Los Reyes Magos, como niños en Donostia

Puntuales a su cita, a las 10.30 horas Melchor, Gaspar y Baltasar hicieron acto de presencia en Igeldo. Como si de un truco de magia se tratara, aparecieron en la terraza del hotel Monte Igueldo. Siempre con una sonrisa, detectaron rápidamente la presencia de 21 niños y niñas que les estaban esperando a resguardo de la lluvia. La presencia real hizo su efecto y, entre la timidez inicial y las posteriores sonrisas de sorpresas, los jóvenes acudieron a saludar a los Reyes Magos. Algunos no dejaron pasar la ocasión de entregarles en mano sus cartas. Fueron los primeros donostiarras en hacerlo. A lo largo del día, Melchor, Gaspar y Baltasar recibieron miles de ellas.

Los Reyes Magos y los niños invitados -fueron los afortunados que salieron elegidos tras un sorteo realizado por Donostia Festak- se acercaron al mirador que hay frente al hotel para sacarse fotos para el recuerdo. Antes de bajar a la ciudad en el Funicular, aprovecharon la ocasión para descubrir otra perspectiva de la ciudad montados en la Montaña Suiza. ¡Melchor, Gaspar y Baltasar disfrutaron como niños!

Tras la vuelta de rigor en nuestra particular montaña rusa, llegó la hora de bajar hacia el Antiguo. Cada rey tenía reservado un vagón individual. Cada uno de ellos estuvo acompañado en el viaje por varios niños con los que conversaron sobre los regalos, la edad de cada rey o desde dónde venían. «Estos jóvenes donostiarras son muy curiosos», reían los Reyes.

La tranquilidad de los vagones finalizó al llegar a la plaza del Funicular. Allí se encontraron con la txaranga Joselontxos y cerca de 200 personas les esperaban con ganas de saludarles, fotografiarse con ellos y entregarles sus cartas. También tuvieron tiempo para atender a DV. Melchor estaba feliz al venir otra vez a San Sebastián. «Se han portado todos muy bien este año. No sé qué ha pasado, pero sobre todo en Donostia todos han sido muy bueno. Todos los niños van a tener regalos, ¡cómo no!», señalaba. Gaspar hacia el gesto de OK. «Estamos muy contentos de estar en Donostia otra vez». Sobre la lluvia, ninguna queja. «No es problema, no se va a suspender nada, ¡es una orden real!», dejaba claro Melchor. Baltasar, por su parte, decía que el agua «les iba a venir muy bien a los camellos».

Tras interesarse por las personas congregadas en la plaza del Funicular, Melchor, Gaspar y Baltasar se montaron en su espectacular Rolls-Royce para visitar media docena de barrios de la ciudad. Tras dejar el Antiguo, pasaron por Riberas de Loiola, Txomin Enea, Intxaurrondo, Altza, Bidebieta y Gros hasta llegar al Ayuntamiento, donde fueron recibidos por las autoridades municipales. Después de un breve descanso para almorzar, los Reyes accedieron al Salón de Plenos del consistorio para recibir a los niños y niñas que quisieron entregarles sus cartas.

El joven Pedro Gutiérrez fue el primero en entrar al salón para saludarles. Hizo cola en Alderdi Eder desde las 11.30 horas. La espera mereció la pena. Para él y para los cientos de niños que durante dos horas llenaron el Ayuntamiento de ilusión y alegría.