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Mal empezaron las cosas aquel año 1900: el luto en Francia por el asesinato del rey de Italia y el atentado contra el Sha de Persia, no facilitaba el plácido ambiente que se esperaba para unas vacaciones. Para más 'inri', Pablo Déroulède, Presidente de la liga de Patriotas Franceses, desterrado de Francia, había elegido San Sebastián como refugio. Instalado en 'Villa Alta', sita en Aldapeta, comenzó a reunirse con artistas y autores «no siempre amigos de Francia», al tiempo que las autoridades francesas suprimían los trenes que llegaban a San Sebastián, sustituyéndolos por otros más pequeños llamados «de recreo» con final en Hendaya.
Según el dicho popular, «a perro flaco todos sus pulgas», y el proyecto de construir un Kursaal o Gran Teatro de Verano y un Palacio de Invierno en los jardines de la Zurriola, hoy de Oquendo, previstos inaugurar el verano de 1901, cuyos planos, ya aprobados, se debían al arquitecto parisién, Mr. Tronchet, autor, en París, de los palacios de Navegación, Pesca, Caza y Bosques, se fue «al traste» por los problemas económicos, guerras, revoluciones, epidemias y huelgas.
La crisis obrera acechaba al país pero nativos y veraneantes la dejaron apartada cuando quedaron «con la boca abierta», en 1901, al ver el «colorido y exótico» vestuario de la comitiva, los carruajes, la música turca, y el refulgor de las medallas que acompañaban a la llegada de Ferid-pachá, cuñado del sultán Abdul Hamid, para hacer entrega al rey de la insignia de la Orden del Imsti.
Tanto los señores del bombín y el canotier, las señoras de la pamela y los grandes sombreros ajardinados, los joshemaritarras de las tascas de la parte vieja y los koskheros de San Vicente pudieron disfrutar aquellos «años felices», a partir de 1902, del tranvía que llegaba hasta la cima de Ulia y, desde 1903, de la plaza de toros del Chofre.
El Sindicato de Festejos, en nombre del Ayuntamiento, Diputación, Gran Casino, Club Cantábrico, Cámara de Comercio, Liga de la Propiedad, Círculo Easonense, Sociedad Hípica y Unión Artesana, rogaba encarecidamente que se iluminaran comercios y balcones, para que la estancia de los forasteros fuera agradable.
Tampoco en «aquellos locos años» el acoso al «bello sexo» estaba fuera del orden del día. En nuestra playa «aristocrática a ratos y plebeya casi siempre», una linda dama, de cuerpo menudo y grácil, de ojos arrobadores, de curvas correctísimas como modeladas por el buril de Fidias, una verdadera belleza femenina que salió de una caseta, en la playa, vistiendo elegantísimo y caprichoso traje de baño que estremeció hasta a las olas que la empujaban impacientes, originó que un numeroso concurso de bañistas, al apercibirse de la extraña aparición de una mujer bonita y elegante, se congregara en manifestación para presenciar su salida del agua, hasta el punto que, para llegar a su caseta, tuvo que ser protegida por los guardias».
Al tranvía de Ulia en 1907 se unió el teleférico de Torres Quevedo, en Ondarreta se inauguró el hipódromo de los Juncales, programándose interesantes «corridas de caballos», y en 1908 fue realidad la plaza de toros cubierta de Martutene, pero, lo que hacía perder el sueño a quienes tenían sus duros debajo del colchón era que el Gobierno, el Banco de España y la Compañía Arrendataria de Tabacos avisaban que la mayoría eran falsos, comprometiéndose a canjearlos por otros «de verdad», siempre y cuando «en su composición la plata fuera mayoritaria».
A los jóvenes que bailaban en verbenas y cotillones, varios doctores comentaron la relación existente entre el baile y la higiene y, ahora, con los ritmos actuales, «el baile de sociedad se ha convertido en pura gimnasia, siendo recomendable que la mujer se quite el corsé para corregir posturas viciosas».
Y para relax, en 1912 se inauguró el Balneario 'La Perla' con los más avanzados inventos higiénicos, encontrándose comodidad y cultura en el Hotel María Cristina y Teatro Victoria Eugenia, abiertos en julio, y, a partir del 25 de agosto, sentir adrenalina en el funicular a Igueldo. El año 1913, en el que la ciudad celebró sus Fiestas del Centenario, fue un hito la Exposición Histórico Naval, organizada por la Sociedad Económica Vascongada de los Amigos del País.
El 2 de julio de 1916 quedó inaugurado el Hipódromo de Lasarte y se escribió que: «Cuando una ciudad pone el letrero de lleno, es que está llena y no se puede pedir más», argumentando algunos que: «agradecidos estamos, se decía en el 19, a las huelgas, para que no vengan más forasteros», pero, por si acaso, las autoridades se dedicaban a tener el ojo bien abierto por si alguien hacía «tonterías», y por ello, sin alarmas ni alardes, tuvo vigilada la ciudad por la huelga que los agoreros anunciaban «general», pero que sus efectos fueron inexistentes, convencieron a todos que «San Sebastián era un pequeño paraíso, un oasis en el desierto, donde reinaba la tranquilidad».
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Amaia Núñez
Patricia Rodríguez e Izania Ollo | San Sebastián
José Mari López e Ion M. Taus | San Sebastián
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