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Carpas, sombrillas y toldos de la playa de Ondarreta, que este año ocupan la zona del antiguo Club Tintin. Usoz
«Han sacrificado la playa de Ondarreta por la comodidad de los toldos»
San Sebastián

«Han sacrificado la playa de Ondarreta por la comodidad de los toldos»

Ondarreta ·

La ausencia por primera vez en décadas de la piscina del Tintin ha permitido al Ayuntamiento aprovechar ese espacio para redistribuir los parasoles, una nueva disposición que no ha contentado a todos

Iñigo Goñi Davó

Martes, 13 de agosto 2024

Los toldos blanquiazules de Ondarreta son ya un emblema donostiarra. No obstante, la distribución de los mismos se ha convertido en un problema que se repite cada verano y que este año preocupa especialmente a los asiduos del lugar. La ausencia de la piscina del Club Tintin por primera vez en décadas ha permitido al Ayuntamiento aprovechar ese espacio liberado para diseñar una nueva disposición de toldos, carpas y sombrillas, decisión que no ha contentado a todos. Vecinos del Antiguo y bañistas habituales protestan por lo que consideran un exceso de privilegios para los adjudicatarios de los parasoles.

Patxi Tellería, residente en el barrio desde hace más de treinta años, piensa que «este verano han priorizado los toldos frente al espacio común». Ondarreta, que para Tellería es «una playa a la que viene mucha gente y muchos turistas porque hay sitio para aparcar», se ha convertido en un lugar «terriblemente incómodo y un agobio porque no entra la gente», algo que achaca a la nueva ubicación de los toldos. «El problema», afirma este vecino, «es que han sacrificado la playa por la comodidad de los toldos».

«No entiendo el trato que se le está dando a una playa que tiene su dificultad por los cambios de perfil y las piedras», explica Tellería. El fenómeno al que se refiere este antiguotarra es que durante el verano, con las variaciones en la dinámica marina, las encalmadas producen desgaste en la zona de la orilla y, por ello, la playa gana en inclinación. «Hay veranos en los que la arena está muy bien repartida, pero este año la parte más cercana a la orilla tiene una caída más pronunciada, lo que hace muy incómodo estar allí y, por tanto, quita mucho espacio común», expone.

La distribución de los toldos en una Ondarreta «con menos zonas para tumbarse» es problemática para Tellería, quien entiende que «han puesto bien los toldos pero solo para ellos, no para el resto, que cada vez estamos más incómodos», sentencia.

«Se han movido en bloque»

Desde el consistorio justifican la medida, aunque son conscientes de que han surgido voces discordantes, como no puede ser de otra forma cuando algo cambia en esta ciudad. «Es una cuestión de aprovechamiento del espacio de la playa», apunta el concejal de Mantenimiento y Servicios Urbanos, Carlos García, quien argumenta que «al desaparecer el Club Tintin y su piscina, quedaba un gran espacio de arena seca libre. En los últimos años, las primeras filas de toldos de esa zona en marea alta quedaban inservibles al alcanzarles el agua. Aprovechando ese vacío, se ha movido en bloque todo ese área de toldos, sin cambiar su posición. Es decir, el que estaba en primera fila, sigue en primera fila, etc. Y nadie se ve afectado ahora por la pleamar».

El delegado del PSE admite que «se podía haber cambiado de otra manera, pero este año era imposible dado que la adjudicación de los toldos fija las condiciones de los mismos. Este es el último año y a partir de 2025, cuando habrá un nuevo sorteo, quizás pueda reorganizarse de forma diferente la zona de toldos ya que no parece probable que vuelva la piscina». García subraya que «a algunos usuarios les puede haber parecido mala decisión, pero hay otros que están encantados con el cambio».

Los tolderos han tenido que llamar a la Guardia Municipal «por las riñas» entre usuarios y bañistas que «invaden» su zona

Los bañistas no son los únicos en mostrar su desencanto con el reparto. Pedro Artaza, adjudicatario de un parasol, afirma que «el Ayuntamiento no ha respetado las ubicaciones elegidas por los usuarios. En su día seleccionamos un toldo en un lugar concreto, pero los han desplazado, perjudicándonos gravemente». También otro usuario de los toldos, que prefiere guardar el anonimato, comparte esta visión: «La gente invade nuestra zona porque no hay más sitio en la playa».

Igor Lizaso, empleado del Servicio de Playas en Ondarreta, señala que «este año han puesto los toldos más hacia el mar, y cuando sube la marea hay muy poco espacio, lo que hace que la gente se tumbe entre los toldos». Esta situación suele traer problemas, según cuenta. «Hay veces que los bañistas se ponen debajo de las sombrillas, invadiendo el sitio, o roban sombra a los usuarios de los toldos. Hemos llegado a llamar a la Guardia Municipal por las riñas que se generan a causa de esta invasión».

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