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El kiosco del Gran Casinofue escenario de grandesconciertos. FOTOTECA KUTXA
1880-1900: La Semana Grande del XIX
Una fiesta con historia

1880-1900: La Semana Grande del XIX

Se fijó que uno de los pilares de la fiesta serían los conciertos como complemento a los baños y a los toros

Javier Sada

San Sebastián

Lunes, 12 de agosto 2024, 02:00

Obligado resulta, en esta parte de la historia, volver a recordar la persona de José Arana porque dicho año construyó un Circo Ecuestre en Alderdi Eder (2.500 localidades) y, poniéndose en contacto con la Sociedad de Conciertos de Madrid, programó las primeras actuaciones de Pablo Sarasate en San Sebastián.

A las 11 en punto de la mañana del 8 de agosto, hora anunciada para el inicio del concierto, «se oyó un silencio sepulcral» cuando el maestro Vázquez alzó la batuta y comenzaron a oírse las primeras notas de 'La Colombe' de Gounod y 'La Polonesa' de Marqués, pero el entusiasmo llegó cuando Sarasate empuñó el arco con la 'Fantasía' de 'Fausto'... y 'hasta el aliento se contuvo para no perder ni el más leve sonido'.

Ofreció un segundo concierto el día 12 y un tercero, el día 17, esta vez en el Teatro Circo ubicado en la calle Garibay, hoy iglesia de los Jesuitas, junto a Guelbenzu y Gayarre, «a beneficio de Jaurrieta, villa navarra que había sido destruida por el fuego».

Las tertulias de los cafés y las que rodeaban al kiosco de la música, ocupando las sillas que se colocaban al socaire del frondoso arbolado, eran otros alicientes de aquel veraneo formado por «una fila interminable e incomparable de bellezas, acompañadas de sus mamás, papás y admiradores, que discurrían arriba y abajo por la Alameda dejando gratas y duraderas impresiones».

Se decía, se comentaba, que situándose San Sebastián a la vanguardia de la modernidad más refinada, el Ayuntamiento pensaba contar con una línea de tranvías y que iba a construir un hotel en el paseo de la Concha, que «tendría hasta lift o ascensor hidráulico», y a su lado, ya entonces, la juventud se aburría junto a sus mayores escuchando batallitas que no le interesaban y preguntando dónde estaban los bailes.

Música

En el Teatro Circo fueron muy aclamadas las actuaciones de Sarasate y Gayarre

Lo que pronto fue el 'abc' de la Semana Grande (toros en Eguia, conciertos en el kiosco y fuegos artificiales en la Zurriola), empezó a tomar cuerpo como eje de la misma y, con todos los añadidos e interesantes organizaciones habidas a través de los tiempos, siempre girando en torno a un mismo programa básico. San Sebastián se presentaba al viajero como el lugar donde «se ofrecía el espectáculo imponente del mar, junto al panorama espléndido de una vegetación cuyo fresco verdor encantaba la vista, con un clima agradable y sano», además del trato sencillo y afable del pueblo y «la pulcritud y aseo que resplandecían en el servicio doméstico de fondas y casas de huéspedes». Por todo ello no era de extrañar que, como promedio, a San Sebastián llegaban a diario, en agosto, 1.300 personas y 100 carruajes, y, también a diario, bajaban a la playa entre 5.000 y 7.000 señoras, 1.000 y 1.600 caballeros y entre 2.000 y 3.000 menores.

Actividades

Durante décadas, los conciertos, toros y fuegos artificiales marcaron el eje del programa

Curiosamente, tratando sobre «tradiciones» de Semana Grande, en varias ocasiones pueden leerse menciones a los hebreos, egipcios, persas e indios porque, se dice, de ellos procede la gran afición del vecindario de San Sebastián para degustar el llamado 'helado de la noche', perfeccionado en Italia e introducido por Procopio Cuttelles en París, mezclando frutas con chocolate, vainilla y canela. Su uso se había extendido tanto por Francia que pronto llegó a San Sebastián donde, «como el hielo es tan barato, el helado se ha popularizado tanto que se vende en botellas y garrafas».

1887, año clave

El año 1887 fue transcendental para la Semana Grande y para la ciudad en general. Se clausuró el Cementerio de San Martín, permitiendo el desarrollo de un barrio mirador de la zona de baños, se inauguró el Gran Casino, la reina María Cristina comenzó a veranear en San Sebastián, no dejando de hacerlo hasta su fallecimiento en 1929; se inauguró el Frontón Beti Jai, comenzó a funcionar el servicio de tranvías con atracción animal y se colocó la primera piedra del monumento a Oquendo, que transformaría los jardines que llevan su nombre.

Clásico

La tradición de comer 'el helado de noche' se hizo popular durante el verano

La decisión de viajar a San Sebastián, tomada por la Reina Regente por consejo del político Manuel Alonso Martínez, y velando por la salud de su hijo, cuyo historial médico recomendaba oxigenarse con la brisa del mar, trastocó el veraneo hasta entonces conocido. A la Corte siguió el Gobierno en pleno, políticos y aristócratas que hicieron necesario crear el Ministerio de Jornada y buscar ubicación para el Cuerpo Diplomático que, en su casi totalidad, se estableció en San Sebastián.

Dos hechos relevantes de aquellos tiempos fueron la llamada 'noche de los tiros de Sagasta', el año 1893 en la Avenida, y el atentado anarquista que, en el balneario de Santa Agueda, en Cestona, acabó con la vida de Antonio Cánovas del Castillo, jefe del partido conservador y presidente del Consejo de Ministros.

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