Algo más que la sede de Bomberos

La directora, el inspector jefe, Javier Bayona, y el oficial de la división operativa, Imanol Andonegi, explican a DV que el traslado desde Easo a las nuevas instalaciones del paseo Otxoki supuso «una mejora del tiempo medio de respuesta a los avisos» que reciben los bomberos. Hoy en día la media de todas las intervenciones en la ciudad es de 8,7 minutos (11,64 en el caso de los municipios de Donostialdea). En caso de incendio, al 96% de los avisos en la ciudad se acude en menos de 10 minutos y hay siete barrios en los que se llega antes de 6 minutos, entre ellos Altza, Amara Berri, Egia, Intxaurrondo y Loiola. «Estar en la calle Easo solo favorecía a las salidas que se producían muy cerca del anterior parque porque el tráfico y los diferentes eventos penalizaban mucho todos los desplazamientos. Hoy estamos en la zona Este pero la variante nos permite desplazarnos de forma rápida a cualquier barrio».

De las 2.300 intervenciones que realizan de media cada año los bomberos, solo una cuarta parte tienen que ver con el fuego. El año pasado se acudió a 647 incendios (28,5%) y a 540 rescates (25,1%), se efectuaron 927 asistencias técnicas (40,8%) y se realizaron 125 acciones de prevención (5,5%). Las asistencias técnicas engloban operaciones tan variadas como el achique en inundaciones, hundimientos de edificios, nevadas, retirada de avisperos, desconexiones de alarmas...

Los bomberos suelen comentar que cuando no se sabe quién debe acudir a una emergencia se llama al servicio de extinción de incendios que, conforme pasa el tiempo, tiene que estar preparado para intervenir en más situaciones. La pandemia lo ha demostrado: la sociedad necesitaba desinfectar residencias de ancianos y se utilizó para ello a los bomberos. Solo en 2020 se efectuaron 430 desinfecciones de Covid y hubo 357 avisos de retirada o neutralización de nidos de avispa asiática.

Para tener capacidad de respuesta a todas estas demandas, el servicio debe estar bien entrenado. «En la sede de Easo debíamos desplazarnos para realizar cualquier maniobra o entrenamiento. Ahora es lo contrario. Realizamos las maniobras aquí y solo excepcionalmente salimos fuera». Las actuales instalaciones disponen de superficie suficiente y hasta de una torre para hacer prácticas variadas.

El helipuerto ha permitido efectuar en una década más de 600 operaciones aéreas con las diferentes entidades vinculadas a las emergencias, desde Osakidetza a la Ertzaintza pasando por el SAMU francés o el Servicio Navarro de Salud. «En una situación crítica nuestra sede podría tener dos o tres helicópteros operando si hiciera falta». Si se produjera una catástrofe de grandes dimensiones «se podría, incluso, habilitar un hospital de campaña» en el patio. La sede de Bomberos es un auténtico «centro logístico» para emergencias, con un sistema de alimentación eléctrica propio, sala de crisis, unidad de protección civil –organismo que coordina con diferentes departamentos municipales y de seguridad las respuestas a situaciones de riesgo– y está dotado de un sistema avanzado de comunicaciones. De su virtualidad habla el hecho de que la central de comunicaciones de los bomberos forales se ha terminado trasladando también a estas dependencias de Intxaurrondo, algo que ha mejorado la coordinación entre ambos servicios.

Los bomberos donostiarras dan servicio también a los municipios de alrededor de San Sebastián. Un 10% de sus intervenciones se hacen fuera de Donostia. En el caso de los incendios, el 25% de sus intervenciones tienen lugar en Donostialdea.

En los últimos diez años se ha procedido a la renovación de la mitad de la flota de vehículos pesados del cuerpo. Solo el camión escala de 42 metros tuvo un coste de 820.000 euros. Pero también se han renovado los 104 trajes de intervención de los bomberos –un arrendamiento a 5 años con un coste de 370.892 euros (6.181 euros al mes)–, que a partir de ahora serán de un mejor y más ligero material (la fibra orgánica P.B.I. o polibencimidazol), y se han sustituido además los viejos equipos de respiración por unos nuevos.

En los últimos diez años se ha reducido la interinidad de la plantilla al haberse cubierto con carácter fijo 60 de las 99 plazas que tiene la escala operativa, otro de los ejes que ha guiado la política del gobierno municipal. «Buscamos la máxima estabilidad porque eso supone mejores condiciones laborales y, en definitiva, un mejor servicio para el ciudadano», explica Martín Ibabe, quien destacó que el esfuerzo económico en renovar equipos y vehículos «permite dar respuestas con garantías cuando se producen situaciones críticas»

En la actualidad, el cuerpo completa coloca ventanas en los huecos de la torre de maniobras para realizar entrenamientos en mejores condiciones y a medio plazo tiene un proyecto para habilitar en el patio un nuevo hangar, donde ahora se ubica el surtidor y el lavadero, que permita poner bajo techo estas instalaciones y disponer de aparcamiento cubierto para los vehículos que hoy se quedan a la intemperie.