El buzón de los lectores donostiarras

Sirimiri: «Un año» candada a la barandilla

Escribe Juanjo Alonso: «¡Por fin! Parece que después de multitud de quejas y reclamaciones de los ciudadanos sobre el anacrónico servicio de taxis de la ciudad y debido a la implicación interesada de las fuerzas vivas de la misma (Restauración y Turismo) las autoridades han reconocido la mala gestión de un servicio obsoleto y caro que no es comparable con la realidad moderna en otras ciudades. Los taxistas constituyen un verdadero 'lobby' de presión amparándose en el carácter municipal del servicio, por lo que no parecen dispuestos a una modernización efectiva del sistema, solamente admitiendo otros taxis de la comarca cuando haya carencias e incluso el aumento de las licencias administrativas correspondientes, todo ello sin permitir, de momento, la entrada de otros operadores que en otras ciudades (lo sé por experiencia propia) resultan ser mucho mas eficientes en cuanto al servicio, tiempo de espera y precios acordados de antemano. ¿Hasta cuándo los poderes públicos nos van a hurtar el uso de servicios de plataformas competitivas, modernas y más baratas y que nos proporcionen un servicio del siglo XXI asumiendo las últimas sentencias judiciales habidas sobre el tema».

José Félix A. opina: «El acceso al colegio Mayor Olarain desde el paseo de Ondarreta (detrás de la Facultad de Arquitectura), está peligroso por el estado de la calzada, prácticamente invadida por las ramas y los matorrales procedentes de la parte derecha de la carretera. En días de lluvia, como este pasado jueves por ejemplo, con poca visibilidad y/o cuando coincide en la bajada con otro coche, existe un serio riesgo de accidente. Y no les digo nada si el vehículo que baja es un camión… Alguien debería actuar ya en esta zona de la ciudad cuanto antes. Gracias».

Txus escribe: «Al Sr. J. M. C., muchas gracias por su clase de educación cívica y ordenanza municipal, en la cual todos estamos de acuerdo. Por lo demás, le diré, y vaya teniéndolo en cuenta, que los perros forman parte del núcleo familiar, como así está recogido legalmente y tienen tanto derecho a disfrutar de las playas como usted o yo. Aduce hechos concretos que es posible que se den, no es mi caso. También a mí me molesta que vengan familias con niños que corretean por la playa y ensucian toallas o que traigan música, pero tendré que asumirlo como lo que es... normal. Sea más tolerante y no saque las cosas de quicio. A todos nos molestan cosas en el día a día y tenemos que convivir con ellas».

Expone Luis Manterola: «Aprovechando que van a alterar el recorrido y lo van a ampliar en 200 metros, esa distancia se podría corregir si en vez de terminar en el Boulevard la prueba terminara, como lo hacen los ciclistas, en el Kursaal. Somos demasiados los donostiarras que semana tras semana estamos perjudicados por actuaciones de este tipo. Ruego a la organización de la prueba, al Ayuntamiento y a todos los que tengan que ver con el tema, que nos tengan presentes a los vecinos de la Parte Vieja y el Puerto».

Relata Ana Eugi: «El domingo a mediodía entré a los váteres de señoras del Paseo Nuevo. No hay dispensador de papel. Huele a demonios y está sucio como el infierno. Me dirijo a la persona que está encerrada en la cabina de acceso y le pido papel. Me dice que ni hablar, que el Ayuntamiento no pone dispensadores porque la gente se los lleva. Me quedo estupefacta. ¿Quién se va a llevar esos dispensadores? Parece más lógico que se estropeen y no se repongan. Reflexiono: hay una persona que te deniega el papel, y el váter está sucio y huele asqueroso. Que cada cuál saque sus conclusiones. ¡Pero que alguien ponga remedio a este asquito! ¡En el Paseo Nuevo! Por favor...».