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Martes, 16 de abril 2024, 07:44
A. Galarraga escribe: «La semana pasada acudí con mi madre de 86 años a Urgencias del Hospital Donostia. Durante las 6 horas que estuvimos ... allí, le llevaron 2 veces a los boxes sola (no me dejaron entrar) ya que me dijeron que tenía que estar en la sala de espera. A las 22.00 de la noche salió de uno de los boxes con el informe en la mano, sin que ningún facultativo me diera ninguna explicación de lo que le habían hecho, un diagnóstico o el tratamiento a seguir, en su caso. Me parece una falta total de profesionalidad, humanidad y empatía por parte del facultativo que le atendió».
Puri señala: «Por motivos familiares suelo coger el bus de la línea 37. Y los botones para solicitar la parada no están muy bien en esos microbuses. Hay que apretar mucho para que se encienda la luz».
Comenta Laura Amutxastegi: «Es una pena que el mirador que se encuentra en el monte Ulia y que tiene unas vistas maravillosas de la playa de la Zurriola, Urgull, etc, permanezca lleno de zarzas que ocultan unas fantásticas vistas. En este mirador situado junto al camino principal muchos donostiarras y turistas sacan fotos y selfies ante un paisaje excepcional, por lo que es lamentable que la dejadez del Ayuntamiento provoque que esté casi oculto. Por otra parte, es una vergüenza que un verano la cafetería del antiguo tiro al plato permanezca cerrada. Un sitio tan bonito y emblemático debería de volver a acoger una instalación hostelera y poner en valor un edificio que actualmente da pena verlo repleto de grafitis y abandonado».
Arantxa Goñi denuncia: «Sería de agradecer que el repartidor de pescado que todas las mañanas aparca en la zona de minusválidos de Isabel II y que tira las cajas vacías del pescado en el contenedor de basura las tire donde debe, en el garbigune, dado que en ese tramo de calle no hay ninguna pescadería y el olor es insoportable».
Josemari Otxoa comenta: «Estas tardes de buen tiempo numerosos jóvenes acuden a la zona de las antenas de Igeldo. Aparcan sus coches, sacan mesas, asientos y bebidas y disfrutan de las vistas. El problema es que se desentienden de que es una carretera y originan problemas a quienes conducimos a y desde Orio, ocupando la calzada y estrechando peligrosamente algunos tramos. Estaría bien que la Guardia Municipal acudiera una de esas tardes, entre las 7 y las 9, para poner orden y vigilar o sancionar el aparcamiento ilegal y peligroso de sus vehículos».
Marta envía las siguientes líneas: «A raíz del desgraciado accidente ocurrido en el Antiguo sugiero a quien corresponda que se coloquen espejos en las salidas de los garajes que atraviesan un espacio peatonal. En la calle Eustasio Amilibia hay dos garajes en rampa y el conductor no tiene visión para saber si va a cruzar en ese momento una persona. Esta misma situación ocurre en muchos garajes de toda la ciudad. Coloquen unos espejos, no sé si es cosa del Ayuntamiento o de las comunidades de vecinos, para tener más seguridad en estos garajes con rampa».
M. Jesús Aramburu «agradece profundamente al Servicio de Oftalmología del Hospital Donostia por su gran profesionalidad y calor humano».
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