente. Visto desde arriba, por ejemplo con el Google Earth, puede comprobarse cómo en la zona de las villas hay una diagonal que separa las construcciones. Es por ahí por donde pasaba el río», apostilla.
«Hace por lo menos 8.000 años, cuando el mar comenzaba mucho más atrás de lo que lo hace hoy, debido a que el clima era mucho más frío, el Urumea no desembocaba en la Zurriola. Entonces, pasaba por donde ahora está el Hotel de Londres, se introducía entre la isla y Urgull y tenía como último afluente todas las aguas del Antiguo. La bahía, evidentemente, estaba seca», explica Sierra con entusiasmo.
Pero estas regatas no son las únicas que llenaron este histórico barrio de agua. En la ladera Este, junto a Aiete, nacen también Gorgatxo y Txantxerreka, aunque hoy sea prácticamente imposible verlos. El Gorgatxo asoma en la parte alta de la calle Escolta Real. Su pequeño cauce puede seguirse durante 150 metros, ya que luego se oculta bajo tierra para seguir su recorrido hasta la plaza Mikel Laboa -Gorgatxo hasta hace poco-. En la parte baja de la calle había, antiguamente, un lavadero público que se nutría de esta agua «y en Escolta Real 32, para poder hacer un ascensor, tuvieron que instalar una bomba de agua».
En lo alto de Pío Baroja, bajo el paseo de Aiete, nacía el río Txantxerreka, que bajaba por este paseo hasta juntarse con el Gorgatxo. «Los días de intensas precipitaciones puede verse cómo, en el cruce con Mikelete, se acumulan grandes cantidades de agua de hasta 30 centímetros de profundidad, evidencia de que en las inmediaciones pasaba un río», asegura Sierra.
Una espectacular tromba de agua anegó Donostia un 1 de junio de hace 22 años, dejando a la ciudad incomunicada hasta bien entrada la tarde, a consecuencia de una gota fría que precipitó 230 litros de agua por metro cuadrado en 12 horas. «Bajo los bloques de Itxasmendi un garaje, con dos accesos recibió buena parte de las aguas de ambos ríos. Solo los que sabían de esta situación sacaron el coche al exterior. En cuestión de dos horas se inundó y las pérdidas fueron inconmensurables».
Estos dos ríos, una vez juntos, seguían originalmente hacia Loretope (Pico del Loro), aunque «a la hora de construir la ciudad no interesó que fuera así y a finales del siglo XVIII se derivó el cauce por la calle Errotatxo y la paralela a Satrustegi, para después soterrarlo. «Todo este recorrido se convirtió posteriormente en un alcantarillado que conectaba la plaza del frontón de El Antiguo y el Tenis. Los más valientes del barrio, que ahora ya peinarán canas, solían atravesar estos 500 metros sorteando las ratas, para ir de un lado a otro», agrega. «Este río fue encauzado, soterrado y retirado, quedando solo la gran alcantarilla con salida por el Peine del Viento y es por eso que los mayores de El Antiguo llaman a la zona del Tenis 'el paseo de la alcantarilla'», concluye.
La novena edición de 'Hidrologikak', impulsada por la Fundación Cristina Enea, invita a la ciudadanía a sumergirse en el río Urumea para conocer toda su riqueza cultural, ambiental e histórica. El pasado fin de semana ofrecieron la posibilidad de conocer las regatas desaparecidas del Antiguo y para el domingo que viene, día 9, está programada una visita para descubrir el patrimonio industrial del Urumea. La salida será a las 10.00 horas desde la estación de trenes y los asistentes podrán conocer el valor de las centrales hidroeléctricas y de los conjuntos patrimoniales de Latxe, Fagollaga y Ereñozu.
Asimismo, los días 12 de junio, 7 de agosto (castellano) y 10 de julio (euskera) habrá una visita guiada de entrada libre a la sala 'La industria, motor del cambio' del Museo San Telmo, siempre a las 18.00 horas. De esta forma, los asistentes descubrirán la influencia del Urumea en este fenómeno.
Finalmente, para el 30 de junio se ha organizado la salida 'Pedaleando por las riberas del Urumea', a las 14.00 horas desde el Kursaal. El tramo es prácticamente llano, con un corto repecho antes de llegar a Fagollaga.
Para todas las salidas es necesario inscribirse previamente en la web www.cristinaenea.eus.
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