Borrar
Algunas de las imágenes del patrón de San Sebastián. IÑIGO ROYO
¿Cuál es el San Sebastián más sexy de Donostia?
Arte

¿Cuál es el San Sebastián más sexy de Donostia?

La ciudad cuenta con numerosas imágenes de su patrón, al que se le representa como efebo musculoso, con poca ropa y abandonado a su dolor

Cristina Turrau

San Sebastián

Lunes, 16 de enero 2023, 07:28

La rockera Patty Smith, que ha visitado varias veces Donostia, algunas de incógnito, ha declarado su admiración por la imponente escultura de San Sebastián de la portada de la basílica de Santa María. Y además, la ha retratado muchas veces, tal y como explicó en una entrevista publicada el septiembre pasado con motivo de su última actuación en la ciudad. Y es que la escultura que preside la calle Mayor, de más de dos metros de altura, cumple bien el canon de la imaginería del santo: un joven apuesto y musculoso, de cabeza apolínea, asaeteado y abandonado a su dolor. Tratándose del patrono de la ciudad, no faltan imágenes del santo en museos, iglesias e incluso entre coleccionistas. En este reportaje trataremos de descubrir cuál es de todas ellas la más erótica o sensual –la Iglesia, gracias a Dios, ha respetado el sexy del santo–. Un mártir cristiano que ha llegado a convertirse en icono gay y benefactor del movimiento LGBTIQ. El soldado Sebastián había nacido en el año 256 en Narbona (Galia. Imperio romano) y murió en 288, apaleado por orden del emperador Diocleciano. Las flechas le habían llegado antes, pero de aquel ataque se recuperó, según cuenta la historia.

«El templo de Santa María se acaba en 1774 y su fachada tiene componentes barrocos y neoclásicos», explica Edorta Kortadi, profesor y crítico de arte, además de párroco de la basílica. «La imagen de San Sebastián es de esas fechas, de finales del barroco y comienzos del neoclásico».

El neoclásico recupera la tradición clásica y eso se nota en el santo que preside la fachada. «Su postura es la de un efebo, un joven en su plenitud», dice. «Está de pie, asaeteado, con una pierna adelantada, mostrando un poco de movimiento, igual que la mano, levantada sobre la cabeza».

Es una figura de bulto redondo, es decir, se puede mirar por todos los lados y está hecho en piedra de sillería, probablemente de Igeldo. «Está semidesnudo, con un paño que le cubre las partes pudendas y su cabeza está muy bien trabajada, siguiendo el modelo de uno de los esclavos de Miguel Ángel en la tumba de Julio II en la iglesia de San Pedro ad Vincula de Roma. Es un joven con barba, cabello ondulado y su cuerpo casi desnudo, bien musculado. Se ve en los pectorales, los ventrales y los pies tensionados».

«San Sebastián es patrón de pueblos y ciudades con mar; protege de males relacionados con la piel y el estómago», dice Kortadi

Precisamente en uno de estos músculos del santo, en la pierna, aparece una ruptura. «La talla necesitaría algo de restauración», explica el párroco. «Presenta daños por la acción de la lluvia y el viento. Hace unos 15 años, cuando se restauró el templo, la fachada –sobre todo el cascarón de la entrada, donde se encuentran las esculturas de la Asunción de la Virgen y la imagen de San Sebastián, además de las figuras que tiene alrededor– no se limpió con chorro de arena precisamente para no dañar la escultura. Estamos debajo del monte Urgull y hay que pensar en los temporales que atacan a la escultura, por muchas toneladas que tenga la pieza. Y eso que es bastante monumental. Con sus 2,30 o 2,40 metros de altura es de las más grandes del santo Sebastián en toda Gipuzkoa».

En nuestro recorrido por los sansebastianes apuestos de Donostia hay otras paradas obligadas. Una, en el de Miguel Ángel Álvarez en la iglesia de San Sebastián Mártir del Antiguo. El pintor tolosarra afincado en este barrio y fallecido en 2011 pintó dos murales a ambos lados del altar. En el de la izquierda aparece San José y la construcción de la ciudad –¿será porque al padre de Jesús algunos le atribuyen el oficio de cantero?– con una serie de obreros. A la derecha brilla con luz propia su San Sebastián asaeteado. Y brilla a pesar de que la pintura se deteriora con los años y reclama una restauración.

