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Aitor Ancín (izquierda) e Igor De la Fuente (derecha), junto a Ronaldinho y otros dos participantes en el torneo celebrado en Castelldefels.

La samba sobre la arena

El club de Futevolei Donostia termina la temporada en Casteldefells disputando un torneo organizado por Ronaldinho

Imanol Lizasoain

SAN SEBASTIÁN.

Martes, 11 de septiembre 2018, 06:42

Los sueños se cumplen cuando se trabaja para cumplirlos. Y los protagonistas de nuestra siguiente historia llevan años esforzándose por dar a conocer y poner en el mapa a uno de los deportes que más tirón tiene o está teniendo -todavía nos quedan unos días ... para disfrutar de él- durante el verano. Si han visto la película Origen, esa en la que Leonardo Di Caprio vive continuamente 'dentro de un sueño... dentro de un sueño... dentro de un sueño', recordarán que entre cabezada y cabezada utilizan una peonza para saber si están en su propia realidad o en el sueño de otra persona. Pues bien, Aitor Ancín e Igor De la Fuente, ambos integrantes de la selección de Euskadi de fútbol playa que en julio lograron el bronce en el campeonato de Comunidades Autónomas celebrado en la playa de La Zurriola, también son jugadores del Club de Futevolei Donostia, una disciplina que nació en las playas de Río de Janeiro y que grandes astros brasileños han puesto de moda en la última década.

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Hace poco más de dos semanas esta pareja donostiarra tuvo el privilegio y el honor de compartir un torneo con uno de los mejores jugadores de fútbol que nos ha dado la historia, el ex jugador del Barcelona y de otros clubes Ronaldinho. El ariete carioca es uno de los mayores precursores del futevolei y a comienzos de mes estuvo en Castedellfels como padrino de su propio torneo Northweek R10 Futevolei. Ancín y De la Fuente lograron proclamarse campeones en la categoría de plata. Charlamos con el primero de ellos. «Fue un sueño hecho realidad. Desde txikis hemos visto jugar a Ronaldinho y allí estaba, junto a nosotros. Él jugó unos cuantos partidos con sus cinco amigos brasileños. Después, estuvo de espectador viendo el resto de encuentros, entre ellos la final en la que nos alzamos con el primer puesto. Vio cómo de bien nos lo pasamos e hicimos muy buenas migas con él, hasta el punto de irnos a tomar algo con su cuadrilla y otros jugadores del torneo».

«El objetivo del club para el año que viene es formalizar la escuela y encontrar un pabellón»

Los jugadores del Club de Futevôlei Donostia llevan jugando aproximadamente 15 años en la playa de Ondarreta, pero no fue hasta la creación de la LNFV (Liga Nacional de Futevôlei) cuando empezaron a tener miras cada vez más altas, difundiendo los valores del deporte en equipo y fomentando la práctica de este deporte que en los pasados Juegos Olímpicos fue deporte de exhibición. «Cuando empezamos en esto del futevôlei éramos solo cuatro locos. Ahora mismo estamos más de 30 asociados. Creamos el club de Futevolei con el objetivo de que no fuese cosa de un día. Queríamos que con el paso de los años esto fuese a más y así lo hemos hecho. Ahora, con el verano llegando a su fin, hemos terminado la temporada y ya estamos pensando en la siguiente campaña. Hemos notado un incremento del interés por este deporte a través de las redes sociales. Queremos ponernos un poco más serios y formalizar del todo la escuela para poder realizar entrenamientos indoor durante el invierno. Encontrar un pabellón es lo que más no está costando».

Sin balón para jugar

Después de tomar unos refrescos con Ronaldinho durante la noche, Ancín y De la Fuente tenían por delante un viaje de vuelta de siete horas hasta Donostia, pero les surgió un plan mucho mejor. «A lo largo de la noche Ronaldinho nos dijo que de volverse a San Sebastián nada de nada. Que a las diez de la mañana quedábamos en la playa para echar un partido de verdad. Nosotros no nos lo pensamos dos veces y allí que nos plantamos, tras descansar unas cuantas horas. Así que allí estábamos, de buena mañana, esperando a Ronaldinho. Comenzamos a preparar la red y a cambiarnos hasta que apareció. Y ahora viene la parte graciosa de la historia. ¡De repente no teníamos balón! Tenías que ver las risas que se estaba echando diciéndonos: '¿Cómo es posible que esté organizando un torneo de futevolei y no tengamos un balón?'. Finalmente no pudimos encontrar ninguna bola, empezó a llegar mucha gente para fotografiarse con él, y tuvo que marcharse y nosotros de vuelta a Donostia. Fue un fin de semana fantástico».

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