Miguel Ángel Álvarez. Parte del mural que pintó en la iglesia de San Sebastián Mártir UNANUE

Ambos murales están hechos en estilo cubista. «Es un cubismo sintético más que analítico. Picasso, Braque... esa comunidad de artistas, ante el desastre que hay en Europa por el fascismo en Alemania y las dos guerras mundiales, tratan de poner orden dentro del arte y crean el cubismo: meten en formas geométricas el desorden de la sociedad».

En el friso del San Sebastián de Álvarez aparecen una serie de soldados romanos. San Sebastián era jefe de una milicia romana, que murió por defender su fe cristiana frente a los dioses de sus compañeros. «Detrás de ellos y sobre una especie de montaña, aparece el santo atado a un árbol con la iconografía de todos los sansebastianes, sus flechas y en altura, cerca del cielo».

Un buen dibujante

A juicio de Edorta Kortadi, es un mural muy interesante, porque Miguel Ángel Álvarez, como decía su amigo Eduardo Chillida, era uno de los pocos artistas de su época que sabía dibujar bien. Su pintura tiene poco color. Abundan los grises con algunos naranjas, rojos y ocres. «Álvarez no era un pintor de contrastes, era un pintor de matices», dice. «Ascensio Martiarena, que era su maestro, siempre le decía que tenía que meter más color. Pero los cubistas prefieren el dibujo al color y Álvarez va en esa línea. Son unos murales muy importantes que hay que cuidar porque tienen sus pequeños deterioros».

Recreación de Zuriarrain. La escultura de San Sebastián de Nagel está en esta obra. ARIZMENDI
Imagen - Recreación de Zuriarrain. La escultura de San Sebastián de Nagel está en esta obra. ARIZMENDI

Llegamos al San Sebastián de Andrés Nagel, una gran escultura en fibra de vidrio, acompañada de dos elementos: un paisaje con montañas y la bahía de San Sebastián, por un lado, y la isla de Santa Clara, por otro. Su santo aparece con unos palos a modo de flechas y las manos atadas con cuerdas. La escultura pertenece a un coleccionista de Amezketa afincado en Donostia, que lo ha cedido a San Telmo. Actualmente está guardado en Gordailua. Nagel no da permiso de exhibir su obra porque está incompleta, ya que su 'isla' ha desaparecido.

En Santa María está la pintura de Luis Boccia, adquirida en 1815, en el retablo mayor, con el santo atado a un árbol, las flechas del martirio y una banda roja en la cadera por toda vestimenta.

Luis Boccia. Es el autor de esta pintura del retablo mayor de Santa María. ROYO

Sorprende la de Mikel Cristi. «La gente a veces la confunde con un perchero», relata Kortadi. «Alguna señora nos ha colocado el abrigo en una de las flechas. 'Señora', le hemos dicho, 'tiene su cabeza, su torso y sus piernas. Es un San Sebastián en toda regla'».

Un perchero? No, el santo de Mikel Cristi tiene cabeza, torso, piernas y... flechas. IÑIGO ROYO

Y hay una más en la basílica, el 'Sebastián' de Gotzon Etxeberria, escultor de Andoain discípulo de Remigio Mendiburu, que ha declarado que está prohibido «no tocar» a su santo. Que cada uno elija su favorito. Para la reflexión dejamos estas palabras de Susan Sontang sobre Sebastián: «Su rostro no registra la agonía física: su belleza y su dolor están eternamente divorciados el uno del otro».

En Filipinas lo veneran. De marfil, lo compró un coleccionista a un vasco de la diáspora.

De protector contra la peste, a benefactor contra el sida

San Sebastián fue un militar que siempre se ha representado como un joven alto, rubio, guapo y atlético que fue asaeteado por no doblegarse ante los dioses paganos. Por la sospecha de que se ha convertido al cristianismo, Diocleciano le obliga a que eche incienso a los dioses y él se niega. Las flechas son su castigo. Pero no murió asaeteado. Le recoge Irene, mujer de otro militar romano y lo cura. Vuelve ante Diocleciano y por mantener sus ideas muere apaleado.

Con la aparición del sida, el movimiento gay lo convierte en su santo protector. «En ese movimiento también hay gays cristianos», recuerda Edorta Kortadi. «Y algunos vienen a misa y comulgan. Hay quien piensa que no hay que darles la comunión. Otros en cambio pensamos que hay que darles comunión doble».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco ¿Cuál es el San Sebastián más sexy de Donostia?